Hoy nos levantamos y junto a nosotros observamos la luz de
un nuevo día que se nos ofrece pleno de oportunidades para que podamos “marcar
nuestra presencia” en aquellas acciones en las cuales tengamos el privilegio de
poder participar.
Nos levantamos usufructuando algo que sencillamente no
existía, que no está en nosotros el poder de asegurar que esto ocurra, un nuevo
día es algo más que veinticuatro horas del calendario, es un regalo de la
creación para todos quienes compartimos “el milagro” de la vida.
Entonces, lo que apreciamos en una primera instancia, es que
“mal acostumbrados”, muy probablemente por la rutina de la sucesión de estos hechos,
nos referimos al amanecer de un nuevo día, es que lo que está sucediendo no se
vende ni se puede comprar por mayor poder económico que tengamos, es como
decimos, un valioso presente.
Uno de los mayores dones que cada uno de nosotros, los que
contamos con el invalorable sentido del “uso de la razón” debe ser sin duda
alguna el prodigar a “los cuatro vientos”
los cuales tampoco nos pertenecen, el profundo agradecimiento por el hecho de
poder estar aquí, ahora y todos, disfrutando de esta condición, con el “valor
agregado” de poder saber, como ninguno de los otros seres vivos lo pueden
hacer, de las enormes oportunidades que cada día nos ofrece.
Hugo W Arostegui
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