Podríamos decir que aprender es el proceso por el que una persona o un grupo social adquieren conocimientos, capacidades, habilidades, bagaje cultural, lenguajes, normas, creencias, reglas de conducta, inteligencias, ….
Aprender significa «adquirir el conocimiento de algo por medio del estudio o de la experiencia o la vivencia. Si nos fijamos en la etimología apprehendere significaba «coger», «tomar». Este concepto de tomar nos lleva a una primera reflexión: Aprender es una acto de voluntad. Cuando tomamos algo: tomar decisiones, tomar compromisos, incluso tomar una bebida, …) hacemos un ejercicio de tomar partido, de haber elegido algo. Por lo tanto el aprendizaje cotidiano depende de la actitud que tenemos ante la posibilidad de adquirir nuevos conocimientos. El motor es el hecho de optar, de tener conciencia, desde la curiosidad.
Sólo aprendemos lo que queremos aprender, lo que no fijamos desde el aprendizaje es fugaz y no lo incorporamos en nuestros comportamientos ni acciones. Querer aprender es un hecho indispensable en la construcción del conocimiento propio que vivimos cada día. Para optar, para tomar una decisión necesitamos saber y tener conciencia, por tanto aprender es una forma de hacer consciente la vivencia, la experiencia, desde la voluntad desde la comprensión «comprender»
Sólo aprende quien quiere aprender, aprender nos pide unos comportamientos específicos que nos han de encaminar el aprendizaje significativo en el que los contenidos nuevos se relacionan con conocimientos previamente adquiridos por la persona y que por lo tanto son la base nuevos aprendizajes significativos, por lo que quedan asimilados a la estructura cognitiva personal. Es un cambio metodológico que implica que la capacidad de aprender es el eje vertebrador del progreso personal Somos protagonistas de nuestro proceso de aprendizaje.
Aprender nos pide no tener un rol pasivo, nos mueve a tener flexibilidad y mente abierta para vivir la experiencia. Este hecho que nos permite profundizar en lo que conocemos. Aprender requiere un compromiso claro y exigente que facilita que podamos alcanzar aprendizajes potentes y perdurables que no nos permiten volver atrás.
Para aprender debemos ser como una esponja. Debemos observar y absorber y exprimir los conocimientos adquiridos. La capacidad de aprender nos pide que seamos capaces de observar, en el sentido de prestar atención. Podríamos definir la observación como la mirada atenta y continuada que nos permite descubrir, la realidad del entorno que nos rodea. Esta mirada nos ayuda ampliar la visión y por tanto a conocer, vivir y reconocer nuevas posibilidades que se traducen en aprendizajes que podemos aplicar en nuestra vida cotidiana.
También debemos ser capaces de absorber. Absorber información nueva constantemente nos ayuda a descubrir un abanico de posibilidades. La capacidad de absorber se fundamenta en la curiosidad, querer conocer, querer saber. Cuanto más sabemos, más queremos saber. La curiosidad nos activa la capacidad de escucha, ya que es escuchando cómo podemos saber más.
Pero el aprendizaje no tiene sentido sino se traduce en acciones de utilidad, en acciones de valor hacia el entorno social o personal. No debemos hacer un uso egoísta de los aprendizajes que logramos, es necesario que desde la generosidad, entendida como capacidad de generar oportunidades en los otros, seamos capaces de exprimir el conocimiento para hacer que éste se traduzca en mejoras tanto a nivel personal como en la relación con los demás. El aprendizaje aplicado al mundo laborar nos permite ser creativos pero nos pide el compromiso, la exigencia de compartir lo que sabemos para construir una sociedad más justa.
Seamos esponjas !!!!
Aprender significa «adquirir el conocimiento de algo por medio del estudio o de la experiencia o la vivencia. Si nos fijamos en la etimología apprehendere significaba «coger», «tomar». Este concepto de tomar nos lleva a una primera reflexión: Aprender es una acto de voluntad. Cuando tomamos algo: tomar decisiones, tomar compromisos, incluso tomar una bebida, …) hacemos un ejercicio de tomar partido, de haber elegido algo. Por lo tanto el aprendizaje cotidiano depende de la actitud que tenemos ante la posibilidad de adquirir nuevos conocimientos. El motor es el hecho de optar, de tener conciencia, desde la curiosidad.
Sólo aprendemos lo que queremos aprender, lo que no fijamos desde el aprendizaje es fugaz y no lo incorporamos en nuestros comportamientos ni acciones. Querer aprender es un hecho indispensable en la construcción del conocimiento propio que vivimos cada día. Para optar, para tomar una decisión necesitamos saber y tener conciencia, por tanto aprender es una forma de hacer consciente la vivencia, la experiencia, desde la voluntad desde la comprensión «comprender»
Sólo aprende quien quiere aprender, aprender nos pide unos comportamientos específicos que nos han de encaminar el aprendizaje significativo en el que los contenidos nuevos se relacionan con conocimientos previamente adquiridos por la persona y que por lo tanto son la base nuevos aprendizajes significativos, por lo que quedan asimilados a la estructura cognitiva personal. Es un cambio metodológico que implica que la capacidad de aprender es el eje vertebrador del progreso personal Somos protagonistas de nuestro proceso de aprendizaje.
Aprender nos pide no tener un rol pasivo, nos mueve a tener flexibilidad y mente abierta para vivir la experiencia. Este hecho que nos permite profundizar en lo que conocemos. Aprender requiere un compromiso claro y exigente que facilita que podamos alcanzar aprendizajes potentes y perdurables que no nos permiten volver atrás.
Para aprender debemos ser como una esponja. Debemos observar y absorber y exprimir los conocimientos adquiridos. La capacidad de aprender nos pide que seamos capaces de observar, en el sentido de prestar atención. Podríamos definir la observación como la mirada atenta y continuada que nos permite descubrir, la realidad del entorno que nos rodea. Esta mirada nos ayuda ampliar la visión y por tanto a conocer, vivir y reconocer nuevas posibilidades que se traducen en aprendizajes que podemos aplicar en nuestra vida cotidiana.
También debemos ser capaces de absorber. Absorber información nueva constantemente nos ayuda a descubrir un abanico de posibilidades. La capacidad de absorber se fundamenta en la curiosidad, querer conocer, querer saber. Cuanto más sabemos, más queremos saber. La curiosidad nos activa la capacidad de escucha, ya que es escuchando cómo podemos saber más.
Pero el aprendizaje no tiene sentido sino se traduce en acciones de utilidad, en acciones de valor hacia el entorno social o personal. No debemos hacer un uso egoísta de los aprendizajes que logramos, es necesario que desde la generosidad, entendida como capacidad de generar oportunidades en los otros, seamos capaces de exprimir el conocimiento para hacer que éste se traduzca en mejoras tanto a nivel personal como en la relación con los demás. El aprendizaje aplicado al mundo laborar nos permite ser creativos pero nos pide el compromiso, la exigencia de compartir lo que sabemos para construir una sociedad más justa.
Seamos esponjas !!!!
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