Es habitual que en alguna ocasión, y sobre todo bajo altos niveles de estrés, nos encontremos ante la firme creencia de que alguien nos está mirando, que alguién nos sigue o que alguien está hablando de nosotros aunque esto no sea verdad.
Sin embargo, cuando estas ideas inundan la mente de la persona y no se es capaz de ver la realidad podemos hablar de los conocidos delirios. A lo largo de este artículo profundizaremos acerca de la naturaleza de esta experiencia, así como en sus causas, tipos y diferencias con otras falsas creencias.
Es habitual que en alguna ocasión, y sobre todo bajo altos niveles de estrés, nos encontremos ante la firme creencia de que alguien nos está mirando, que alguién nos sigue o que alguien está hablando de nosotros aunque esto no sea verdad.
Sin embargo, cuando estas ideas inundan la mente de la persona y no se es capaz de ver la realidad podemos hablar de los conocidos delirios. A lo largo de este artículo profundizaremos acerca de la naturaleza de esta experiencia, así como en sus causas, tipos y diferencias con otras falsas creencias.
A pesar de sus características patológicas, el delirio no es considerado una enfermedad o trastorno mental por sí mismo, sino que más bien sería un síntoma propio de una gran variedad de afecciones psicológicas tales como el trastorno bipolar, la esquizofrenia, la manía o la depresión psicótica.
Durante el transcurso del delirio el estado mental de la persona experimenta una gran cantidad de cambios. Estos hacen que el paciente viva sensaciones de confusión y alteraciones de la conducta.
Otras manifestaciones o problemas propios de los estados delirantes son:
· Cambios bruscos entre estados de lucidez e inconsciencia.
· Pérdida del contacto con la realidad.
· Alteración de la atención y la memoria.
· Vaivenes emocionales.
· Problemas en el control de la musculatura.
· Alteraciones del sueño.
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