miércoles, 9 de enero de 2019

Convergencia Social


En los últimos años hemos visto el surgimiento de un nuevo fenómeno político: en algunos casos los movimientos sociales han asumido un papel más protagónico en el espacio electoral, en otros han surgido nuevos partidos políticos desde los movimientos sociales, y en otros, los movimientos políticos y sociales han unido sus fuerzas para crear nuevas realidades que están redefiniendo la forma en que se ve la política hoy en día.

El fenómeno se repite en diferentes continentes. Podemos y los ayuntamientos del cambio en España, France Insoumise, DiEM25 en Europa y el Frente Amplio Chileno ilustran algunas diferentes variaciones del fenómeno.


Sin embargo, y a pesar de los avances, hay muchos desafíos: ¿Cómo pueden coexistir movimientos y partidos sin renunciar a su propia identidad? ¿Cómo evitar ser tachados de ingenuos fenómenos izquierdistas? ¿Cómo conseguir que sean verdaderamente transversales? ¿Cómo pueden dar participación a los individuos? ¿Cómo pueden evitar la dependencia de ciertos personajes mediáticos para conseguir espacio en los medios de comunicación? ¿Y cómo pueden equilibrar la necesidad de una participación abierta y “horizontal” a la vez que mantener mecanismos eficientes para la toma de decisiones y confiar en quienes fueron elegidos para representar a todos los miembros? ¿Cómo progresar en los objetivos sociales de estas plataformas y partidos frente al avance del neoliberalismo?

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