No debe haber nada que compense o pueda sustituir al
sentimiento que nos embarga cuando nos sabemos útiles en el quehacer colectivo,
cuando el esfuerzo que realizamos colma las expectativas que toda la sociedad
en su conjunto espera confiada que realicemos.
Como sabemos es nuestro deber contribuir en el
alcance y consolidación de la meta común que como sociedad nos hemos propuesto
agregando valor a todas nuestras acciones individuales coparticipando con la íntima convicción de que somos un
eslabón más en la cadena de realizaciones que todos consolidamos.
“Como cooperación se
denomina el conjunto de acciones
y esfuerzos que, conjuntamente con otro u otros individuos, realizamos con el objetivo de alcanzar una meta
común. La palabra,
como tal, proviene del latín cooperatĭo, cooperatiōnis.
En este sentido, la cooperación es el resultado de una estrategia
de trabajo conjunto que
se vale de una serie de métodos para facilitar la consecución de un objetivo,
como, por ejemplo, el trabajo en equipo, la distribución de responsabilidades,
la delegación de tareas, las acciones coordinadas, et Como tal, la cooperación es aplicada en el ámbito de las relaciones humanas
para llevar a cabo infinitas tareas o empresas que involucran a varios sujetos
para trabajar en función de objetivos comunes o afines. Forma parte de la vida
en comunidad, y es especialmente notoria en el ámbito laboral, organizacional,
económico, político, diplomático, militar, entre muchos otros.
Así, pues, la cooperación es fundamental para la vida en
sociedad, debido a que es una manera mejor y más eficiente de gestionar los
asuntos en función del interés colectivo.”
Hugo W Arostegui
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