miércoles, 8 de enero de 2020

Mantener La Ilusión


La ilusión es la “chispa de la vida”, sin ella, la vida pierde color, todo se vuelve monótono, apagado y nada tiene sentido. Recuperar la ilusión o volver a ilusionarnos conlleva buscarla, y salir del momento apático en el que vivimos. 

La ilusión, hace que cada momento de la vida sea especial y único, además vivir con ilusión nos permite adelantar el momento deseado, ya que la ilusión nos motiva a visualizar, a proyectar y desear lo que queremos vivir, de manera que lo disfrutamos antes de que llegue.

“No rechaces tus sueños. ¿Sin la ilusión el mundo que sería?”
-Ramón de Campoamor-

¿Dónde habita la ilusión?

La ilusión habita en aquellos instantes de la vida que nos acercan a nuestros proyectos. Se trata de desear conseguir algo, y poner toda nuestra energía en conseguirlo. La ilusión es ese sentimiento interno que nos hace disfrutar antes de que nuestro deseo se haya cumplido. Podemos potenciar la “chispa de la vida”, si nos proponemos hacerlo cada día.

La Ilusión habita en nuestro interior y en la forma en la que hacemos las cosas. Podemos vivir nuestro día a día, de forma monótona, sin ganas, rutinariamente, en automático, es decir, sin ilusión por vivir.

Pero también podemos proponernos vivir cada instante, como si fuera único, poniéndole todas nuestras ganas, nuestra alegría, toda la ilusión, porque sabemos que estamos más cerca de conseguir aquello que queremos conseguir.

Vive cada instante con la misma ilusión que cuando eras niño, expresándolo a quienes te rodean, sacándole la parte buena de lo que vives hoy, aprendiendo, disfrutando y sintiéndote en el camino de conseguir lo que te propones.

Agradece a la vida cada instante, bueno o malo, porque todos nos hacen aprender y mejorar en la vida, y esto también forma parte de la vida que estás deseando vivir, ya que para llegar a dónde te propones, también tienes que crecer y aprender para poder conseguirlo.

Ilusiónate, emociónate, sorpréndete por todo lo que te ocurre, la vida sigue siendo tan mágica como cuando eras pequeño, sólo tienes que querer que sea así y sentirlo, y entonces recuperarás la ilusión de la infancia, con la madurez del adulto.




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