Todo comienza con el acto de prestar atención. Si estamos
siempre en la acción, vivimos reaccionando a los estímulos
mecánicamente. En
lugar de precipitarnos hacia la situación que tenemos enfrente, podemos dedicar un momento a examinar
nuestro interior, observarlo, CONECTARNOS CON LO QUE SENTIMOS y verificar la
razón del porque actuar como estamos a punto de hacerlo. EL CENTRARNOS Y
MIRARNOS INTROSPECTIVAMENTE NOS ASEGURA QUE, SUCEDA LO QUE SUCEDA EN EL
EXTERIOR, NO PERDEREMOS NUESTRO EQUILIBRIO INTERIOR NI AUTORESPETO.
Habiendo verificado nuestro estado interno, podemos entonces
llevar nuestra atención hacia la situación en sí y observarla con mayor
objetividad y claridad, para enfrentarla no desde nuestros hábitos,
sino de verdad siendo fiel a nosotros mismos en ese
determinado momento. Sin
este proceso no podríamos realmente tomar la iniciativa
correcta, ya que el control y la concentración dependen del
nivel de nuestra introspección.
La introspección es realmente
la puerta al progreso y transformación personal, es central en
términos de nuestro desarrollo personal y espiritual. Sin la capacidad de
asimilar lo que aprendemos y de reflexionar profundamente sobre lo que soy, lo
que siento, lo que he aprendido de mí y también sobre los principios del
conocimiento espiritual que tantas veces hemos leído o escuchado (para
convertirlos no sólo en comprensibles sino en practicables) no podemos avanzar
de manera efectiva. Podemos pensar y hablar de progreso y de desarrollo
espiritual, pero es la facultad de la introspección, del autoobservarnos en silencio,
de discernir qué es lo bueno para mí, la que nos proporciona las herramientas
para transformar cualquier situación que afrontemos y avanzar en nuestro camino de la
vida. La introspección es la base de nuestra estabilidad personal,
especialmente frente a las adversidades y también es la posibilidad de hacer
cambios y explorar formas más profundas de mi ser.
Para incrementar esta consciencia interna cada día, es importante hacer paradas
en nuestro camino y LLEVAR LA ATENCIÓN HACIA NUESTRO SER,
nuestra esencia, y conectar con nuestro centro interior de paz y silencio,
desde el cual somos un observador desapegado de las situaciones
externas y
podemos observar de forma objetiva y apreciativa el juego de la vida que se
está desarrollando constantemente a nuestro alrededor.
Te invito a hacerlo, inténtalo. Es simple, una vez que
pudiste parar. Una vez que te detienes puedes quedarte en silencio, meditar,
contemplando cada situación, conectándote con tus emociones genuinas, dejando que aparezca lo que
aparezca, aceptarlo para luego escribir, dibujar, traer
imágenes.
Tú sabrás cómo te resulta mejor.
Adelante!
Adelante!
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