El pasado 2 de octubre, en conmemoración del Día
Internacional de la no violencia,
se celebró en Barcelona el V encuentro de espiritualidad y no violencia, esta
vez centrado en los aportes de la mujer a la espiritualidad.
En estas jornadas participaron representantes de diversas
espiritualidades, que intercambiaron sobre el aporte que las mujeres habían
realizado en sus religiosidades.
Munira Kawthar de la Comunidad Sufí de Barcelona
El sufismo es la esencia del Islam y se le conoce como la
vía del corazón. Es un camino espiritual y un modo de vida que tiene como
objetivo conducir a aquel que va en busca del conocimiento al encuentro directo
e íntimo con Dios. Para ello debemos vaciarnos, limpiar nuestro corazón y
luchar contra nuestro ego y así poder ser llenados por la inmensidad de Dios,
pues el conocimiento divino solo se instala en un corazón limpio.
Practicamos 5 oraciones diarias, además de leer el Corán y
meditar sobre él, además intentamos ser conscientes de Dios en cada momento de
nuestras vidas. Para seguir el trabajo, el discípulo debe tomar un maestro que
lo guie, el objetivo es fundirse con la divinidad, pero antes habrá de pasar
por una serie de estados y estaciones.
La forma del sufismo es el Islam, que tienen una parte externa
llamada sharía o ley islámica y otra interna que es el sufismo. Aquel que
quiere iniciar el camino interior, además de cumplir la sharía ha de
experimentar los estados elevados del alma en vida, antes de nuestra muerte,
que es cuando cae el ultimo velo de la realidad. Por ello decimos que en el
camino espiritual hay que morir antes de morir, es decir morir al mundo a los
deseos y a nuestra propia personalidad para entrar en la amplitud de la
divinidad.
En cada uno
de nosotros se encuentra la chispa divina, hombre o mujer, pues ambos somos
iguales a los ojos de Dios.
En el Islam no tiene sentido competir contra el hombre o la
mujer y ciertas ideas provenientes de gente musulmana son erróneas y provienen
de costumbres que no tienen nada que ver con el Islam, que es una religión de
paz y misericordia.
La primera persona en hacerse musulmana fue una mujer, Jadiya,
esposa del profeta y como ella muchas otras mujeres tuvieron un papel
importante en el Islam: Aisha, Fátima, Râbica al-Adawiyya. Dentro del sufismo reconocemos
importantes místicos como Rumi, Hafiz, Ibn Arabi o Râbica al-Adawiyya,
que fue una mujer musulmana del siglo XIII de familia humilde que no dejó
ningún texto escrito pero fue comentada por gente de su época.
Una de sus
oraciones era: “Oh Ala no te serviré como un trabajador a la espera de un
salario, si te adorase por miedo al infierno arrójame a él, si te adorara
esperando el paraíso niégamelo, pero si te adorara por ti mismo, no me niegues
tu eterna belleza.”
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