viernes, 23 de junio de 2017

Incertidumbre


La incertidumbre refiere la duda o perplejidad que sobre un asunto o cuestión se tiene. “Existe una enorme incertidumbre acerca del rumbo que tomarán las negociaciones tras la reciente decisión del director de abandonar su cargo”. En este sentido del término, la incertidumbre se iguala a un estado de duda en el que predomina el límite de la confianza o la creencia en la verdad de un determinado conocimiento.

Dentro de un estado de incertidumbre habrá una clarísima dificultad a la hora de efectuar un pronóstico sobre el futuro.

El sentimiento absolutamente opuesto a la incertidumbre es la certeza. Cuando alguien tiene certeza de algo es porque existe a priori un conocimiento seguro y evidente de que algo es cierto, hay pruebas irrefutables y un estado de cosas que lo confirman como cierto.

La incertidumbre en cuestión podrá afectar los campos de acción y de decisión o bien afectar la creencia, fe o validez de un determinado conocimiento.

Lo normal en estos casos es la suspensión de la decisión que se pensaba implementar ante un estado normal de situación para evitar de este modo alguna equivocación o error grosero que nos pueda complicar a futuro.

Ahora bien, debemos remarcar que en los contextos económicos y estadísticos, es donde más se aprecia el uso de este concepto, cuando las circunstancias que se presentan hacen imposible la realización de un diagnóstico certero acerca de lo que vendrá como consecuencia del estado de cosas vigente. Por supuesto y como ya vimos gracias al ejemplo, la incertidumbre tiene sí o sí consecuencias negativas para la actividad económica porque limitará las inversiones de cualquier tipo de manera trascendente.

Por caso es que la incertidumbre es abordada científicamente desde la economía para poder considerar decisiones y soluciones apropiadas a ese contexto tan especial.

Por otro lado, por incertidumbre también se suele llamar a la inseguridad que un individuo puede experimentar tras determinado suceso. “Luego del violento alud existe una gran incertidumbre acerca del paradero de los expedicionarios”.

En ambos casos mencionados precedentemente la incertidumbre goza de una connotación negativa y que básicamente consistirá en un importante grado de desconocimiento, o en su defecto, de falta de información porque en efecto existen desacuerdos sobre lo que se sabe o lo que podría llegar a saberse.

Vivimos en el mar del cambio y la incertidumbre, pero eso no tiene por qué ser malo. En su libro La ley del quizás, la consultora de negocios Allison Carmen toma como punto de partida una célebre fábula oriental que le contó su profesor de chi kung, una terapia medicinal de origen chino que se basa en el control de la relajación, para explicar su teoría sobre lo incierto. La historia se resume así:
"Un día, el caballo de un campesino se escapó. Su vecino le dijo: “¡Qué mala suerte has tenido!”. El granjero le respondió: “Quizás”. Al día siguiente, el animal regresó acompañado de cinco yeguas. El hombre volvió y le felicitó: “¡Qué buena suerte has tenido!”. El dueño replicó: “Quizás”. Poco después, el hijo del campesino, que solía montar a caballo, se cayó y se rompió una pierna. El amigo le comentó: “¡Qué mala suerte has tenido!”. Este contestó: “Quizás”. Al día siguiente llegaron unos oficiales del Ejército para reclutar al muchacho y luchar en la guerra, pero no pudieron llevárselo porque tenía la pierna rota. Entonces el vecino exclamó: “¡Qué buena suerte has tenido!”. El padre repitió: “Quizás”.
El mensaje de este tradicional relato es claro: no se puede saber el alcance de lo que sucede a nuestro alrededor en todo momento. Las cosas acostumbran a pasar por algo, según dicen algunos maestros, pero tal vez tardemos un tiempo en desvelar en qué consiste ese algo. Era lo que Steve Jobs, fundador de Apple, definió en su teoría de “conectar los puntos” y que explicó en el célebre discurso que dio en 2005 a los recién graduados de la Universidad de Stanford. 
Muchos acontecimientos inesperados que suceden en la vida de cualquiera adquieren todo su sentido cuando se contemplan en perspectiva. Por ejemplo: una vocación que se descubre después de haber perdido un trabajo que solo producía insatisfacción, el padecimiento de una enfermedad que facilita la reflexión y que desembocará en importantes cambios, o una ruptura que va seguida de forma imprevista por el hallazgo del verdadero amor.
Allison Carmen dice al respecto: “Los seres humanos tienen una asombrosa capacidad para olvidar que una de las pocas certezas con las que pueden contar a lo largo de la vida es que esta va cambiando. En cuanto las cosas dan un giro inesperado, tendemos a sentirnos abrumados por la incertidumbre. Pero cuando empezamos a aplicar la idea del quizás vemos que el ciclo del cambio es incesante. Cada resultado ofrece más posibilidades futuras”.
Hugo W Arostegui


Sin Ilusión No Vale La Pena


La ilusión es la “chispa de la vida”, sin ella, la vida pierde color, todo se vuelve monótono, apagado y nada tiene sentido. Recuperar la ilusión o volver a ilusionarnos conlleva buscarla, y salir del momento apático en el que vivimos.

La ilusión, hace que cada momento de la vida sea especial y único, además vivir con ilusión nos permite adelantar el momento deseado, ya que la ilusión nos motiva a visualizar, a proyectar y desear lo que queremos vivir, de manera que lo disfrutamos antes de que llegue.

“No rechaces tus sueños. ¿Sin la ilusión el mundo que sería?”
-Ramón de Campoamor-

¿Dónde habita la ilusión?
"La ilusión habita en aquellos instantes de la vida que nos acercan a nuestros proyectos" 

Se trata de desear conseguir algo, y poner toda nuestra energía en conseguirlo. La ilusión es ese sentimiento interno que nos hace disfrutar antes de que nuestro deseo se haya cumplido. Podemos potenciar la “chispa de la vida”, si nos proponemos hacerlo cada día.

La Ilusión habita en nuestro interior y en la forma en la que hacemos las cosas, podemos vivir nuestro día a día, de forma monótona, sin ganas, rutinariamente, en automático, es decir, sin ilusión por vivir.

Pero también podemos proponernos vivir cada instante, como si fuera único, poniéndole todas nuestras ganas, nuestra alegría, toda la ilusión, porque sabemos que estamos más cerca de conseguir aquello que queremos conseguir.


jueves, 22 de junio de 2017

La Brevedad De La Vida

Dicen que la vida es corta, que pasa en un suspiro y que cuando nos damos cuenta, estamos ya viviendo más de los recuerdos que de lo que acontece a nuestro alrededor.

