Ser auténtico
significa tener el valor de ser el que cada uno realmente es, en forma íntegra
y sincera, sin tener en cuenta modelos externos, modas, tradiciones o creencias
y aceptando todas las limitaciones y cualidades que cada uno posee.
La persona autentica es la que se ama a sí misma, se acepta y reconoce
que tiene muchas cualidades por mejorar. Siempre busca el lado positivo de las relaciones y lucha por lograr
sus metas.
En ocasiones, la
auto-aceptación se hace más difícil cuando nos lamentamos por lo que no
tenemos.
En distintos momentos y circunstancias, personas me han dicho:
"si hubiera nacido en una familia con mejor posición económica, otra cosa
hubiera sido"; "si yo tuviera las cualidades que aquel tiene…";
"si hubiera tenido la posibilidad de una mejor educación…"; "si
se me hubiera presentado esa oportunidad…". Si hubiera, si hubiera…
Juan* es un hombre
de 47 años que llega a mi consultorio porque ha empezado a sentirse
desmotivado, sin ilusiones, y considera que su vida no tiene mucho sentido.
Cuenta que en los últimos años ha empeorado, sin embargo cree entender que
desde niño para él era muy importante la aprobación de los mayores. Comenta que
cuando no tenía la aprobación de un adulto sentía que no valía la pena vivir.
Siempre intentaba hacer su mayor esfuerzo por agradar a los demás, hasta llegar
al punto de imitar formas de caminar, pensar, hablar y hacer cosas que los
otros creen que son correctas.
Una persona que no
es lo quiere ser, es decir, que no se acepta a ella misma, buscará la
aceptación en el mundo de afuera, fingirá ser alguien que no es, intentará
parecerse a lo que cree es aceptado, y tratará de vivir para los demás. Entre
más uno intenta ser lo que los demás quieren o esperan de uno, más se pierde
fuerza de carácter, confianza, autoestima y consciencia de lo que en verdad uno
quiere realmente. Vivir de esta forma es ser artificial. Y lo artificial es una
copia: es algo, hasta cierto punto, mecánico y muerto.
Ser lo que uno es
tiene más poder y fuerza que lo que quizá pensamos. Actuar a partir de lo que
simplemente somos es uno de los grandes pasos no sólo para lograr confianza y
conocimiento personal, sino para darse el Poder de ser auténtico.
Desafortunadamente,
en la escuela, el trabajo, la televisión y otros medios de comunicación, se
aprenden muchas conductas artificiales. Aprende uno a competir, a tratar de ser
lo que no se es y tener lo que todos tienen o se debe tener con tal de ser aceptados.
Es muy difícil
reconocer, y mucho más aceptar, que en muchas ocasiones no estamos actuando con
autenticidad, que te acomodas a lo que los demás quieren o a lo que crees que
quieren. Por eso, es necesario hacerse la pregunta: ¿Qué hacer para ser autentico?
- El primer paso para ser aceptado en tus diferentes entornos,
es empezar a amarte, respetarte y cumplir con todo lo que comprometas contigo
mismo.
- Para ser tú mismo: debes explorar a
fondo cuáles son tus valores, conectarte con ellos y a partir de estos
establecer una Visión de cómo quieres verte en un tiempo. También te permitirán
saber que te apasiona de verdad, los talentos y habilidades.
- Para ser sinceros con los demás debemos
ser honestos con nosotros mismos, procurando hacer el menor daño y conseguir el
máximo beneficio para todos. A veces no resulta fácil, pero tampoco es
imposible.
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