domingo, 20 de enero de 2019

Creatividad Compartida

Después de participar en el taller de “Procesos de Creación Compartida”, dictado por el músico y compositor italiano, Luca Belcastro, se le realizó una entrevista en este medio para desmenuzar las motivaciones y los detalles detrás del método enseñado en aquel taller.

Imaginémonos entrando a una galería de arte y encontrando de frente un cuadro que representa un retrato, la primera imagen que tu mente produjo de ese retrato en este momento es la creación personal de tus experiencias y pensamientos. 

Bien, cada artista posee también un cúmulo de experiencias, motivaciones y  herramientas que le llevan a crear, en este caso un cuadro, y el resultado estará en función de cómo combine el artista esos elementos. Si ostenta técnica quizás podamos observar en esa galería imaginaria un cuadro muy similar a una fotografía, si además de la técnica influye en el creador un proceso de reflexión acerca de lo que desea mostrar, como por ejemplo. Algunas motivaciones personales, el carácter mismo de quien será retratado o una interpretación de cómo lo ve el artista, seguramente observaremos algunas variaciones en la postura del modelo, en la composición del cuadro, en el uso de los colores o la falta de ellos, la elección de los materiales y hasta la presentación misma del retrato. De esta forma el o la autora de una obra sigue un camino propio, un proceso creativo de niveles más intrincados que la simple observación. 

Lo mismo se puede explicar en cualquier obra de cualquier disciplina creativa, ya sea una obra musical con el ordenamiento de sus tonos y la composición de su letra o los movimientos en el caso de la danza.

Pero si hablamos de lo esencial del procedimiento en cuestión, previamente a la culminación del cuadro que nos hemos imaginado, en el método de Belcastro existiría, además, un momento de crítica constructiva colaborativa al interior del grupo o colectivo de personas que son parte de este proceso, ingrediente que alimentará la obra del artista con esos aportes y puntos de vista, orientando así el rumbo final de la que ya se habría convertido en parte de una “creación colectiva”.


Para encausar una reflexión honesta acerca de los motivos que desearían mostrar en sus obras, las personas asistentes al taller tuvieron dificultad en desinhibirse, lo cual es un requisito primordial, pero, poco a poco la confianza para ese objetivo se fue dando. Luca Belcastro confiesa que, en la mayor parte de Latinoamérica, estas costumbres artísticas colaborativas son un denominador común y que influyeron de manera importante en el método que él estructuró.

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