sábado, 24 de junio de 2017

Cicatrices


Casi todo lo que escribo son diálogos interiores.
Esos que uno mantiene dentro de sí y que no salen nunca.
A veces, como ahora, ese "nunca" se rompe como una sandía.
Todo sale desordenadamente como en una explosión,
sin otro fin que liberar la pulpa: el corazón.
Es como un círculo cerrado, pero no vicioso, que pretende, exclusivamente,
salir al aire fresco.
Un poco como irse uno mismo...lejos...
Y te llega el aire, tan fresco como el de esta noche de enero.

De toda caída, se sale.
Se acaba saliendo aunque remendado.
Hay cosas que no tienen reparación, y lo sabemos,
pero eso mismo ya es una manera de empezar a salir.
Somos nuestras cicatrices. 

Al final tenemos que seguir cada vez más solos
recomponiendo el alma que son el corazón de la sandía:
Miguitas de pan esponjoso de rojo sangre; 
Chispitas del fuego de una chimenea con piñas secas
y cáscara de naranja junto al tarugo de encina.

Si pudieras acercar la nariz en la explosión
sólo notarías el aroma de la esencia que persiste
más allá del tiempo.
Hay gente que no cree en esas cosas.
Incluso yo lo sé y por eso es un diálogo interior y
salta aquello en palabras sin mayor importancia.

Misterio es para mí que un corazón roto siga latiendo
como un ave que bate sus alas después del impacto;
Como que se pueda vivir sin él, o sin alma,
y lo he visto mucho...y con gran éxito,
es para mi misterio. 

"De poco sirve nada.
De poco sirve todo.
Todo, para nada"

losescritosdegatofenix.blogspot.com/2017

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