Y la verdad, es que más que temer a esa fugacidad de nuestra existencia, lo que de verdad asusta no son los errores, ni las caídas, ni aún menos las veces que nos hemos perdido en el camino. Lo que aterra, es una vida no vivida, o más aún, haber dejado que nuestros días se fueran ajustados a los planes y sueños de segundas personas.

“Yo no estoy en este mundo para cumplir las expectativas de nadie, ni tú estás para cumplir las mías. Somos dos seres que han colisionado en un encuentro maravilloso y que juntos, construyen un camino en común hilando vida, armonizando sueños, planes y objetivos”

En ocasiones, tardamos bastante en darnos cuenta que la vida que mantenemos no nos hace feliz. Al principio nos dejamos llevar, tal vez por amor, tal vez por esperanzas e ilusiones que poco a poco se desgranan en forma de falsedad. En algo que una vez nos prometieron y que nunca se cumplió.

Son muchas las formas en que la vida se oxida al lado de otras personas. A veces son familiares, otras son parejas… Sea como sea, es algo que no debemos permitir.
Porque pocas cosas son tan personales y distintivas como el modo en que de verdad, deseamos vivir la vida. Y nadie debe poner en ella moldes, anclas o hilos de títere para llevarnos por sus propios caminos.

Tú eres tus valores, tus sueños del ayer y tus deseos del presente. Tú eres tus elecciones, tus ilusiones de la mañana y tus tristezas de la tarde. Eres lo que has conseguido y lo que te queda por alcanzar… ¿Cómo permitir entonces que otros difuminen tu identidad para calzarse tus zapatos sin tu permiso?

“Puedes perder tu orgullo por amor, puedes dejar a un lado tus sueños para soñar los de otra persona si así lo deseas, pero lo que nunca, lo que jamás debes permitirte es perder tu dignidad por nadie”
Es necesario transitar por este camino llamado vida de la forma más sencilla posible: en libertad, sin cargas en el corazón, y sin ruido en la mente.

A la vida no hay que tenerle miedo, hay que gozarla con alegría y plenitud. Y si en estos momentos no sientes nada de esto último, si cuando abres los ojos por la mañana te ves azorado/a por un sinfín de emociones negativas, es que tal vez, no estás viviendo la vida que deseas. 

Tal vez estés en el escenario que otros han creado para ti.



Educar Nuestro Ego


El ego es producto de una educación emocional deficiente, que se ha hecho fuerte alrededor de una idea: el éxito es mostrar ante los demás una imagen sin defectos, sin miedos o dudas. Prácticamente es una obligación deslumbrar al otro, aunque eso suponga ensombrecer lo que en realidad sentimos, lo que verdaderamente deseamos. Así, en muchas ocasiones confundimos la autoestima con mantener nuestro ego a salvo.

Tu ego herido revela que sufres por cualquier marca de humillación y derrota ante la vista de los demás, algo que no toleras bien y que te hace sentir triste y colérico al mismo tiempoNos enseñar a ganar, pero para ello debemos estar dispuestos a aprender. Eso implica sentirnos vulnerables, caer y volvernos a levantar infinidad de veces. Perder el ego, para ganar lecciones de vida.

En ese ciclo, debes estar preparado para no ser siempre la mejor versión de ti mismo y aceptar que los demás pueden ver de ti aquello que siempre quieres ocultar. Si quieres moverte de donde estás, hay que asumir el riesgo de perder la vanidad en muchas circunstancias. Muchas personas se consumen a ellas mismas por no asumir riesgos que puedan situarlos “en la cuerda floja. Dejan ganar a su ego y pierden todo lo demás.

La lucha por nuestro ego nos arrebata la tranquilidad
Un vacío existencial puede estar consumiéndote, pero prefirieres seguir fingiendo a tolerar mostrarte vulnerable. Por suerte o por desgracia, no padeces ninguna patología en especial, simplemente padeces un rasgo común que desgraciadamente engloba a un gran número de personas: la vanidad, llena de ego, carente de “yo”.

Se dice que a veces es más preferible ser felices a tener la razón. Asumir lo que ante los demás se puede llamar fracaso, pérdida o debilidad para conquistar la nuestra propia tranquilidad. A veces ni tan siquiera luchamos por una causa o por un asunto en el que sepamos que nuestro punto de vista es certero en su totalidad y aun así nos empeñamos “en salirnos con la nuestra”.

La lucha por mantener nuestro ego a salvo es una lucha sin tregua de nuestro yo con el mundo, en la que implícitamente ya tenemos la derrota asegurada. Un día podemos darnos cuenta de que no asumir una debilidad la ha potenciado y ha hecho que incluso perdiéramos personas a las que queríamos y nos querían en el camino.

“Andar por ahí con ego es algo malo. Tener confianza en ti mismo es algo grande”
-Fred Durst-

Deja perder al ego la lucha por conquistar tu interior para recuperar el control de tu vida. Tus emociones, sentimientos y pensamientos son automáticos e impredecibles al igual que los sucesos que pueden acontecer en tu vida. Bastante difícil es lidiar con las contradicciones y eventos diarios de nuestra vida como para intentar que siempre todo salga perfecto o exactamente como le gustaría a los demás.


Si quieres ser siempre perfecto y mostrar siempre la mejor versión de ti mismo, quizás no te quedará otro remedio que ver la vida pasar.

miércoles, 21 de junio de 2017

Nuestra Capacidad De Pensar


El pensamiento es lo que caracteriza al ser humano, es la capacidad que ha generado todas las consecuciones de la cultura y la civilización creadas por nuestra especie. Pero, aparte de los avances colectivos, también nos sirve para gobernar nuestra vida personal, para reflexionar sobre lo que queremos, lo que necesitamos, lo que podemos y los pasos a dar para conseguirlo.

Las relaciones con nuestros semejantes transcurrirán de uno u otro modo según la manera en que pensemos en ellas, las enfoquemos y tengamos claro qué significan para nosotros. La manera en que nos conducimos en las situaciones por las que atravesamos, la posibilidad de posicionarse en cada momento vital, con realismo, es algo que también atañe a la actividad de pensar.

Cualquier movimiento, actividad, decisión, relación, han de ir precedidas por esta actividad mental.
Cada ser humano nace con igual potencial respecto al desarrollo de sus funciones cerebrales, el cerebro de los humanos haciendo una analogía con un maquina es eficiente en cuanto a consumo y transformación de la energía, posee una asombrosa capacidad de optimización   en la manera de memorizar y un constante aumento de la velocidad de procesar información, un órgano realmente asombroso, pero lo que en verdad me propongo tratar en este escrito no es el funcionamiento de nuestro cerebro, ni sus capacidades, tampoco sus cualidades, sino que quiero abordar una pregunta la cual todos los seres humanos alguna vez en nuestra vida nos hemos hecho : ¿Por qué nos resulta tan difícil pensar?

