"La mayoría de nosotros subestimamos de lo que somos todavía
capaces cuando estamos al límite"
La fuerza de la mente es x-veces superior a
nuestro cuerpo pero pocos logran activarla.
No son tiempos fáciles los que estamos viviendo. Muchas
personas están en situaciones difíciles que no les permiten tener una
visión optimista del futuro. Aunque incluso estés en una situación extrema con
deudas no tienes el derecho de rendirte.
Da igual si eres emprendedor o trabajas por cuenta ajena.
Todos tenemos momentos donde estamos al límite y cuesta mucho tirar para
adelante. Desde que corro maratones me considero una persona mentalmente más
fuerte. Cuando físicamente ya estas agotado después de 25km, tienes todavía
17km por delante pero aún así consigues terminar la carrera sabes que todo es
posible. Es entonces que te das cuenta de lo eres capaz de hacer si no permites
rendirte nunca y tu mente acaba siendo más fuerte que tu cuerpo.
1. No le eches la culpa a nadie: todo depende de ti. No
le eches la culpa a nadie. Si realmente quieres que las cosas cambien deja de
quejarte sobre terceros que no hayan hecho bien su trabajo. Otros han estado en
situaciones parecidas que tú y si lo han logrado. ¿Tal vez las cosas hubieran
sido más fáciles si España no estuviera en la situación de crisis que esta?
Puede. ¿Y si juegas a la lotería puede que te toque? Puede. Deja de perder tu
energía en justificar tu fracaso e inviértela en tu futuro éxito.
2. Visualiza el éxito: imagínate la sensación que vas a
tener cuando logres a salir de tu situación o puedas lograr el objetivo que te
has propuesto. Tienes que tener claro lo que quieres conseguir y visualizar que
ya lo has conseguido. Lo que la mayoría de las personas hace es dar un paso
delante del otro pero sin ser capaz de mirar más allá del tercer paso. Si no
tienes ni idea de lo genial que será el lugar al que vas a llegar no tiene
sentido esforzarse. En tu cabeza tienes que tener una imagen por la que vale la
pena luchar y no rendirse. Quítate ese cartel delante de la cara cuando andas
para que veas lo que te espera al final del camino y darte cuenta que realmente
merece la pena todo ese esfuerzo.
3. Divide el camino largo en pequeñas etapas: cuando tu reto
es muy grande o tu problema es muy gordo divídelo en muchas partes pequeñas. Para
Javier Echaleku esto significo ir pagando uno a uno las personas a las que
debía dinero. Con cada sobre de dinero que entregaba había superado una etapa y
avanzado un paso. Los estudios en la universidad no se finalizan con un examen.
Se dividen en muchas partes pequeñas porque si únicamente ves la montaña de
libros y páginas que vas a leer pierdes la fe que algún día acabarás con un
diploma.
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