martes, 27 de junio de 2017

Cultivando La Amistad


“La amistad es lo más noble y hermoso. ¿Qué puede haber que brinde más fuerza a nuestra existencia? Constituye el tesoro más preciado que nos brinda la vida. Uno podrá tener mucha fama o riquezas, pero la vida que se transita sin amistades resulta árida y desconsolada. Acaba siendo una existencia egocéntrica, orientada a desviarnos del camino correcto.”

“Nacimos en este diminuto planeta situado dentro de un vastísimo universo, para compartir este preciso momento de la vida cósmica. Entre los siete mil millones de personas que habitan esta Tierra, constituye un raro hallazgo encontrar a alguien con quien poder establecer un lazo humano transparente y libre de opacidad. Alguien con quien uno pueda expresarse tal como es, auténtico y sin temores, para gozar de una comunicación profunda, de corazón a corazón, sin tener que enredarse en explicaciones que todo lo complican.”

“En todos los casos, recuerden que la clase de relaciones humanas que se establezcan dependerá sólo de ustedes. No interesa ‘cómo son los demás con uno’, sino ‘cómo es uno con respecto a los demás’. Nunca sean esa clase de personas que sólo está en las buenas y desaparece en cuanto surge el menor contratiempo. Sean cuales fueren las circunstancias, por favor, permanezcan siempre junto a sus amigos, con lealtad invariable.”

“Las relaciones humanas muchas veces son como la imagen que nos devuelve el espejo. A veces, uno piensa: ‘Ah, si él fuese menos agresivo, yo podría abrirme más’, ‘si ella no fuese tan hostil conmigo…’. Pero, al mismo tiempo, esa otra persona también se está preguntando: ‘¿Por qué tendrá que ser tan cerrada? Si se abriera un poco más, yo podría hablarle de un modo más amable…’. De ahí la importancia de que sea uno mismo el que entable el diálogo. Si, a pesar de eso, los tratan con frialdad, consideren que la persona realmente digna de lástima es la que actúa de esa forma. Por supuesto, hay situaciones en que los sentimientos superan toda posibilidad de control. En el corazón se producen movimientos y cambios que, a veces, no conseguimos manejar. Entonces, ¿qué hacer? 

Mi consejo es que no cambien sus principios de rectitud, que mantengan firme su individualidad, con la postura de no transigir, aunque los demás cambien. Aunque los ofendan o los defrauden humanamente, tengan la fortaleza y la integridad de jurarse que jamás harán sentir a otros como les ha tocado sentirse a ustedes.”

“Si bien uno se siente muy herido en sus sentimientos cuando le sucede algo así, tiene la posibilidad de entablar nuevos lazos de amistad con otras personas. Lo que no quisiera es que su corazón se cerrara y dejaran de creer en los demás. 

Es verdad que si uno no confía en nadie, tampoco correrá el riesgo de ser traicionado ni tendrá motivos para temer a la traición. Pero terminarán encerrando su vida en los estrechos confines de su propio mundo. En realidad, sólo el que ha pasado por los dolores más amargos puede abrazar a la gente con auténtica generosidad. Por eso no me canso de decirles que tengan fortaleza de espíritu. 

Y, si no, fíjense en el Sol: no toda la luz que irradia se refleja en las estrellas que brillan gracias a su luminosidad. También hay muchos rayos que llegan a lugares donde la luminosidad no tiene utilidad alguna. ¡Cuánta luz desperdiciada!, uno podría pensar. Pero el Astro Rey sigue inmutable, irradiando todo ese caudal de brillo sin escatimar nada. 

Alguien rechazará la luz de amistad que le ofrecen, por qué no, pero es probable que esa persona se aleje del camino de ustedes. Sin embargo, lo que quiero que rescaten es otro aspecto: que cuantas más luces ofrezcan a los demás, más brillará la vida de ustedes mismos. 

Lo importante es que sigan avanzando por el camino que hayan elegido transitar, sin pensar en lo que puedan decir los demás. Mientras se mantengan imperturbables, fieles a ustedes mismos, llegará un momento en que los demás comprenderán el sincero esfuerzo que han estado realizando. 


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