Lo que sí que es cierto es que nunca usamos todas nuestras neuronas a la vez. Claro, dirán algunos, eso es lo que ocurre: como no las usamos a la vez, no podemos, por ejemplo, desarrollar poderes telepáticos. Pues tampoco. La actividad simultánea de todas las neuronas nos arrojaría al suelo víctimas de convulsiones como las de un ataque epiléptico.

Cuando las neuronas se disparan al mismo tiempo, el cerebro queda inundado de actividad eléctrica y se anula toda capacidad para pensar y actuar de manera coordinada. Para impedir ese infierno, al menos la mitad de las neuronas funcionan como un filtro atenuador o moderador de flujo. De modo que la próxima vez que alguien os diga que no usáis todo el cerebro, contestémosle que menos mal.

El mayor enemigo del pensamiento es la complejidad, porque conduce a la confusión Intentamos hacer demasiado al mismo tiempo.


La Extensión De La Lectura


En estos últimos días he vuelto a recibir algunas “observaciones” con referencia a los artículos que periódicamente hago públicos a través de enlaces de face book, digo observaciones por no decir lisa y llanamente, “quejas”, todas ellas relacionadas con la extensión de sus contenidos.

Entiendo que la lectura de los referidos temas suelen ser, algo, no mucho, un tanto más extensos de lo que pudiera caber en una carilla, de esas “comunes y silvestres” que son las que comúnmente contienen el contenido de todo lo que publico, pero, permítanme expresar, de que no obstante realizar un verdadero esfuerzo en ser lo más escueto posible en la exposición de los temas en cuestión, me resulta una tarea casi imposible la reducción del espacio para poder dar cabida a todo lo que se expone en los mismos.

Siempre entendí de que uno debe ser franco y directo en todo lo que expone y que no se debe dar “vueltas y vueltas a la noria” que para decir Gregorio no hace falta repetir gre, gre, hasta el infinito, pero digamos que una cosa es una cosa, y otra, a nuestro entender, muy diferente, la pretensión de enriquecer el contenido de todo lo que expresamos, prácticamente, esto nos obliga a no dejar “en el tintero” todo aquello que entendemos que deberíamos decir, cuando en el desarrollo de nuestros artículos decimos lo que decimos.

Tenemos una natural inclinación a la lectura y aceptamos que en materia de gustos “no hay nada escrito” es evidente que no todos tenemos las mismas costumbres y claro está que estos mismos conceptos se aplican a la extensión y al tiempo que pudiéramos aceptar como oportunos en todo lo que pudiera significar “una puesta al día” de lo que “se dice y expone por ahí” pero digamos en criollo, como nos decía un ahora muy viejo profesor, está todo bien y se nos es permitido una opinión discordante, pero recuerden: “hay un límite para el macaneo”

Hugo W Arostegui



martes, 20 de junio de 2017

Cuando No Bastan Las Buenas Intenciones


“El camino al infierno está construido de buenas intenciones”

En ocasiones muchos de los buenos propósitos que tenemos quedan vacíos si no van acompañados de actos que los dibujen sobre la realidad. Otras veces es mejor quedarse en las buenas intenciones en lugar de pasar directamente al acto: podemos predecir una consecuencia indeseada y suficientemente disuasoria como para apartar el propósito.

Aunque muchos de los buenos deseos los realizamos pensando en lo mejor para el otro, es posible que el resultado final no sea el esperado. Muchas veces tomamos decisiones en base a sentimientos y, con la ingenuidad de nuestro lado, pensamos que todo es posible si se acompaña con el corazón.

Sin embargo no siempre salen las cosas como nos gustaría. Pese a los buenos deseos nuestras acciones pueden hacer mucho daño. Antes de pasar a la acción conviene reflexionar sobre qué hacemos, si tenemos la capacidad necesaria para llevarlo a cabo y qué consecuencias puede producir su materialización.

Cuando el acto es peor que la intención

Pese a los continuos mensajes que recibimos del tipo “para conseguirlo solo necesitas soñarlo” o “no hay nada imposible”, lo cierto es que sí hay cosas que no podemos lograr solo con desearlas.
Si las buenas intenciones no están apoyadas de los conocimientos necesarios pueden resultar peligrosas. 

Las decisiones que tomamos pueden influir tanto en nosotros mismos como en las personas que queremos y, sin intención de hacerles daño, pueden acabar resultando perjudiciales.

Si quisiésemos operar a un familiar enfermo para salvarle la vida necesitaríamos no solo buenas intenciones, sino también los conocimientos necesarios; de lo contrario acabaríamos matándole (eso sí, lo habríamos hecho con toda nuestra buena intención).

El conocido efecto Dunning-Kruger viene a decir que cuanto menos sabemos de algo más creemos saber. Así, las personas que poseen poco conocimiento sobre un área concreta pueden sentirse competentes sin ser conscientes de su gran ignorancia. de hecho. Muchos psicólogos están cansados de escuchar: “si yo sé más de psicología que tú, aunque no haya estudiado la carrera”.

Lo mismo puede pasar con las acciones que realizamos o consejos que damos a otros pensando en lo mejor para ellos. Familiares, amigos o personas desconocidas que construyen su negocio únicamente sobre los cimientos de las buenas intenciones, sin reparar en el conocimiento, normalmente están sellando su fracaso.

Encerrados en nuestras ideas
Cuando alguien solo mira en una dirección es complicado abrirle los ojos a otros horizontes. Las ideas en conflicto no se llevan bien, causan malestar y no son bien recibidas en nuestra mente. Por eso mismo solemos desechar una perspectiva, acomodando la realidad a la visión que más nos agrada.

El efecto de la disonancia cognitiva explica que cuando la persona tiene dos pensamientos contrarios, por ejemplo, “creo que lo que hago es bueno para los demás” y “muchas personas dicen que lo que hago puede ser perjudicial” sentimos un malestar interno que trataremos de eliminar.

Pese a que muchas personas se acercan a nosotros con buenas intenciones recuerda que a veces no son suficientes. Reflexionar antes de actuar y acudir a una opinión experta en ocasiones puede ser más beneficioso que dejarse guiar por palabras que resultan tan bonitas y seductoras como peligrosas.


