Cada día surge
una nueva oportunidad de recordar los acontecimientos que en algún momento de
nuestras vidas nos han marcado cual si fueran mojones que nos indican los
caminos transcendentes de nuestros afectos y su permanente vigencia a lo largo
y a lo ancho de nuestro peregrinar.
Las hojas del
calendario, a medida en que transcurre inexorable el tiempo cronológico, nos
van indicando tales acontecimientos, aniversarios, casamientos, nacimientos,
defunciones como si fuesen las cuentas de un rosario que se van deslizando por
nuestras manos mientras murmuramos como en una sentida plegaria la gracia inconmensurable
de todo lo que han sido, lo que continúan siendo, y cuán vigentes permanecen en
el regazo de la memoria.
Dicen que
recordar es una parte esencial de nuestro tiempo transcurrido y a medida que vamos contando los años en términos de décadas vividas nos vamos reconcentrando
en aquellos acontecimientos que han sido “generadores permanentes” de todo lo
sucedido y los que podrán suceder en la posteridad como es el caso de los niños
que aprendieron a caminar tomados de nuestras manos y que llegado el momento es
muy posible que sostengan nuestros brazos cuando nos observen vacilar al
caminar.
He estado
concentrado en la lectura y no obstante no encajar en ningún modelo de
ancianidad
pues todavía no
he tenido tiempo para detenerme a pensar en tal posibilidad, he recogido unas frases
que comparto con mucho gusto:
“Uno de estos temas es el envejecimiento, que deberíamos
afrontar todos, en tanto individuos y como sociedad. Porque con el aumento de
la expectativa de vida de las últimas décadas, cada vez seremos más los que
vivamos 70, 80, quizás 90 años, y por lo tanto seremos “viejos” por un largo
período de tiempo.
Sin embargo no hay una forma única de definir la
vejez: no tiene que ver exclusivamente con una edad determinada, sino con la
independencia y autonomía que las personas ejercen, con el estado de salud
física y mental, y también con una valoración subjetiva, propia y de los demás.”
"No quiero envejecer"
de Pilar Sordo.
Editorial Planeta, 1era edición, Buenos Aires ,2014
Editorial Planeta, 1era edición, Buenos Aires ,2014
Confieso que no obstante trabajar con números y cifras matemáticas todos los
días, tengo una notoria dificultad con mi memoria, por ejemplo les cuento cual
es mi problema:
No recuerdo si nací en 1943, y tengo 73
años cumplidos o si nací en 1973 y lo que tengo son 43 años recién cumplidos.
Grave mi caso, no les parece?
Hugo W Arostegui
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