“Esa sí que
es una persona de palabra.”
Casi ya no se escucha a nadie decir eso hoy en día, ¿verdad?
Lo cierto es que los hombres y las mujeres de palabra son bastante escasos. ¿Te has detenido a pensar
cuánto vale lo que dices?
Muchos opinan que para
sobrevivir en este mundo competitivo es necesario mentir, decir medias
verdades, romper contratos y dejar esperando a las personas. No le dan mucha
importancia a cumplir su palabra, total desde que inventaron las excusas, todo
el mundo queda bien. Sin embargo, los que razonan así tienen una forma de
pensar un tanto limitada. A largo plazo estos hábitos te hacen ganar la
reputación de ser una persona irresponsable, insensible, y tramposa. Y la
verdad es que eso no te ayudará en ningún ámbito de tu vida, sea profesional,
familiar, o social.
No hay nada que confiera más
dignidad a una persona que la honestidad.
Un gran porcentaje de
promesas rotas se originan en situaciones en las que te sientes presionado a
decir “sí.” El
primer paso hacia la honestidad es aprender
a decir “no”. ¿Cómo es esto? Pues, puede ser que sientas vergüenza diciendo
“No entiendo,” “No sé mucho acerca de ese tema,” “No creo que pueda terminarlo
para esa fecha,” o “No me será posible cumplir con ese horario, o esa cuota.”
Nadie lo sabe todo, entonces ¿por qué a veces nos sentimos
presionados a hablar con autoridad sobre cierto tema, cuando la verdad es que
nuestro conocimiento es limitado? Hasta nos da vergüenza hacer preguntas y
pedir ayuda. Pues, la falta de autoestima puede estar en la raíz de actuar así. Si nos sentimos inseguros de
cómo nos perciben los demás, es más probable que nos sintamos presionados a
exagerar nuestras aptitudes.
Sin embargo, piensa por un momento ¿no es cierto que tienes
muchas otras destrezas y habilidades? Entonces, ¿en realidad vales menos solo
porque no dominas esa área en particular? ¡Claro que no!
Además recuerda, si no expresas tus dudas, nunca aprenderás. Si dejas claro que es la primera vez
que has realizado un proyecto de este tipo, entonces los que te rodean tendrán
expectativas realistas. En vez de pensar: “…Y eso, que supuestamente era
experto,” pensarán “No está mal para su primera vez.”
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