Tender a un modelo de perfección y buscarlo durante toda la
vida es un sano estimulo cuando lo centramos como un medio para mejorar nuestra
vida y la de las personas con las cuales nos relacionamos.
La misma perfección se logra aprendiendo de los errores y
todos los seres humanos tienen derecho a equivocarse pues es el modo como se
hace experiencia en la vida y se aprende a madurar y mejorar en todos los
aspectos.
El problema no es la búsqueda de la perfección en sí, sino
la motivación que nos lleva a buscar la perfección.
Buscar la perfección puede
ser un ideal muy positivo cuando se hace con una dimensión de apertura a los
demás, por el bien personal y de los demás, y con una dimensión espiritual que
nos proyecta dando un sentido a todo lo que hacemos sin limitarlo a nosotros
mismos.
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