La responsabilidad se puede ver como la conciencia acerca de las
consecuencias que tiene todo lo que hacemos o dejamos de hacer sobre nosotros
mismos o sobre los demás.
En el campo del estudio o del trabajo; por ejemplo, el que
es responsable lleva a cabo sus tareas con diligencia, seriedad y prudencia
porque sabe que las cosas deben hacerse bien desde el principio
hasta el final y que solo así se saca verdadera enseñanza y provecho de ellas.
Con la responsabilidad el individuo aprende
a comportarse
de manera que puedan confiar en él, ya que ésta garantiza el
cumplimiento de los compromisos adquiridos y genera confianza y tranquilidad entre las personas.
El ser responsable reflexiona
seriamente antes de tomar cualquier decisión, pensando en los
resultados y efectos que pueda afectar la propia vida o la de otros; es capaz de sentir lo que otros
sienten y entender las necesidades de los demás; reconoce los errores cometidos
y se muestra dispuesto a repararlos.
Todo lo expuesto es referido a la responsabilidad ética, moral y social,
ésta última tienen gran relevancia en una comunidad familiar, en donde los padres tienen el deber de ser responsables en la
formación de sus hijos y en la contribución de ellos en la sociedad,
con el aporte de su misma experiencia de comunión y participación.
Otra definición posible mencionada por la RAE señala que la responsabilidad es la
habilidad del ser humano para medir y reconocer las consecuencias de un
episodio que se
llevó a cabo con plena conciencia y libertad.
Por lo tanto, una persona responsable es aquella que
desarrolla una acción en forma consciente y que puede ser imputada por las
derivaciones que
dicho comportamiento posea. De este modo, la responsabilidad es una virtud presente en todo hombre que goce de su
libertad.
Más exactamente podemos determinar que una persona que se
caracteriza por su responsabilidad es aquella que tiene la virtud no sólo de
tomar una serie de decisiones de manera consciente sino también de asumir las
consecuencias que tengan las citadas decisiones y de responder de las mismas
ante quien corresponda en cada momento.
Por ello, es necesario añadir que un elemento que tiene que
estar presente y que sin él es imposible hablar de responsabilidad es el de
libertad, pues esta es la que determina el que alguien pueda realizar cualquier
acción porque así lo estima oportuno o lo desea. Pero también es vital que
dicho individuo tenga también razón. Así, quien carece de raciocinio, como por ejemplo
un niño o un desequilibrado, no puede ser responsable de sus actos.
Muchas son las personas que carecen de esta virtud que,
según señalan los expertos, se hace más patente en personas que cuentan con
otras dos cualidades muy positivas. Por un lado, estaría la valentía y por otro
la humildad. Y es que esta última es vital para que alguien que ha cometido un
error con sus actos carezca de orgullo para pedir perdón.
Hugo W Arostegui
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