martes, 21 de enero de 2020

Humanismo Solidario


La literatura y el arte son las formas que, con mayor lucidez, recogen el intento de explicación de lo que es el misterio de la existencia y en qué consiste el azar de ser persona. Y porque creemos en este principio, sabemos que la creatividad ha de dar respuestas que supongan el reavivamiento de la ética y los valores sociales conculcados. No pretendemos erigirnos en defensores de ninguna causa que no sea la de la persona y sus derechos, desde la reflexión, la creación, el eclecticismo y la libertad. 

La vocación del Humanismo Solidario es integradora. Nos interesa solo el escritor o la escritora que erige una mirada universalista, porque este espíritu conciliador y armónico es el eje medular que impulsa nuestra acción transformadora. No podemos engolfarnos solitarios, sin rumbo, dejándonos llegar por la corriente, esperando que los demás decidan por nosotros. Estas son aguas que a todos nos dan vida; por ello reclamamos la universalidad del compromiso; el sentimiento unánime de que ninguna persona es mejor que otra por pensar de manera distinta, o ser distinto en género, raza, condición, convicción o creencia.

Humanismo solidario hunde sus raíces en la igualdad, la solidaridad y la fraternidad entre los pueblos; en el contexto de un marco social y democrático que garantice los derechos y obligaciones de la persona, y de la sociedad con estas, recabando un horizonte en que la nacionalidad o cualquier identidad ingénita no aporta ni merma atributos, sino que es un mero accidente del ser. El concepto de la vida como bien supremo no es discutible; y nadie, por mucho poder que atesore temporalmente, puede arrogarse prerrogativa alguna que induzca a la humillación de la persona ni a la exclusión social de las colectividades. Y tampoco es discutible, o no debiera serlo, la exigencia de responder con la efectividad de la verdad a toda oferta teórica. La farragosa divergencia entre lo prometido y lo cumplido desvirtúa la eficacia de la palabra y vuelve inane su autoridad para debatir los grandes temas económicos, sociales y políticos.

¡Y qué ligeramente hablamos de la ficción de la literatura!

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