La Mejor Versión De Ti Mismo


Todos buscamos sacar lo mejor de nosotros mismos, pero muy pocos lo logran.
Somos el peor enemigo al momento de alcanzar el éxito, soñar y vivir la vida que deseamos. Algunas personas incluso adoptan comportamientos autodestructivos como adicciones.

No importa la edad que tengas, siempre resulta complicado sacar lo mejor versión de nosotros mismos.
Hay quienes son autodestructivos sin darse cuenta y otros que lo saben, pero no hacen nada para cambiar. Si te sientes listo y decidido para ser la mejor versión de ti mismo sigue los siguientes pasos:
Deja de hablar en negativo
“Soy un fracaso en el amor”, “nunca podré tener el cuerpo que deseo” y “mi vida es un asco” son solo tres de las frases que solemos decir constantemente.

Cuando tienes esta clase de conversación negativa te convences de que ciertas ideas irracionales son reales y verdaderas.
Esto es un verdadero problema porque ocasiona que te sabotees o que dejes de intentar las cosas. Aprender a callar la autocrítica negativa es muy importante y debes comenzar tomando conciencia de ella.

Identifica los momentos en que estas frases comienzan a aparecer en tu mente.
En cuanto veas que has comenzado a sabotearte, piensa en algo positivo y cambia por completo esta conducta. Con el tiempo te será más fácil.

Deja de criticar y juzgar a los demás
¿Te has dado cuenta de lo fácil que resulta criticar a los demás? Esto nos da una sensación de superioridad aunque no tenga fundamento alguno.

“Para ser la mejor versión de ti mismo necesitas eliminar toda la energía negativa de tu vida”

El primer paso puede ser evitar juzgar a otros. Cuando pasas el tiempo criticando, dañas a esa persona en su autoestima y a ti en tus relaciones interpersonales.

Permítete conocer a quienes te rodean sin crear ningún tipo de expectativa y sin esperar que sean como deseas. Cada uno de nosotros es distinto y eso está bien.

Cada uno vive como desea y tú debes hacer lo mismo.
Deja de temer al fracaso
Una de las cosas que evitan que seas la mejor versión de ti mismo es el miedo al fracaso. Quizás deseas algo con todas tus ganas pero no atreves a lanzarte porque tienes miedo de equivocarte. Entonces optas por evitar el riesgo y pasar el tiempo sintiendo que algo va mal con tu vida.

“Las personas más auténticas son aquellas que saben lo que quieren y van por ello”

El resto solo se conforma con recibir lo que la vida le da. No temas equivocarte, los errores son la mejor fuente de conocimiento y crecimiento.

Haz lo que deseas
Esto tiene mucho que ver con el fracaso. Si pasas la vida entera huyendo del fracaso es probable que termines haciendo cosas que realmente no quieres. Desde estudiando algo que ni te interesa hasta casándote con alguien que no te hace feliz.

La mejor versión de ti mismo aparece cuando te arriesgas a encontrarte. 

Sueña y haz lo posible por volver reales esos sueños.

lunes, 19 de junio de 2017

El Sentido De Lo Que Ocurre


Calma… que la vida se encarga de explicar las cosas que hoy no tienen sentido

Durante nuestro tránsito por la vida, vamos experimentando un sinfín de vivencias, nos vemos expuestos a todo tipo de situaciones, pasamos por cosas que nos facilitan nuestra felicidad y por cosas que nos generan mucho sufrimiento, siendo éstas las que por lo general nos cuesta tanto entender y darles sentido.

Muchas veces pensamos que la vida es injusta, que no nos merecíamos vivir tal cosa, que teniendo tantas opciones cómo haya resultado posible que una situación desencadenara en el resultado menos apreciado por nosotros, que existiendo tanta gente que podemos considerar que necesita mayores lecciones, nos veamos tan afectados por la vida, con cosas que pueden estar aparentemente fuera de nuestro control.

Pero resulta, que la vida, la maravillosa y peculiar vida, por lo general no nos deja con muchas dudas, sino que se encarga de aclararnos a medida que pasa el tiempo, por qué algo que no nos encajaba en su momento, resultó siendo una pieza tan crucial de nuestro rompecabezas.

Qué aprendizaje o cambio de visión nos dejó esa experiencia tan amarga, cómo el amor de nuestras vidas, vino justo después de esa experiencia fallida que sentimos que nos robaba las ganas y la confianza en el amor, cómo después de haber sido despedidos de algún trabajo, emprendimos en la búsqueda de nuestra realización, cómo haber sufrido de ansiedad nos permitió conocer un lado de la vida totalmente diferente y resultar en un ser humano fortalecido y sin miedo a nada.

En fin, solemos cuestionar muchas cosas que ocurren en nuestras vidas, sin aceptar, solo resistiéndonos a que ocurran y con esa resistencia y negación, lo que hacemos es empeorar las cosas, 
alargamos la experiencia y no vemos lo que en realidad quiere mostrarnos. 

Solo cuando soltamos las armas y aceptamos con humildad que desde donde estamos solo nos queda aceptar y dejar fluir, es cuando veremos que la vida no quería atacarnos o hacernos mal, que es nuestra aliada y solo quiere para nosotros lo mejor, nuestro mayor crecimiento, que evolucionemos, que saquemos de nosotros lo mejor.

La vida está allí jugando a nuestro favor, somos nosotros los que la sentimos un tanto parcializada con otro equipo, o bien saboteando nuestro juego, pero la realidad es que los únicos que interferimos en nuestra vida, en nuestra evolución, somos nosotros mismos, somos nosotros los que nos ponemos límites, los que nos derrumbamos, los que acabamos con nuestra paz a través de pensamientos angustiantes, pero de la misma manera que nos perturbamos, podemos tomar el hábito de hacer lo contrario.

Podemos decidirnos confiar en la vida, en sus procesos, en sus dinámicas, poniendo siempre lo mejor de nosotros mismos y esperando siempre lo mejor.

Hugo W Arostegui




¡No se puede dar lo que no se tiene!


Cuando se piensa en esta frase, de inmediato pensamos en las cosas materiales que cada cual posee, pero esta reflexión no va de eso, es de aquellas personas que viven siempre en forma triste y maldiciendo su mala suerte, porque según ellos todo les sale mal. Personas que siempre desean cosas que no están a su alcance, cosas que otros tienen. Personas que cuando algo tienen no saben apreciarlo y sólo piensan que debieran tener más.

Todo sería diferente si esas personas pensaran por unos minutos que la felicidad y el gozo que se puede obtener en la vida, nos las brindan las cosas sencillas, cosas que siempre están a nuestro alcance, como un amanecer, disfrutar de mirar una flor, de ver reír a los niños o simplemente agradecer lo que la vida no ha dado.

