La negación del sentir sistemática, automática e inconsciente que padece
la mente humana está estrechamente relacionada con una vivencia generalmente
basada en el miedo, un modo de ser insensible, defensivo, desconfiado, cruel y
superficial que solo alcanza algún significado a la sombra del egoísmo. Miedo y
egoísmo. El miedo es la negación del sentir, y esta es la principal herramienta
del egoísmo.
Muchísimo más extendido, enraizado y popularizado que el
cristianismo, el agnosticismo, el ateísmo, el budismo, el judaísmo o el
islamismo, el egoísmo es la religión con más adeptos del mundo. Se ha extendido
desde el mismísimo origen de la humanidad, abarcando todos los tiempos y todas
las culturas. Su principal baza precisamente consiste en que casi nadie sabe
que el egoísmo es un sistema de creencias mucho más sofisticado que el de
cualquier otro “-ismo”.
En el sistema de creencias del ego, su principio fundamental dice que en
tu esencia eres algo horrible, y lo mejor que puedes hacer es no mirar adentro,
ya que si vieras lo que eres en el fondo, quedarías espantado y no lo podrías
soportar. Por esta misma razón, más vale que nadie te llegue a conocer de
verdad. Esta culpa profunda e inconsciente ha sido llamada también “pecado
original”, y viene a decir que tu esencia es el mal, una especie de error
esencial por el cual sufres cada día. Esta ilusión es la base del ego.
Por otro lado, sabes intuitivamente que la mejor manera de mirar tus
adentros consiste en sentir, ya que si bien el pensamiento puede estar
engañándote sobre lo que realmente crees en el fondo, el sentimiento será noble
y fiel a tu estado de tu conciencia actual, revelándote sin doblez lo que
realmente hay en tu mente. Resultando tan evidente que el sentir es la manera
de afrontar la verdad sobre ti mismo en el momento del ahora, y que sirve de
conexión entre lo subconsciente y lo consciente, el ego ha establecido todo
tipo de mecanismos por los cuales has llegado a creer que sentir es sinónimo de
sufrir. Si sientes, te darás cuenta de lo horrible que eres y de lo horrible
que es la vida
.
Para empezar, la idea de que tu esencia es “intrínsecamente mala” solo
puede surgir de un punto de vista enjuiciador y condenatorio, ya que
básicamente no existe nada malo o bueno por naturaleza. Lo que llamamos bueno y
malo solo lo establecemos a partir de su utilidad en pro de un objetivo, o bien
tras percibir “cómo se siente”. Lo bueno es aquello que nos permite conseguir
lo que deseamos, y definitivamente, lo que deseamos es sentirnos bien. Lo malo
es lo que nos impide estar bien o lo que nos produce sufrimiento. Visto así, la
cosa queda mucho más simple, ¿no te parece?
De modo que imaginar que existe una esencia intrínsecamente negativa es
absurdo, ya que lo esencial no puede ser ni negativo ni positivo a no ser que
lo sometamos a un punto de vista, una manera de sentir particular con objetivos
particulares. Esto es ni más ni menos que un sujeto observador, es decir, un
ego. Lo bueno o malo es relativo al que observa, mientras que la esencia es
absoluta por definición. En otras palabras, el ego no tiene ni idea de cómo es
la esencia.
Una vez desmantelada la falacia primordial del egoísmo, descubrimos que los motivos por los cuales el ego tiene miedo a sentir, son los mismos motivos por los cuales el ego tiene miedo a la verdad. Si nuestra conciencia alcanzara la verdad, el ego desaparecería como una sombra ante la luz del sol. El ego tiene miedo a la verdad. En realidad, el ego es el miedo en sí, y evita la verdad.
De ahí su gran interés en que evitemos el sentir. En nuestra sociedad
del egoísmo, evitar sentir se considera algo normal. Existe un dogma tácito de
represión a todo sentir, a cualquier sentir. Si en un momento de tristeza
rompes a llorar, pronto alguien se te acercará a decirte que no llores. Si
expresas temor, alguien vendrá a decirte “no temas”. Si te enfadas, pronto te
dirán que no te enfades, llenos de temor. Y si estás nervioso, te dirán
“cálmate”.
Es como si existiera un sistema globalizado de amortiguación de la
emoción. Debajo de todo esto subyace la idea de que sentir solo te puede llevar
a la desgracia o a cometer más errores, hay una idea generalizada de que sentir
es malo, de que las emociones deben de ser extirpadas y comportarnos todos como
robots muy razonables y eficientes
.
Pero no solo no es verdad, sino que no es efectivo. Solo si estás en un creciente y profundo contacto con tu sentimiento podrás limpiar tu mente. Lo que ocurre es que la sociedad expresa con claridad su ancestral miedo a sentir: la principal herramienta para limitar el crecimiento de la conciencia de que dispone el ego.
Pero no solo no es verdad, sino que no es efectivo. Solo si estás en un creciente y profundo contacto con tu sentimiento podrás limpiar tu mente. Lo que ocurre es que la sociedad expresa con claridad su ancestral miedo a sentir: la principal herramienta para limitar el crecimiento de la conciencia de que dispone el ego.
Esto no significa que debamos hacer constantemente una apología del
miedo, el sufrimiento o la ira. Fíjate que aunque el ego haya establecido y
generalizado el miedo a sentir, la sociedad ya hace una constante apología del
sufrimiento, el miedo y la ira. Porque la sociedad hace grandes sus miedos, los
difunde por sus periódicos, televisores y otros medios de comunicación, se
hacen patentes en sus leyes y en sus resoluciones, en las reuniones y
conversaciones.
que más teme.
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