Si solo entendiéramos el hecho de que yo no escogí dónde
nacer y quiénes deberían ser mis padres para poder identificar mi etnia, raza y
nacionalidad; por ello soy responsable de lo que tengo, porque en la siguiente
etapa debo transmitir todo lo que herede y todo lo que soy a la próxima
generación y así sucesivamente.
Y en el caso que no tome seriamente el papel que me toca no
solo defraudé a los que me heredaron el paquete de identidad, sino que
también perjudiqué a los que me siguen provocando un vacío que puede
fácilmente proyectar confusión.
Lo anterior hace más que claro que cada uno de nosotros
pertenecemos a un grupo étnico, a una raza que tiene costumbres,
lengua y también modo de ser que engalana la sociedad humana en su diversidad
no confrontándonos, sino más bien armonizando sin presumir y mucho menos
retrayéndonos.
Alguna vez nos deberíamos poner a reflexionar qué sería de la
humanidad si cada grupo étnico no asumiera el papel de la secuencia que refleja
el pasado en su desarrollo histórico y todo lo que eso conlleva para que la
sociedad sea hoy lo que debe ser. Lo que narramos no tendría panorámica ni
tendría sentido, pero a pesar de los altibajos recordamos nuestra historia en
cada grupo y nos enorgullecemos del pasado. Por lo mismo debemos vivir de tal
manera que en el futuro a los que les toque hablar de nosotros también puedan
enorgullecerse con justificada razón.
Si analizamos los confortamientos que se viven hoy día entre
diferentes grupos étnicos notaríamos que no son más que perfiles enfermizos por
el simple hecho que tienen criterios comparativos, los cuales no son
concebibles porque cada grupo ve las cosas a su manera, pero si tuviéramos más
madurez podríamos aprender uno de otro para mejorar, no para cambiar su
perfil.
Si uno puede apreciar el arcoíris en sus colores y la
majestuosa belleza, igual sería si conviviéramos aceptándonos y valorándonos.
Dejaríamos ver lo armónico que podíamos proyectarnos a los demás seres humanos,
sea que nos visiten, o bien, lean de nosotros.
Nuestro mundo está suficientemente convulsionado y no
necesita de nosotros para poder lograrse en su perfil negativo.
Nosotros, con la multiculturalidad y diversidad de pueblos que estamos en un territorio tan reducido, podemos ser como una joya que otros podrán admirar por la belleza étnica que contenemos.
Usted y yo somos los primeros que debemos emprender este
cambio y que nos sigan los demás.
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