Solemos utilizar premisas generalmente aceptadas como,
por ejemplo, la divulgación de estadísticas sobre “la marginación social” para
esgrimir estos datos, considerados oficiales y dignos de crédito, para intentar
refugiarnos en ellos para de alguna forma justificar los alegatos que
esgrimimos en cuánto a nuestra “falta de oportunidades”
Ahora bien, que sepamos, en ningún momento han venido las
llamadas oportunidades a “golpearnos a la puerta” y hay muy pocas o ninguna
noticia de que las mismas “hayan entrado por nuestra ventana” la realidad nos
muestra de un modo irrebatible de que nunca ha sido fácil para nadie ese
encuentro con “las oportunidades” y que para obtener el acceso a ellas
deberemos estar muy atentos y preparados para no dejarlas pasar de lado.
Resulta en que hay momentos en que alguien pueda sentirse
como “una gota de agua” y se lamente de que no logra integrarse a ninguna
sociedad oleaginosa, es sabido de que el agua y el aceite no se mezclan entre sí,
de manera de que la alternativa es muy clara, o cambiamos nuestra condición de agua, o buscamos
alguna otra forma de encontrar un grupo del cual nos sintamos “compatibles”
evidentemente no es suficiente de que nos quejemos “por la falta de
oportunidades” cuando no estamos dispuestos a realizar los esfuerzos necesarios
que nos habiliten a una integración productiva y sobre todo sustentable.
Me viene a la mente la imagen de una señora que se
quejaba por su falta de suerte en la
lotería pues jamás había logrado un solo premio, agregando al final de su
argumento “de que nunca en su vida había adquirido un solo número en ningún sorteo”.
“En sociología,
se denomina marginación o exclusión a una situación social de
desventaja económica, profesional, política o de estatus social, también producida por la dificultad que una persona o grupo
tiene para integrarse a algunos de los sistemas de funcionamiento social (integración social).
La marginación puede ser el efecto
de prácticas explícitas de discriminación —que dejan efectivamente a la clase
social o grupo social segregado al margen del funcionamiento
social en algún aspecto— o, más indirectamente, ser provocada por la
deficiencia de los procedimientos que aseguran la integración de los factores
sociales, garantizándoles la oportunidad de desarrollarse plenamente. En un
lenguaje menos avanzado es excluir a una persona por su rango económico, social
o político.”
La integración social por mejor que
sean los programas que la impulsen en ningún momento han sido fáciles, es
menester de que asumamos la cuota parte de responsabilidad que nos compete en
este asunto con el agregado de que las oportunidades caminan de la mano de todo
lo que hagamos no solamente para resolver nuestros propios problemas sino haciendo
todo aquello que nos solidarice con el resto del entramado social.
Hugo W Arostegui