Esa clases de personas, por más que les muestres estas cosas no sentirán nada, no tendrán alegría, y no lograrás hacerles sonreír con aquellas cosas que tú disfrutas. Puedes disfrutar de esas cosas porque estás llena de amor, de ilusiones, de esperanza, te sientes contenta por dentro y eso es hace que seas una persona completa.

-Si tienes amor en tu corazón, puedes dar amor- 
Y eso sí que es valioso.

Hay quien pensará que si una persona es feliz, es que no tiene problemas. Pero no es así, claro que tiene problemas, sólo que sabe sobrellevarlos y aunque muchas veces el dolor golpee fuerte en su corazón, por ser una persona llena y plena nada logra anular su felicidad, ni su serenidad para ver la vida. Toma todo lo malo como experiencias y sabe salir adelante aun y a pesar de estos problemas cotidianos que la vida nos da cada día.

Lograr la felicidad interior sucede cuando todo tu ser está en completa armonía con todo lo que eres o haces; y mientras más amor repartas hacia el mundo, más grande se hace dentro de ti a modo que puedes repartirlo a manos llenas. Eso te convierte en una persona bien encaminada, alguien que sabe lo que quiere, que conoce sus metas y hacia hasta donde llegar. Ser así te convierte en una de esas personas a las que todos se le acercan, pues son como un imán a la cual todo se le pega, lo bueno y lo malo… Pero sabes salir airoso, pues te has construido firme y sólido.

Existe ese tipo de personas que no pueden dar porque no tienen nada bueno en su corazón, son pobres de espíritu, no hay alegrías ni amor dentro de ellas; es como un campo árido donde nunca se podrá sembrar, son personas nocivas que viven el cada día amargándose y deseando todo pero no queriendo dar nada. Desgraciadamente hay muchas personas así en nuestras vidas, pueden ser personas cercanas o lejanas, pero siempre hay alguien a quien le cabe como anillo al dedo esta frase: "No se puede dar lo que no se tiene".


Frases de Abrir los Ojos


Existen frases para cuando un bebé abre los ojos por primera vez al mundo, para hacernos ver cosas obvias que a nosotros se nos escapan, para hacernos entender que estamos en un error, para demostrarnos que hemos sido engañados, o simplemente para abrir los ojos a un nuevo día.

Veamos Algunas De Ellas:

·        Abre los ojos, mira hacia adentro. ¿Estas satisfecho con la vida que estamos viviendo? (Bob Marley)
·        En estos tiempos hay que ser un optimista para abrir los ojos cuando te despiertas por la mañana. (Carl Sandburg)
·        Una resaca es cuando abres los ojos por la mañana, y desearías no haberlo hecho. (Autor desconocido)
·        Mantén los ojos bien abiertos antes del matrimonio, después, medio cerrados. (Benjamin Franklin)
·        Tu puedes derramar lágrimas porque ella se ha ido, o puedes sonreír porque estas vivo. Tu puedes cerrar los ojos y rezar para que ella vuelva, o puedes abrir los ojos y ver todo lo que queda. (David Harkins)
·        Para ver bien es necesario mantener los ojos bien abiertos. Para ver mejor es necesario cerrarlos. (Louis Paul Lampert)
·        Mantén los ojos abiertos, los oídos bien abiertos, agarra todo lo que puedas, reacciona y ¡aprende! (Victoria Abril)
·        Presta tus oídos a la música, abre los ojos a la pintura y deja de pensar. (Wassily Kandinsky)
·        Las cosas malas en la vida abren los ojos a las cosas buenas a las que no les estabas prestando atención. (Autor desconocido)
·        Cada momento difícil tiene el potencial de abrir mis ojos y abrir mi corazón. (Mila Kavat-Zinn)



Inspiración



La inspiración se valora de una forma especial en cualquier proceso creativo en el que surge la chispa, es decir, brotan las ideas de una forma espontánea y natural. Cualquier escritor saca el máximo partido a sus momentos de inspiración, a esos momentos de trabajo que son totalmente imprevisibles, es decir, no surgen de una planificación previa porque la mente no es una máquina. Un escritor puede tomar ideas para inspirarse en su trabajo cotidiano a partir de situaciones de su día a día, a través de una película, mediante un buen libro, en una conversación con amigos… La inspiración muestra que el ser humano necesita salir de sí mismo para seguir aprendiendo constantemente de otros.

Una inspiración es aquello que evoca en ti algo especial. Un gancho que conecta con una gran idea. La inspiración es agradable, sin embargo, cualquier artista descubre que existen muy pocos momentos de inspiración en comparación a las largas horas de trabajo frente al folio en blanco. Por eso, la mejor filosofía que tiene cualquier artista es: “Que la inspiración te encuentre trabajando”. Es decir, podríamos decir que para estar inspirado también es recomendable tener una buena predisposición de trabajo en relación con unos hábitos de horarios regulares, un entorno de trabajo acogedor, una rutina profesional concreta…

Dentro de los escenarios que son ideales como punto de inspiración conviene destacar que la naturaleza es un marco perfecto de bienestar que produce sensaciones y emociones muy agradables. Al estar en contacto con la naturaleza, la mente se siente desbordada por la perfección de tanta belleza, además, al respirar aire puro, cualquier persona se siente más relajada y tranquila. Conecta más consigo misma. Y en este entorno de bienestar absoluto, también fluyen mejor las ideas porque para tener una buena inspiración es fundamental estar bien descansado y relajado.

Las personas que arrastran altas dosis de estrés y de cansancio tienen pocos momentos de inspiración porque el estrés es agotador en sí mismo. Un momento de inspiración es una especie de momento mágico a través del que una persona puede dar rienda suelta a toda su creatividad gracias a ese chispazo de luz que da lugar a una idea brillante, original y genuina.


El Ser Responsable


La responsabilidad se puede ver como la conciencia acerca de las consecuencias que tiene todo lo que hacemos o dejamos de hacer sobre nosotros mismos o sobre los demás.

En el campo del estudio o del trabajo; por ejemplo, el que es responsable lleva a cabo sus tareas con diligencia, seriedad y prudencia porque sabe que las cosas deben hacerse bien desde el principio hasta el final y que solo así se saca verdadera enseñanza y provecho de ellas.

Con la responsabilidad el individuo aprende a comportarse de manera que puedan confiar en él, ya que ésta garantiza el cumplimiento de los compromisos adquiridos y genera confianza y tranquilidad entre las personas.

