jueves, 8 de septiembre de 2016

La Comodidad



Es muy probable que no exista otra sensación más grata que la que nos pueda proporcionar la comodidad y el confort, una vez que nos “acomodamos” en nuestro sillón preferido todo lo demás pasa a un segundo plano y pensamos que seguramente aquí “no pasa nada” y si hipotéticamente algo ocurriera, mejor será que sea muy lejos y no nos incomode.

De forma natural buscamos la comodidad, es nuestra tendencia. Cuanto te sientes cómodo estás seguro, arropado y tranquilo; todo o la mayor parte de lo que sucede está bajo tu control y no percibes ninguna amenaza potencial. Sin embargo, ¡cuidado! Por un lado, no vas a poder permanecer siempre en este estado y, por otro, tampoco es bueno que lo hagas: vas a debilitar tus fuerzas y limitar tu crecimiento.
Buscando la comodidad limitamos nuestro mundo, evitando así situaciones propicias para nuestro desarrollo y crecimiento personal.
Las situaciones o las personas no son incomodas por sí mismas, la incomodidad surge de nuestra experiencia personal, y somos nosotros los que nos sentimos incómodos ante ciertas situaciones o personas. Cuando se adopta esta perspectiva, cambiamos el foco de nuestra atención; dejamos hacia el exterior para buscar respuestas y propuestas en nuestro interior.”

Esa es nuestra naturaleza, se dice que “el hombre natural es enemigo de dios” y lo que podríamos agregar es que el hombre natural se rige por otras normas de sobrevivencia en las cuales no están previstas las actitudes altruistas  como lo pueden ser el amor al prójimo y la solidaridad.

Hugo W Arostegui



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