lunes, 21 de enero de 2019

Haz Lo Mejor Que Puedas


Muchas veces nos obsesionamos con la perfección, buscando algo que no existe e intentando pulir detalles que casi siempre lo único que hacen es sembrarnos dudas sobre si estamos logrando lo que tenemos intención de lograr.

¿Puedes mejorar el resultado de lo que has hecho? Si la respuesta es positiva, sigue trabajando. Si la respuesta te genera dudas, quizás es que ya has hecho todo lo que podías hacer para que eso estuviese perfecto. A partir de ahí, todo lo que hagas de más probablemente sea una pérdida de tiempo, porque estarás dándole vueltas a algo que tú mismo no puedes mejorar.

Esto le pasa a mucha gente, acaban un trabajo concreto que a su juicio está mejor que bien, está perfecto, lo dejan reposar unas horas, y en una segunda revisión se dan cuenta de que no les convence. ¿No estaba perfecto? Hacen una tercera revisión. Ahora está bien. Tras un segundo reposo vuelven a revisarlo y tienen dudas ¿Quizá antes ya estaba bien? Esto se convierte en bucle infinito que sólo lo rompe el cansancio.

Pero ¿cómo evitar todo esto? Al final nos vemos envueltos en una rutina diabólica que nos impide avanzar buscando la perfección, gastando fuerzas y tiempo en lo que no podemos mejorar -aunque eso no lo sepamos.

Muchas veces pensamos que la perfección es lo que marca la diferencia entre el éxito y lo común, cosa que nos genera una gran presión y marca un listón muy alto, pero no nos dejemos engañar porque esto no es así. Lo que hace que tengamos éxito es el trabajo duro, constante, intentando hacer las cosas a nuestro mejor nivel y sin perder el foco. A partir de ahí las puertas del éxito se pueden abrir para cualquiera.

Así que recuerda siempre que te encuentres en una situación similar: no lo he de hacer perfecto, sólo lo mejor que pueda

Y tú ¿te sientes identificado con el perfil perfeccionista que busca en todo momento el resultado inmejorable?


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