Uno de los primeros pasos para tomar conciencia de nuestra
capacidad creativa para trabajar en nuestro propio desarrollo
personal y alcanzar el éxito, es descubrir cuáles son nuestros
dones o habilidades especiales.
Una vez sabes cuáles son esas destrezas que te hacen
especial y en las que destacas, es importante visualizar todo
el potencial que puedes desarrollar si las pones a trabajar y las utilizas para
el logro de tus aspiraciones de vida, con objetivos concretos.
Por muy grandes que sean tus dones innatos, si en la
práctica no tomas acción, no serán útiles. Por ello, es básico que a través de
tu imaginación, crees un cuadro mental de lo que deseas hacer con ellos para
lograr diferentes objetivos y
metas en las distintas áreas de la vida, ya sean materiales, de
educación, de salud, espirituales o de otro tipo.
Anticipar mentalmente tus aspiraciones de vida, es algo
fundamental, porque tus pensamientos son los cimientos donde construyes tu
futuro, son la base que sustenta lo que tu denominas tu realidad.
De forma habitual, sólo anticipamos tareas cotidianas, como
nuestro trabajo diario, las compras rutinarias, nuestras aficiones del fin de
semana, o los viajes que deseamos hacer, por poner unos ejemplos. Pero debes
saber que tienes plena potestad para poder crear mentalmente la vida que deseas
tener y más tarde crear el plan de acción para que pueda materializarse.
Normalmente no lo hacemos con los sueños grandes, porque
estamos condicionados desde la niñez y también por nuestras propias
experiencias del pasado, en las que nos hemos sentido fracasados. Todo ello
conforma una programación
mental, que no nos beneficia para tener grandes objetivos, ya que a
menudo los vemos como algo imposible de lograr.
La mayoría de los inputs que desde pequeños hemos recibido
están basados en fijarnos y centrarnos únicamente en la realidad actual y no en
crear la realidad que deseamos, como si no estuviera en nuestra capacidad el
poder construir el propio destino y tuviéramos que conformarnos y resignarnos
al que nos imponen.
Frases como “deja de soñar”, “vaya fantasías o aspiraciones
tienes” o “eso no es para ti”, limitan mucho más de lo que creemos la capacidad
innata que todos tenemos para desarrollar nuestros dones y poder vivir la
existencia que deseamos con un propósito de
vida.
Basado en este condicionamiento que en mayor o menor medida
todos hemos recibido, la persona que desea romper con esas cadenas mentales que
lo limitan, debe saber que sólo cuenta con el poder de su mente y su voluntad
para transformar su realidad, pero que sólo eso le basta para lograrlo.
Si en las primeras etapas de la juventud no se realizan
estos cimientos sólidos, cada vez será más difícil poder transformarnos, puesto
que nuestra estructura mental será muy rígida. Esto lo puedes observar en
muchas personas que llegados a los 40 años, parecen no tener más aspiraciones en
la vida que el llegar a la jubilación para dejar de trabajar.
En otras ocasiones, algunos no tienen aspiraciones porque
les hicieron creer que eso es propio de personas ambiciosas y egoístas. La
ambición de este modo suele verse de forma peyorativa porque se asocia a quién
sólo desea riqueza y fama desmedidas, pero también es el deseo puro por lograr
nuestras metas y
superarnos personalmente.
Elimina de tu mente que las aspiraciones son
propias de los seres con ambiciones avariciosas, materialistas y sin escrúpulos
que pisan a los demás con tal de lograr sus propósitos.
Sin aspiraciones vivimos una vida insulsa y carente de
motivación, por el contrario, quien manifiesta aspiraciones auténticas y sanas,
es alguien que posee determinación y está dispuesto a esforzarse para ser la
mejor persona que pueda ser.
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