“Me siento mal por lo que me ha dicho mi amigo, pero no le he dicho nada para que no se enfade”, “no le puedo decir a mi pareja que quiero romper para no hacerle daño” ¿Cuántas veces no te has animado a decir lo que sientes? Nos callamos por miedo a la reacción de los demás, por temor a mostrar lo que sentimos, pero al final los que nos sentimos mal somos nosotros.
Si no decimos lo que pensamos o lo que sentimos las otras personas no lo podrán adivinar y nos sentiremos cada vez peor. Decir lo que sientes, comentar tu opinión, dar ideas, decir que no, te hará sentirte liberado y dueño de tu vida. Ser asertivo es afirmarse uno mismo.
“Siempre di lo que sientes y haz lo que piensas.”
-Gabriel García Márquez-
Decir lo que pensamos nos puede producir temor y ansiedad, pero no decir lo que pensamos o sentimos puede afectar a la relación con otras personas. Por eso, a continuación te proponemos 5 razones para decir lo que realmente sientes.
Te sentirás liberado
Cuando expresas tus opiniones o sentimientos con respeto, con amor y con cariño, y dejas salir fuera lo que te preocupa o lo que te molesta, vas a sentir una profunda liberación, porque no expresar nuestras emociones es un peso que llevamos día a día, que va perjudicando nuestras relaciones con los demás sin que nos demos cuenta.
Te sentirás más cercano respecto a la otra persona
Cuando ya no hay barreras porque dos personas han expresado todo lo que querían decir, se crea una cercanía, una intimidad en la que la confianza se refuerza y la relación mejora. Ya sabemos cómo se siente la otra persona y cómo nos sentimos nosotros y eso proporciona una gran paz.
Serás tú
Si escondes lo que piensas, te estás escondiendo a ti mismo, creas un muro que no se ve alrededor tuyo y nadie puede ver cómo eres realmente. Sin embargo, al hacer salir todos tus sentimientos, con palabras, con miradas, con abrazos, con besos, te sientes más vivo, porque eres tú, ya no te ocultas detrás de lo que no dices y te permites disfrutar de tus sentimientos expresados en palabras y gestos.
Si no te muestras como eres, los demás tendrán una idea equivocada de ti, una imagen que es sólo eso: imagen; no te verán y no podrán apreciar por lo que realmente eres y las virtudes que tienes.
“La vida no es fácil, para ninguno de nosotros. Pero… ¡Qué importa! Hay que perseverar y, sobre todo, tener confianza en uno mismo. Hay que sentirse dotado para realizar alguna cosa y que esa cosa, hay que alcanzarla cueste lo que cueste.”
-Marie Curie-
Mejorarás tu comunicación
Cuando aprendes a decir no, a decir lo que sientes, la comunicación con otras personas pasa a otro plano donde todo es transparente y no hay nada que ocultar. Un plano en el que te sentirás mucho más cómodo puesto que ya no tendrás miedo de expresar lo que tu mente y tu cuerpo desean.
Alcanzarás la coherencia
Si no decimos lo que sentimos, se crea una incoherencia muy grande entre lo que somos y lo que estamos mostrando de nosotros mismos. Sin embargo, cuando aprendemos a hablar, a verbalizar lo que nos preocupa, alcanzamos la coherencia entre nuestro interior y nuestro exterior.
Para decir lo que sientes simplemente tienes que aprender a ser asertivo. La asertividad se utiliza para exponer a otras personas cuáles son tus verdaderos deseos, qué es lo que necesitas, demostrando así dignidad y confianza en uno mismo. En un artículo de la psicóloga María Luisa Naranjo (2008) aborda el concepto de asertividad desde las muchas definiciones que han aportado diferentes estudiosos, y entre ellas podemos encontrar la asertividad como «la expresión apropiada de las emociones en las relaciones, sin que se produzca ansiedad o agresividad» (Güell y Muñóz, 2000) 0 como «la expresión de nuestros sentimientos de una manera, sincera, abierta y espontánea, sin herir la sensibilidad de la otra persona» (Melgosa, 1995).
Para ser asertivo, te damos algunos consejos:
Cambia tus pensamientos negativos por otros positivos
A veces tendemos a decirnos a nosotros mismos cosas muy negativas, como “No puedo”, “no soy capaz”, “¿qué van a pensar los demás si digo lo que quiero, se van a enfadar conmigo?”. Todos esos pensamientos afectan a lo que sentimos y van construyendo una barrera entre nosotros y los demás. Una barrera de palabras sin pronunciar, de sentimientos sin expresar.
Intenta cambiar todos esos pensamientos negativos por frases más positivas: ¡Lo voy a intentar, si no lo consigo no pasa nada, habré aprendido! ¡Voy a decir lo que pienso con respeto hacia los demás y siendo fiel a mi mismo!
Ten claro que otras personas no pueden leer tu mente
Aunque resulta obvio, a veces nos enfadamos y tendemos a decir que no nos pasa nada, pero sentimos rabia o enfado y cuanto más tiempo los retengamos va a ser peor para nosotros. Ten en cuenta que los demás no tienen la capacidad de leer tus pensamientos, ni de adivinar lo que sientes, es necesario que lo verbalices para que sepan qué te ocurre.
Es más, en muchas ocasiones podemos llegar a sentir malestar e ira hacia otros porque no son capaces de adivinar qué nos ocurre. Esto se da sobre todo en parejas, cuando escuchamos frases como: «me conoces lo suficiente como para saber lo que me ocurre». También se da entre padres e hijos y entre amigos. Es importante saber que por mucho que nos conozcan no siempre van a saber lo que nos ocurre, por lo que antes de enfurecernos y esperar a que lo adivinen, es más sano comentarlo abiertamente.
Recuerda tu objetivo
Cuando te propongas decir lo que sientes, no te desvíes de tu objetivo, recuerda por qué lo quieres hacer, no te eches atrás y piensa en que seguro que te vas a sentir mejor. Además en la mayor parte de las ocasiones, lo que tememos no ocurre, por lo que muchas veces nos preocupamos inútilmente.
Un gran número de veces solemos adelantar un resultado exagerado por parte de la persona receptora de nuestro malestar y cuando por fin nos decidimos a hablar, ocurre todo lo contrario. Es importante no adelantar acontecimientos negativos para no frustrar nuestro objetivo, pero sí es fundamental decir las cosas con comprensión y respeto.
Sé claro en lo que expresas
Para comunicarte adecuadamente debes ser claro en lo que dices, no te compliques dando rodeos, comienza por lo importante y dilo claramente. Utiliza las palabras que describan con exactitud lo que deseas y tus interlocutores te lo agradecerán. Es recomendable utilizar un lenguaje directo y que no de pie a las malas interpretaciones. Mucha gente, por miedo o por inseguridad, intenta abordar el tema de forma indirecta antes de «ir al grano». Lo mejor es ser sincero, claro y directo y si hay alguna duda, resolverla de la mejor forma posible.