No conozco a ninguna persona que por más conformista o
mediocre que sea no tenga algún anhelo en su vida. Lo que sí conozco es un
montón de personas que han soltado sus sueños o simplemente se han sentado a
acariciarlos y han preferido esperar a que las cosas sucedan, que les caigan
del cielo, que aparezcan como por arte de magia, y créeme que por más
espiritual y religioso que seas, eso no sucede, pues aún la fe, sin acción, no
es nada.
Señores (y esto me lo digo a mí mismo): no hay que esperar a
que las cosas se den. Hay que tener el valor de crearlas. Que hasta hace unas
semanas me di cuenta que me la he pasado de víctima quejándome porque las cosas
no me suceden, cuando en realidad aunque he ido a buscarlas, lo he hecho sin un
plan estratégico, sin considerar primero qué necesito para llegar a donde
deseo. Porque tampoco se trata de lanzarse al vacío de primeras a buenas y sin
paracaídas.
Frecuentemente escucho discursos como “pobrecito, se quedó
sin trabajo”, “qué pena lo del divorcio que le ocurrió”, “es que nadie me
quiere”, “mi jefe me tiene envidia”, “si mi negocio hubiera quebrado yo estaría
igual que él, en la depresión”, y millones más de justificaciones en plan de
víctima. Excusas sobran, ¿a poco no? Lo que cada vez hay menos son personas
decididas a lograr, a ser creativas, a buscar ideas, a encontrar soluciones y
crear esas mejores oportunidades en sus vidas.
Hace unos días te preguntaba si tienes la vida que quieres y
te aseguraba, y hoy te lo vuelvo a decir: tienes la vida que tú te estás
creando, ni más ni menos, quizás no es la que mereces, pero sí estoy seguro que
tienes justo por lo que has luchado. Si lo que realmente deseas no ha llegado,
no estás haciendo todo lo necesario por tenerlo o bien, estás haciendo todo,
pero en contra, para que eso se dé. Tomando en consideración también que quizás
por ahora no es tiempo para eso, o que puede que eso que deseas no sea para ti
o que la vida, Dios, el universo, la luz, la fuerza, tienen algo más grande
para ti. Analízate.
¿Qué clase de vida quisieras experimentar en un año, en cinco
años, de aquí a 10 años, a 20 años? Y sí, ya sé que muchos me van a salir con
que no tenemos garantizado el mañana y aunque es bueno vivir el aquí y ahora,
es decir, un día a la vez, también es muy saludable tener metas a largo y a
corto plazo y que día a día vayas haciendo algo acumulable para esa meta.
Quienes realmente desean ir más allá de simplemente sentir
anhelos y materializar sus sueños, se aprietan el cinturón y dicen, ‘vamos por
todo y por más’.
Nuestros deseos y metas siempre los podemos lograr,
imposibles no hay. Lo importante es que ocurran tres cosas: pedir, buscar y
encontrar. Muchas personas se estacionan en el pedir y no salen a buscar y por
eso no encuentran. El buscar y encontrar tiene que ver con el accionar, con el
tomar las decisiones, aferrarnos con toda la intención, ejecutar, salir por
eso que estamos deseando. Definitivamente si deseas algo en tu vida, tienes que
tomar la acción.
Si tenemos sueños y no vamos tras de ellos, no son sueños,
son simplemente una ilusión, porque no estamos ejecutando, porque no nos
estamos comprometiendo, porque no estamos siendo responsables con nosotros
mismos e ideando los mecanismos intentando una y otra vez la cantidad de
posibilidades y caminos que existen para llegar a un mismo lugar.
Recuerda que somos únicos y cada quien tiene un cometido en
esta vida, por más que tú quieras vivir la vida de otra persona esa no es tu
vida, no es la que te corresponde. Empieza a crear tu propia vida, empieza
crear tus objetivos y aunque es bueno ver cómo han llegado a esa meta otras
personas que ya la tienen y son exitosas en ese campo, no necesariamente quiere
decir que lo que ellos hicieron te sirva a ti, lo que sí es que puede ser una
buena referencia para no cometer algunos errores que ellos señalen y que tú te
puedes ahorrar.
No dejes que el miedo o las personas que te dicen que no te
quiten el anhelo, las ganas y la motivación de obtener lo que es tuyo, si es lo
que tú sientes en tu corazón.
¡No renuncies, sigue adelante! ¡Crea tus oportunidades,
no las esperes!
Y recuerda: ¡a sonreír, agradecer y abrazar tu vida!
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