Ojalá existiera el hada madrina que nos trae lo que deseamos
a ritmo de varita mágica pero, al día
de hoy, salvo en los inesperados golpes de suerte, que 'haberlos los hay”,
tenemos que ponernos manos a la obra con la herramienta universal para alcanzar
nuestros sueños: hacer cambios.
¿Quiere dos tallas menos? Cambie su estilo de vida. ¿Más
felicidad? Modifica tus pensamientos.
La psicología indica que la permuta se realiza cuando hemos
aprendido a hacer las cosas de otra manera. La moderna teoría señala que es el
cambio y la acción en sí misma la que produce el aprendizaje también: empiezo a
hacer ejercicio, mi cuerpo aprende a moverse y mi mente a tratarse de otra
manera.
Este es el modelo que he elegido para hablarle de los cambios
voluntarios y conscientes. Partimos, como diría Antonio Machado, del
"caminante, no hay camino, se hace camino al andar".
Cuando alguien a su alrededor o usted mismo se diga un
categórico "yo soy así", lo que quiere decir es "no quiero
cambiar", "no sé cómo cambiar" o "no puedo cambiar".
El ser humano está en permanente proceso de evolución y
realiza cambios a diario.
Algunos son graduales y vienen poco a poco; otros son
radicales donde un único episodio nos transforma la vida. Finalmente, los hay
de efecto dominó, donde una sola transformación crucial produce una
metamorfosis en cadena.
Todos sabemos lo que significa poner nuestro GPS mental en
dirección a un firme propósito y encontrarnos a la vuelta de la esquina con una
inesperada compañera de camino:
la resistencia, esa parte de nosotros que nos dice "más
vale lo malo conocido que lo bueno por conocer".
Es sorprendente que
anhelemos el cambio y tendamos a resistirlo con el mismo ahínco, perseverando
en las conductas ineficaces de siempre. ¿Por qué? Porque la psique busca la
solución más simple: la conocida. Por ello, se vuelve a afrontar el problema
con una mayor dosis del mismo remedio. La neurosis es repetir una y otra vez la
misma conducta esperando que el resultado sea distinto.
Los autosabotajes suelen tener dos caras: las distracciones
y los obstáculos.
Las primeras se muestran en forma de despistes, olvidos,
llegar tarde, posponer, perder el tiempo, adicciones y la comodidad. Entre los
obstáculos están las justificaciones ("no servirá de nada"),
identificarse con una sola identidad ("yo soy así"), las creencias
limitantes, echarle la culpa a los demás, la negación de lo que sucede y los
miedos.
Hugo W Arostegui
No hay comentarios:
Publicar un comentario