Muchas personas infravaloran la importancia de intentar ser mejor persona
cada día. Pasan la vida ocupadas tan solo con los devenires
diarios. Sin embargo, ser mejor persona día a día es una de las cosas más importantes de
nuestra vida, porque en ausencia de nuestra bondad, no somos nada.
Aunque
seamos muy válidos en ciertas áreas de nuestra vida, si no actuamos como es
debido, no seremos dignos de ser llamados amigos, pareja, padres, hijos,
hermanos o sencillamente ciudadanos.
Una buena persona es alguien que muestra amor, alegría, paz,
amabilidad, bondad, humildad, paciencia y además es capaz de resistir y
permanecer leal frente a todo.
Es también alguien que ejercita el autocontrol y
que considera a los demás más importante que a uno
mismo. Una buena persona es buen amigo, es buena escuchando
y es alguien que exhibe integridad, dignidad y responsabilidad frente a sí
mismo y frente a los demás en toda ocasión.
Una buena persona no juzga a los demás,
ni les lleva la cuenta, si no que camina por la vida ofreciendo perdón y
comprensión. Las personas así no critican a los demás, sino que defienden a
quién se sí lo merece. Hoy día existen muy pocas personas especiales,
y si encuentras a una, no dudes en permanecer siempre lo más cerca de esta
persona, como persona positiva que es y como persona en la cual siempre podrás
confiar como un verdadero amigo.
Define lo que el “bien” significa para ti. En última
instancia, tienes que decidir en base a tu código ético, y lo que importa
es que camines hacia delante acompañado de aquello que crees que te hace una
persona mejor y más
feliz.
En ocasiones, lo que tú crees que está bien
puede entrar en conflicto con lo que otros piensan que está bien, e incluso podrán
acusarte de esta equivocado a ser mala persona. Considera sus puntos de vista,
-es posible que ellos sepan algo que tú no sabes, en cuyo caso aprenderás de ellos y pondrás al día tu código ético, o
quizá su experiencia sea limitada, en cuyo caso deberás tomar sus puntos de
vista con escepticismo-.
Sé equilibrado
En los esfuerzos para hacer el bien, es fácil deslizarse de un extremo al
otro. Pero cualquier forma de extremismo, del tipo que sea, puede
conducirnos a tener una mente cerrada, uno de los síntomas comunes a la mayoría
de malas personas.
El Budismo nos da una enseñanza para evitar el
extremismo: “El Camino Medio”.
En cualquier momento en el cual te des cuenta que te estás yendo hacia un
extremo, trata de encontrar “El Camino Medio” antes de actuar.
Es bueno tratar de ser humilde y amable, pero no es
bueno ser tan humilde y amable que los demás caminen por encima de ti, hasta el
punto de poner en riesgo tu salud física o emocional, o la de tu
familia.
Es bueno ser positivo, pero no es bueno ser positivo hasta
el punto de ignorar los riesgos o esconder los errores bajo la
alfombra. No es bueno no aprender de las malas decisiones por pensar
“positivamente” que la próxima vez sí saldrá bien.
Es bueno ser honesto, pero no es bueno ser honesto hasta el punto de
herir innecesariamente los sentimientos de los demás, violar su
privacidad o evitar que alguien encuentre la respuesta a sus preguntas por el
mismo. Se cuidadoso con lo que dices a los demás. Un juicio u observación
ligera o precipitada puede resonar en la cabeza de la otra persona para toda la
vida y causar mucho dolor y tristeza, especialmente
en los niños.
No te fíes siempre de tu inteligencia. Tus ideas preconcebidas no
son siempre infalibles ante cualquier ocasión. Recuerda siempre que tu humildad
es la mejor arma de persuasión en tu poder. En ocasiones es necesario dar un
paso atrás para escuchar al corazón, y para tratar de ver tus propias creencias
o acciones de una forma más objetiva.
Presume que cada persona que conoces es una buena persona y
actúa de acuerdo con ello, sin poner en riesgo tu integridad. Si ves a alguien
haciendo algo que consideras malo, considéralo dentro del contexto de su propia
vida, y no te dejes guiar por conclusiones precipitadas.
Trata de descubrir que es lo que motiva sus malas acciones, y si lo ves
apropiado, trata de explicarles porque sus acciones pueden causar daño a
alguien.
En muchas ocasiones, ayudar a alguien a convertirse en una buena
persona de una
forma amable y sin imponer nada puede ayudarte a aprender y a convertirte tú
mismo en una mejor persona.
Hugo W Arostegui