martes, 22 de enero de 2019

La Lucha Interior


El pensamiento racional puede encontrarse ante dos situaciones: la certeza o la duda. Si dudamos es porque hay elementos que provocan cierta incertidumbre, lo cual puede llegar a un debate personal profundo, también conocido como lucha interior.

La idea general de lucha interior implica que hay dos elementos o fuerzas opuestas y nuestra mente se encuentra en medio. Así, la lucha interior se dirige hacia uno mismo, quien dialoga, discute y razona con su conciencia. El debate que se produce no es solamente de carácter racional, ya que también entran en juego nuestras emociones.


Cada lucha interior es estrictamente personal y no hay una descripción general válida para cada individuo. No obstante, sí resulta posible mencionar algunos trazos comunes en la mayoría de casos. Por una parte, hay una división entre lo que queremos hacer y lo que deberíamos hacer (entre los sentimientos y la razón). Es habitual que la lucha interior esté influida por elementos externos (por ejemplo, la opinión de los demás). Existe igualmente un aspecto contradictorio en la pugna interior, ya que las valoraciones a favor y en contra de algo están generalmente equilibradas. Al mismo tiempo, toda lucha interior debe ser resuelta de alguna manera (con una decisión determinada), aunque cabe la posibilidad de que se mantenga la duda de forma permanente.

En mayor o menor medida, todos las personas han tenido alguna lucha interior. Los adolescentes tienen que decidir sobre su futuro y es inevitable que tengan una confrontación de ideas e intereses en su mente. En el ámbito religioso también se presentan este tipo de luchas (el compromiso de servir a Dios puede entrar en contradicción con otras inclinaciones individuales).

La religión cristiana reconoce la existencia de una lucha interior como algo normal en cualquier creyente. Es una "amenaza" permanente y el buen cristiano debe afrontarla, pues en el fondo sabe que Dios le va a ayudar a vencer en esa lucha.

Desde un punto de vista moral, hay una pregunta que todos nos hemos planteado alguna vez: qué debo hacer. Este interrogante ya lleva implícito un componente de lucha o, dicho con otras palabras, hay un conflicto personal ante un acontecimiento que no nos deja indiferente (pensemos, por poner un ejemplo clásico, en el conflicto de un soldado que recibe la orden de matar).

La lucha interior no es aplicable a una simple duda (hago esto o aquello). Es algo más profundo y va acompañado de sufrimiento y de congoja. Podríamos decir que algo se rompe en nuestro espíritu y esa ruptura genera un enfrentamiento, una lucha.



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