El ser responsable reflexiona seriamente antes de tomar cualquier decisión, pensando en los resultados y efectos que pueda afectar la propia vida o la de otros; es capaz de sentir lo que otros sienten y entender las necesidades de los demás; reconoce los errores cometidos y se muestra dispuesto a repararlos.

Todo lo expuesto es referido a la responsabilidad ética, moral y social, ésta última tienen gran relevancia en una comunidad familiar, en donde los padres tienen el deber de ser responsables en la formación de sus hijos y en la contribución de ellos en la sociedad, con el aporte de su misma experiencia de comunión y participación.

Otra definición posible mencionada por la RAE señala que la responsabilidad es la habilidad del ser humano para medir y reconocer las consecuencias de un episodio que se llevó a cabo con plena conciencia y libertad.

Por lo tanto, una persona responsable es aquella que desarrolla una acción en forma consciente y que puede ser imputada por las derivaciones que dicho comportamiento posea. De este modo, la responsabilidad es una virtud presente en todo hombre que goce de su libertad.

Más exactamente podemos determinar que una persona que se caracteriza por su responsabilidad es aquella que tiene la virtud no sólo de tomar una serie de decisiones de manera consciente sino también de asumir las consecuencias que tengan las citadas decisiones y de responder de las mismas ante quien corresponda en cada momento.

Por ello, es necesario añadir que un elemento que tiene que estar presente y que sin él es imposible hablar de responsabilidad es el de libertad, pues esta es la que determina el que alguien pueda realizar cualquier acción porque así lo estima oportuno o lo desea. Pero también es vital que dicho individuo tenga también razón. Así, quien carece de raciocinio, como por ejemplo un niño o un desequilibrado, no puede ser responsable de sus actos.

Muchas son las personas que carecen de esta virtud que, según señalan los expertos, se hace más patente en personas que cuentan con otras dos cualidades muy positivas. Por un lado, estaría la valentía y por otro la humildad. Y es que esta última es vital para que alguien que ha cometido un error con sus actos carezca de orgullo para pedir perdón.

Hugo W Arostegui


Habilidades


La habilidad es la aptitud innata, talento, destreza o capacidad que ostenta una persona para llevar a cabo y por supuesto con éxito, determinada actividad, trabajo u oficio.

Casi todos los seres humanos, incluso aquellos que observan algún problema motriz o discapacidad intelectual, entre otros, se distinguen por algún tipo de aptitud.

En tanto y de acuerdo con que no todos los individuos somos iguales, venimos del mismo lado o nos gusta lo mismo, no todos los seres humanos observan la misma destreza para las mismas cosas y por suerte, gracias a esto es que existe la diversificación de tareas y trabajos. Es así que hay personas que poseen y demuestran una propensión a desarrollar habilidades físicas, ya sea porque cuentan con una formidable genética, capacidad de recuperación que se los permite y lo más importante en este sentido, un determinado talento especial, por ejemplo, un futbolista que vive con una pelota en los pies o como suele decirse figuradamente, "atada a los pies", "haciendo jueguito". A este tipo de habilidades físicas, generalmente, se las denomina destrezas. Para los modelos actuales de análisis neural, se postula que esta habilidad física habitualmente innata requiere de la potenciación mediante la práctica frecuente para dar lugar a la explotación de una forma de inteligencia que difiere del concepto convencional de esa expresión.

Luego están aquellos que, por ejemplo, carecen de estas destrezas físicas que caracterizan a la práctica de actividades deportivas, pero presentan una increíble capacidad para los números; a modo de ejemplo, se trata de aquellos individuos que estiman con facilidad cuántas pelotas entran en una bolsa, pero no cómo patear tan sólo una de ellas al arco. A este tipo de habilidad con los números y que requieren la intervención de la inteligencia formal, se las conoce como aptitudes. Esta potencia intelectual, al igual que las destrezas físicas, requiere de su potenciación e incremento por medio de la puesta en práctica y el entrenamiento. Muchos sujetos presentan un formidable potencial para alguna de estas áreas, pero la insuficiente puesta en práctica reduce el rendimiento de un modo destacado.

También la habilidad o talento puede estar en las manos de una persona, por ejemplo, la costura es un talento. En tanto, los talentos pueden ser heredados: la mamá de Ana es una excelente costurera, entonces, Ana tendrá muchas chances de heredar la habilidad de coser. También es posible aprender un talento, aunque claro está que, en este caso y a diferencia de lo que ocurre con las personas que innatamente poseen uno, quien aprende a hacer algo deberá siempre practicarlo, porque la ausencia de práctica en el tiempo provoca un olvido.

Vale señalar que ciertas habilidades sólo se adquieren mediante el aprendizaje. Este caso está representado por lo que se denomina programa motor o, en términos técnicas, engrama motor. El ejemplo más característico lo constituye la capacidad para conducir un vehículo. Con este objetivo, se requiere la prolija coordinación de los cuatro miembros, la visión, el oído, el equilibrio, la inteligencia y el control de las emociones. Estas tareas, a su vez, deben amalgamarse en la dosis adecuada y en el momento apropiado. Tras las prácticas iniciales de quien comienza a conducir, la habilidad para manejar un vehículo de motor se "graba" en forma de circuitos neurales que dan practicidad y automatismo a los movimientos. 


Por lo tanto, la conducción de un vehículo es una habilidad que no representa estrictamente una destreza, un talento o una aptitud, sino una conjunción de variables en la que todos estos elementos aportan en mayor o menor grado. Es por ello que algunos individuos nunca logran manejar, mientras que otros adquieren la habilidad suficiente para conducir un trasporte de pasajeros o un móvil de competición.


domingo, 18 de junio de 2017

Extrayendo El Fruto De Cada Día


Cada día de vida encierra momentos maravillosos de los que no siempre somos conscientes. Un día de los que llamamos “normales” está lleno de situaciones llenas de significado y que a veces convertimos en rutinas sin sentido cuando no pasamos por ellas con los sentidos cerrados.

Felicidad es una palabra tan grande que parece evocar solo a los grandes acontecimientos o logros. Así, como esos instantes no son frecuentes, pensamos entonces que tal felicidad se sirve de manera espaciada en dosis muy grandes, solo así. Sin embargo, puede que estemos equivocando el enfoque. Quizás la felicidad no está en lo extraordinario, sino en muchos momentos cotidianos que a veces dejamos pasar sin más.

Muchas personas piensan que la felicidad reside justo al lado de las metas que nos proponemos, quedando así aplazada hasta que las alcancemos. Otras personas se creen que para encontrarla, deben tener un número con muchos dígitos en su cuenta o disponer de lujosas pertenencias materiales.

