jueves, 24 de enero de 2019

El Valor De La Conciencia

Proviene de las palabras latinas “cum”= con y “scientĭa”= conocimiento, pasando a significar el conocimiento que tiene alguien de su propia persona, y de lo que lo rodea.

La conciencia es el juez interior que gobierna nuestras acciones y nos impone las normas morales de acuerdo al código ético en ella conformado. Su inobservancia trae como castigo el remordimiento. La conciencia moral se va firmando en etapas desde edades tempranas de la vida. 

Se produce a través de la captación de estímulos sensitivos que interactúan con los valores aprehendidos por el sujeto.

Los estoicos elaboraron el concepto de conciencia, como un vigilante continuo de nuestros actos, e integrante del orden divino. La conciencia le permite al hombre controlar lo que puede controlar, y ante lo inevitable decidirse por la indiferencia. El cristianismo toma esta noción de conciencia, y la reformula. Santo Tomás de Aquino llamó sindéresis a la conciencia moral, facultad humana que le permite captar los principios universales y evidentes.

La conciencia impone al sujeto un imperativo categórico que libremente puede o no aceptar. Por el contrario, la naturaleza obliga al sujeto con independencia de su voluntad.

Hegel a partir de su confianza en la facultad racional del hombre, funda la filosofía en ella.

Heidegger sostuvo que la conciencia debe proyectarse al mundo, pero este mismo mundo condiciona a la propia conciencia, que está inmersa en ese mismo mundo, y por eso fracasa.

Para el psicoanálisis la conciencia se halla condicionada por el inconsciente. Marx llevó al plano político su idea de conciencia referida a las clases sociales, que le permitía al hombre reconocerse como miembro de un cierto grupo dentro de la sociedad con el que mantenía intereses comunes, y a los que se une para luchar en conjunto, reivindicando sus derechos.



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