Según Nietzsche, libre es “lo que no es perturbado
ni desviado en su dirección, lo que no es objeto de coacción alguna”. Y para
hacer uso de esa libertad, dice que no se debe sentir vergüenza de uno mismo.
Ese es el sentido de la libertad realizada.
Pero esta libertad puede ser cubierta por el temor
de asumir con decisión nuestro propio destino y enfrentarnos a él, por lo que
terminamos no haciéndonos cargo de nuestra responsabilidad como individuos.
Entonces se hace muy difícil asumir que podemos
elegir libremente, sin condicionamiento externo alguno que nos acote el abanico
de posibilidades. En caso de haber alguno, este condicionamiento hará que
optemos por lo que nos haga sentir más seguros. Queramos o no siempre estamos
condicionándonos, ya que perseguimos la seguridad, conciente o
inconscientemente.
Cada uno de nosotros se maneja con un margen de
maniobra que nos permite una segunda oportunidad. Siempre podemos animarnos a
tomar otra de las alternativas que tengamos a nuestro alcance. El problema
radica cuando nuestras limitaciones, es decir, las seguridades que anhelamos,
no nos permiten arriesgar e intentar elegir otra de las posibilidades por temor
a fracasar.
La libertad es una facultad natural que posee el
hombre de obrar o no hacerlo, y de elegir la manera en que lo hace, siendo por
ello responsable de sus propios actos.
Primero, hay que hacer una breve diferencia entre
optar y elegir. Cuando uno opta por algo, lo hace entre varias posibilidades,
seleccionando una por comodidad o seguridad más que por preferencia. En cambio
cuando elegimos, estamos dando preferencia a esa posibilidad ya que existe un
fin o un porque para decidirse por ella.
La opción es la facultad de elegir con un
condicionamiento de por medio, en cambio la elección es absolutamente
deliberada, teniendo plena libertad de acción para poder evaluar lo que
queremos. Se opta por miedo, se elige porque se quiere.
La mayor parte de nuestra vida nos la pasamos
optando, dejamos las cosas en manos del destino. Esto hace que no nos
comprometamos con nuestra elección de vida, con lo que realmente queremos para
nosotros.
Siempre creí que el compromiso pasa por uno mismo.
Cuando uno se compromete con algo da su palabra. El compromiso es una elección.
Salvo cuando optamos o dejamos que otro decida por nosotros, nos comprometemos
por obligación.
Entonces llegó la hora de tomar las riendas de
nuestro destino y empezar a elegir lo que realmente deseamos. Tenemos que
comprometernos con nuestra propia libertad. La poca responsabilidad, el miedo y
la comodidad hacen que no podamos llevar a cabo la vida que queremos.
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