Sin embargo, nada más lejos de la realidad, la felicidad no está relacionada con la consecución de sueños o los bienes materiales que tengamos, es mucho más simple de encontrar.
La felicidad es la senda que recorremos cada día, es el proceso de conseguir las cosas, es el hecho de poder saborear cada minuto, de disfrutar lo que estamos haciendo, de saber que llegaremos a nuestra meta pero sin importar el camino porque nos gusta recorrerlo.

La felicidad es saber que de los errores se aprende, que la frustración es un maestro y que las personas que están a nuestro alrededor son las que realmente merecen estarlo.La fórmula mágica para encontrar este maravilloso camino no es más que disfrutar de la sencillez de las pequeñas cosas, los pequeños momentos se convertirán en grandes recuerdos en nuestro corazón.

Cuando puedes dormir y sueñas, tus emociones se equilibran, tu cuerpo se renueva y, de hecho, te vuelves más inteligente: asimilas con mayor facilidad los nuevos contenidos y fijas lo que aprendiste en la jornada anterior. Poder dormir también es uno de esos pequeños milagros cotidianos a los que no siempre les damos el valor que tienen.

Como ves, cada día está lleno de momentos maravillosos. Que muchas personas los desprecien y los ignoren no significa que no tengan en sí mismos un gran valor. Quizás, si aprendes a descubrir la maravilla escondida en esos momentos cotidianos también aprendas a hacer de tu vida algo más que una rutina. Esa que lejos de grabarse en tu memoria deja la misma huella que el viento en calma en el rostro.

El maravilloso cerebro emocional de las personas resilientes

Las personas resilientes saben que nadie es inmune al sufrimiento, a la adversidad. Comprenden que cuando aparecen esos instantes de oscuridad y desesperanza, tenemos dos opciones: dejarse vencer o sobreponernos, luchar con todas las estrategias que nos sea posible, porque la vida es maravillosa si no se le tiene miedo.

Te gustará saber que el término “resiliencia” proviene en realidad del campo de la física. Hace referencia a la cualidad de algunos materiales para resistir la presión y doblarse con flexibilidad para volver a forma original. Ahora bien, la resiliencia, aplicada a la psicología presenta otra dinámica existencial más interesante: la de hacernos crecer.

“La felicidad humana generalmente no se logra con grandes golpes de suerte, que pueden ocurrir pocas veces, sino con pequeñas cosas que ocurren todos los días.”
-Benjamin Franklin-

La Facultad De Discernir


El discernimiento es el juicio por cuyo medio percibimos y declaramos la diferencia que existe entre varias cosas

El término discernimiento se forma a través del sufijo “mentum” que significa “medio o instrumento” y discernir que proviene del latín “discernere” que expresa “distinguir o separar”
.
El acto de discernir es una virtud ligada a un juicio moral que permite al individuo valorizar si una acción es buena o mala. El discernimiento como juicio moral es la habilidad o capacidad que posee una persona para certificar o negar el valor moral de una determinada situación. 

La palabra discernir es sinónimo de juicio, perspicaz, distinguir, comprender, es decir, cuando una persona discierna algo debe de comprender, distinguir lo bueno y lo malo, lo correcto e incorrecto y ser prudente en su manera de actuar, por ejemplo: una persona que le proponen un trabajo debe de discernir, es decir, debe de analizar lo bueno y lo malo de esa propuesta de trabajo para poder tomar una correcta decisión o, cuando se desenvuelve en un grupo de personas, el individuo debe de observar su entorno para observar lo bueno y lo malo, lo correcto e incorrecto de sus acciones para realizar las acciones pertinentes con el fin de llevar una convivencia saludable.

Por otro lado, lo contrario de discernir es imprudencia, inocencia, insensatez, irreflexión, entre otros, es decir, es una persona que no capaz de hacer un juicio cabal sobre la situación y sin apreciar las consecuencias de sus actos.  

Siempre que se nos presente frente a nosotros más de una opción será necesario tomar una decisión al respecto y entonces ahí es donde entrará en juego la distinción de una cosa de otra para así poder proceder, decidir, entre otras posibilidades, de la mejor manera posible, inclusive determinar si algo es verdadero o falso, bueno o malo, entre otros.

Muchas veces este concepto se usa como sinónimo de entender algo.

Conocer algo o a alguien nos permitirá comprenderlo, lo incorporarnos a nuestra estructura mental.

Cuando es entendido tendrá sentido, a partir de ese momento será claro, y por caso se lo podrá juzgar, valorar, y poder aplicar la experiencia a otros casos símiles, permitiendo solucionar cuestiones domésticas, de todos los días que se nos suscitan, y por otra parte, cuestiones inherentes al ámbito científico, cuando por ejemplo se logra discernir una cuestión que está bajo estudio o investigación en un laboratorio.

Cuando una persona consigue entender, discernir, sobre un asunto, su mente estará capacitada para actuar, para decir, o para evitar algo, porque ya sabe si es algo positivo o negativo para su vida, por caso.

Si actuamos o decidimos algo porque otro nos lo sugiere o nos lo impone, seguramente, ello no se corresponderá con nuestros reales deseos o comportamientos, básicamente, porque estamos actuando en función de lo que otro nos dice, y no aplicando nuestro propio discernimiento en aquello que queremos o no.

La atención dispuesta en el presente no requiere ser mantenida con esfuerzo, puesto que es presente; requiere que tu mente jamás se distraiga de lo que tiene que hacer.
Ante los diversos episodios de la vida cotidiana, por ejemplo, el hecho de estar en el acto de conducir, se requiere estar pendiente y atento a la acción en vez de estar recordando cualquier evento inexistente en ese momento. 

Cuando camines, hazlo contemplando lo que te rodea y no recordando cosas que en ese momento no son parte del panorama. Y ante la locura del sentimiento, las caricias o la pasión, prefiere ese instante y no el recordar lo que hubieras querido que ocurriera y nunca fue… ¿entiendes? Lo que se te pide es que el sistema sea capaz de posarse una y otra vez en los eventos que acontecen y reaccionar exclusivamente ante ellos. 

Entiende: no se pide que no reacciones ante la vida, al contrario, debes seguir y realizar una a una tus responsabilidades, desde la simpleza de tender tu cama hasta el compromiso de dar lo mejor de ti en tu trabajo y ante los que te quieren.


Calor Humano


Es curioso cómo detrás de muchas dolencias con las que me he encontrado, y encuentro, está la idea de “calor humano“. O, mejor dicho, la falta o insuficiente cantidad de calor humano
.
Aunque no lo reconocemos demasiado, mira que nos apetece sentirnos acogidos, acompañados, escuchados y entendidos, si eso es posible, en la mayor parte de las ocasiones. En definitiva, buscamos el calor humano, tanto físico como emocional.

