Ignorar con inteligencia nos permite ganar en salud mental y
en equilibrio. Para conseguirlo debemos aprender a tomar mejores decisiones en
el día a día.
Sabio no es aquel que acumula muchos conocimientos y experiencias. Sino más bien quien
sabe utilizar de forma efectiva cada cosa aprendida y, además, sabe ignorar con
inteligencia todo aquello que no es útil, que no le permite crecer para avanzar como
persona.
Sabiduría es también saber diferenciar el lastre de lo que
le ofrece energía. Por que vivir es, al fin y al cabo, economizar y tener claro
qué es lo importante.
Ahora bien, parece que la mayoría no aplicamos esta sencilla
regla. Según un estudio llevado a cabo por el doctor Daniel Gilber, de la
Universidad de Harvard, las personas tenemos una capacidad asombrosa de
centrar la atención en cosas “que no están sucediendo”. Nos preocupamos
por aspectos que no son importantes minando así nuestra capacidad de ser
felices en el “aquí y ahora”.
El arte de saber ignorar con inteligencia no es fácil de
aplicar en nuestro día a día. Se debe, sobre todo, a que ignorar supone en
muchos casos alejarnos de ciertas situaciones e incluso de personas.
Estamos ante un acto de auténtica valentía, que debe venir precedido por un
tipo de discriminación meditada. Te invitamos a reflexionar sobre ello.
La primera regla de la vida nos indica que la persona más
sabia es aquella que sabe ser feliz y que es capaz de eliminar de su existencia
todo aquello que le hace daño o que no es útil.
Para ello, es necesario
adquirir una perspectiva no solo más positiva de las cosas,
sino también más realista, ahí donde el autoconocimiento y la autoestima siempre serán
fundamentales.
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