"Antes de
conocer esta cognitividad, esta yosoidad, ¿dónde está la ilusión? Antes de
la consciencia, ¿dónde estaba la ilusión? La ilusión principal es sólo esta
cognitividad yo soy. Antes de eso no había ninguna ilusión. Esta
consciencia misma es la fuente de la ilusión. Esta ilusión o
cono yosoidad no permanece como algo eterno."
Nisargadatta Maharaj
"Yo soy", "yosoidad", eseidad o
consciencia son diferentes palabras que Nisargadatta utiliza para referirse a
lo mismo: la sensación que los seres vivos tenemos de ser, de existir, de estar
vivos. Este es un aspecto fundamental y al que N.M. se refiere de manera
constante. Es muy importante entenderlo bien. De aquí en adelante te recomiendo
que cuando se hable de "Yo soy", "yosoidad", eseidad o
consciencia tengas presente que se está haciendo referencia a esa sensación de
ser, de existir, a esa experiencia tan íntima. Esta "yosoidad" es la
primera sensación que nos asalta cuando nos despertamos, y nos acompaña a lo
largo de nuestro estado de vigilia. En cambio, cuando estamos en el sueño
profundo, nos desmayamos o cuando decimos que una persona ha muerto, esta
sensación no está ahí. Lo real es todo aquello que permanece siempre y que no
experimenta cambio alguno.
Podemos deducir entonces que esta sensación de ser,
esta "yosoidad", este "yo soy", es algo irreal, porque
aparece y desaparece, no está siempre presente.
Sin "yo soy" no hay mundo
El mundo, y todo lo demás, surgen después del
"yo soy". Sin "yo soy" no hay mundo. N.M. compara el
"yo soy" con la semilla de un baniano, pequeña de tamaño pero
potencialmente un árbol de grandes dimensiones. Asimismo, esta
"yosoidad" hace aparecer el inmenso mundo y toda su "Maya".
Cuando surge el "yo soy" aparece todo (estado de vigilia). Cuando el
"yo soy" se sumerge, se sumerge todo (estado de sueño profundo,
desmayo, muerte). Si el "yo soy" es irreal, todo lo que surge de él
debe ser también irreal. Por lo tanto el mundo es irreal, es falso, es ilusión
y engaño. Sí, es una frase tremenda, que a muchas personas no les va a gustar,
porque para ellas el mundo es todo: sus esperanzas, placeres, ansias, sueños,
recuerdos, experiencias y un larguísimo etcétera.
Hasta que no se vea con claridad que el mundo es
irreal será imposible escapar de la miseria, el sufrimiento y el tormento.
Si el "yo soy" es irreal, y por tanto el
mundo que procede de él también es una ilusión, ¿hay algo que sea real? Para
afirmar que algo cambia debe haber un trasfondo sin cambio, que sea testigo de
dicho cambio. Esté o no presente el "yo soy", siempre hay un
trasfondo que es testigo de la aparición y desaparición de esta eseidad: lo Absoluto.
Siempre estuviste en el estado Absoluto, sin
saberlo
Tú no sabías que eras, no sabías de tu existencia.
Estabas en el estado Absoluto, que siempre prevalece. Sin necesidades de ningún
tipo, sin imperfecciones, sin problema alguno. De repente se formó un cuerpo
físico a partir de los cinco elementos y la "yosoidad", que está
latente en ese cuerpo, empezó a mostrarnos un espejismo, a engañarnos desde el
primer momento en que fue sentida. Esta "yosoidad" o consciencia nos
muestra el mundo manifiesto, el mundo ilusorio al que ignorantemente
consideramos como real. Nada de lo que experimentamos es real, y las
experiencias solo tienen lugar mientras esta consciencia está aquí. Y esta
consciencia estará aquí mientras haya un cuerpo vivo.
Porque la consciencia necesita una forma física, un
cuerpo, para poder manifestarse. Todo este juego de la consciencia
es Maya, es un fraude. Entender esto es, ello mismo, estar a salvo de la
muerte. La muerte del cuerpo hace que la consciencia no se pueda sentir más y,
por tanto, tampoco el mundo podrá sentirse. Lo que queda entonces es lo que no
desaparece nunca, lo que es antes, durante y después del surgimiento del cuerpo
y la consciencia: lo Absoluto, lo Eterno. La "yosoidad", pues, es la
fuente misma de toda miseria. Con ella aparece el sufrimiento, la imperfección,
la esclavitud de la identificación con el cuerpo.
La eseidad, esa sensación de ser, no es nuestra
identidad, nosotros no somos eso. Pero es de gran importancia. Mientras esté
disponible esa "yosoidad" (y lo estará mientras el cuerpo físico esté
vivo), es nuestra mejor herramienta para llegar a conocer nuestra verdadera
identidad: lo Absoluto.
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