Si algo hay que decir, es que el fuego se inventó (en realidad, más bien nos topamos con él. Lo que aprendimos fue a gestionarlo) para comer calientes los alimentos, evitando digestiones algo pesaditas, y por simple cuestión de supervivencia ante las extremas temperaturas exteriores. Y alguna que otra importancia tuvo este descubrimiento en que aún sigamos dando vueltas por este planeta. Si, de nuevo, algo hay que decir, es que el calor humano se diseñó para alimentarnos como especie y permitirnos seguir vivos siglo tras siglo.

También es cierto que tanto calor, en muchas ocasiones, nos hace saltar la línea y machacarnos entre nosotros a base de bien, guerras mundiales, locales, discusiones territoriales, posesivas, etc., pero se trata de otro calor mucho más relacionado con la combustión generada por la información genética, instintos, pasiones, emociones, necesidades internas, déficits, excesos, expectativas personales y sociales, vivencias, sentido de pertenencia… El otro, el que se transmite y se busca a través de la relación, comunicación, y va enfocado a completar y complementarnos mediante el encuentro, también puede surgir de esas fuentes, pero no es guerrero, ni busca el dominio o la posesión.             A menos que sea el lobo anterior vestido de corderito intentando darnos gato por liebre.

Y es que somos, que yo sepa, un animal, porque, seamos humildes, seguimos siéndolo, con nuestro viejo cerebro reptiliano envuelto por los más modernos límbico y neocortex. Eso sí, un animal muy, muy complejo. En realidad, estamos lejos de comprender ni medianamente bien nuestro comportamiento. De hecho, llevamos milenios preocupándonos de aspectos relacionados con la psicología, pero ésta, como disciplina formal, anda por el siglo y medio.

El calor humano lo sentimos cuando tenemos desde la sensación hasta la certeza, pasando por el estoy casi seguro, de que se nos valora. Y esto no se refiere sólo a la transferencia de calor entre dos o más cuerpos humanos con distinta temperatura, sino, además, al calor de saberse, insisto, valorado, escuchado, preguntado…, respetado. Que contamos, en definitiva. Y, así, a casi todo lo negativo que ocurra después, se le irán encontrando atenuantes y explicaciones favorables al transmisor de ese calor humano. Esa sensación nos predispone en positivo y nos hace vivir la pertenencia a algo. Vaya, pues no está mal el botín.

Sonrisas y lágrimas son consustanciales a nuestra naturaleza. Tenerlo en cuenta es caminar con pie más firme a través de un camino largo y desconocido, pero enormemente sorprendente si levantamos la vista del suelo y de nuestros pensamientos y nos decidimos a mirar lo que nos rodea y, casi más importante, a querer verlo. 

Vámonos a la calle un rato a mirar, ver e interactuar, que todo está ahí para nosotros, a nuestra disposición.


Hugo W Arostegui

Los Malos En Nuestro Propio Cuento


“Un cuento siempre adquiere los colores que le otorgan el narrador, el ámbito en que se cuenta y el receptor”
-Jostein Gaarder-

Es como si muchos de nosotros dispusiéramos de un férreo esquema auto-construido sobre lo que esperamos de los demás, sobre lo que consideramos como adecuado y respetable, sobre lo que entendemos como nobleza o bondad. Así, cuando algo de esto falla, cuando un solo elemento de esa receta interna no se cumple, no se expresa o no aparece, no dudamos en calificar a esa persona como desconsiderada, tóxica o incluso “malvada”.

Ser el lobo en el cuento de alguien es algo bastante común. Sin embargo, en muchos de estos casos es necesario analizar a la persona que habita bajo la caperuza roja.

Caperucita es una niña obediente. En su trayecto por el bosque sabe que no debe salirse del camino marcado, que hay seguir las normas, actuar según lo establecido. Sin embargo, cuando aparece el lobo sus perspectivas cambian… Se deja cautivar por las bellezas del bosque, por el sonido de los pájaros, el tacto de las flores, la fragancia de ese mundo nuevo cargado de sensaciones. El lobo, en el cuento, representa por tanto la intuición y ese reverso más salvaje de la naturaleza humana.

Esta metáfora nos sirve sin duda para entender un poco más muchas de esas dinámicas con las que nos encontramos a diario. Hay personas que, como Caperucita al inicio del cuento, muestran un comportamiento rígido y pautado. Tienen interiorizadas cómo deben ser las relaciones, cómo debe ser el buen amigo, el buen compañero de trabajo, el  buen hijo y la excelente pareja… Sus cerebros están programados para buscar esas dinámicas en exclusiva y esa uniformidad, porque es así como obtiene lo que más necesita: seguridad.

No obstante, cuando acontece la disonancia, cuando alguien reacciona, actúa o responde de forma diferente al plan previsto, entran en pánico. Aparece la amenaza y el estrés. Una opinión contraria se ve como un ataque. Un plan opuesto, una negativa inofensiva o una decisión inesperada se siente al segundo como una desoladora decepción y como una inmensa afrenta.

Así, casi sin buscarlo, sin preverlo y sin ni tan solo quererlo, no convertimos en el “lobo” del cuento, en ese alguien que por seguir su intuición hirió al ser frágil que habitaba en el interior de una caperuza.

Por otro lado, hay algo que tampoco podemos negar: muchas veces nosotros mismos somos esa caperucita que comete el error de crear su propio cuento. Trazamos e ideamos planes sobre cómo debe ser nuestra vida, cómo esa familia ideal, como ese mejor amigo y ese amor perfecto que nunca falla y que encaja con todas nuestras piezas sueltas. Imaginarlo nos ilusiona, que ocurra nos dota de seguridad y luchar para que todo siga así nos define como persona.

Sin embargo, cuando el cuento deja de ser cuento y se convierte en un ensayo de la realidad, todo se derrumba y aparece al instante esa manada de lobos devorando nuestra fantasía casi imposible.

Ser el lobo en el cuento de alguien no es agradable. Puede que existan razones concretas para que lo seamos y puede que no. Sea como sea, son vivencias incómodas para todas las partes. Ahora bien, hay un aspecto muy básico que no podemos dejar de lado. 

En ocasiones, ser el “malo” en la historia de alguien nos ha permitido ser el “bueno” en la nuestra. Pudimos ser, por ejemplo, ese héroe que fue capaz de salir de una relación desgastante e infeliz o ese personaje que se atrevió a poner “fin” a un relato que ya no daba más de sí.

El lobo siempre será malo si solo escuchamos a Caperucita