Cuando hacemos las cosas con disgusto o repugnancia, solemos hacerlas a regañadientes. Pero,
¿por qué decimos ´a regañadientes´?
Pudiera pensarse que como desahogo de nuestra frustración y sin deberla ni
temerla, nuestras piezas dentales reciben de nuestra parte una soberana
regañada. Como sabemos que esto no es así, debemos entonces, buscar una
explicación más racional.
La expresión “a regañadientes“,
es muy antigua. Ya la encontramos en una rima que, en 1435, escribió Juan
Alfonso de Baena:
“Tiene
muchos combatientes en las gentes y más el signo del gato,
que le pegan bien el pato,
cada rato dáñelas a regañadientes;
pégamelas tan valientes Reticentes desde el pie hasta el oído;
de todos es aburrido y escupido, hasta dentro a sus parientes le vienen los accidentes”
Para entender por qué decimos “a regañadientes“, hay que ver
con atención a un perro enojado que, mediante un gruñido y una muestra de su
dentadura, nos da a entender que no está de buen humor y que más nos vale que
lo dejemos tranquilo.
En viejo latín, “gannio”
significaba “gruñir el perro” y si el gruñido
era continuado, entonces se decía “regannio“.
De ahí, en castellano, nacería el verbo “regañar“, del que es
interesante analizar viejas acepciones:
Sebastián de Covarrubias, en su “Tesoro de la lengua
Castellana” (1611), De “regañar” decía:
Es propio
de los perros, cuando muestran los dientes y
sin ladrar, hacen cierto sonido con que manifiestan su saña; de
“re” y “genio”.
Después, le quitamos la exclusividad al perro cuando
descubrimos que también nosotros sabemos regañar. De esto ya se habla en
el Diccionario de Autoridades (1737), donde encontramos estas definiciones:
“regañado: Adjetivo que se aplica a lo que se da con
disgusto y con repugnancia”, también dice: “regañar: Vale también por dar muestras de enfado, con
gestos y acciones, y algunas veces con palabras desabridas y mal pronunciadas”.
Con estos antecedentes, ahora es fácil entender que de ver a
un perro “regañando“, con su respectivo
“pelar de dientes”, nació la expresión “a regañadientes” para
enfatizar una actitud de enojo canino.
Así que ya lo sabes, si tienes fama de regañón, o
suele hacer las cosas a regañadientes, estás
usurpando funciones que, en su origen, fueron exclusivas de los perros.
No hay comentarios:
Publicar un comentario