La vida de cualquier ser humano es un brevísimo lapso de
tiempo en la historia del planeta tierra. Conforme crecemos y maduramos van
transcurriendo los días, los meses, los años… De cada uno de nosotros depende cómo sean esos días.
Podemos sufrir o podemos disfrutar, podemos hacer lo que nos gusta o podemos
dedicarnos a cosas que no nos gustan, podemos emplear nuestro tiempo en
actividades de nuestra elección o en actividades que otros elijan para
nosotros.
Aunque cueste creerlo, todo es cuestión de elección.
En nuestra vida podemos dejar al azar las cosas que nos suceden, o podemos
elegirlas. No depende tanto de las circunstancias externas como nos han
inducido a pensar desde niños. Son nuestros miedos, hábitos, costumbres y
rutinas las que habitualmente llevan el timón de nuestro destino.
Pero nunca es tarde para aprender a manejar tu propia vida.
Sólo debemos sentirnos lo suficientemente libres para elegir
hoy, aquí y ahora. Si quieres ser algo, sea lo que sea, simplemente hazlo ahora. Si deseas obtener algo, sea lo que
sea, simplemente ve a por ello ahora. No puedes seguir dejando todo para
mañana. Si dejas tu vida, tu felicidad y tus deseos
profundos siempre para mañana, nunca los obtendrás, porque nunca estarán en el
“hoy”. El mañana no existe, sólo existe el ahora, por tanto
esas cosas importantes en tu vida, si las mantienes siempre en el “mañana”,
jamás existirán. Pon en marcha tu felicidad ahora. Pasa a la
acción, traslada tus sueños del plano de los deseos al plano de la realidad.
Los seres humanos somos criaturas de hábitos. Si tus hábitos
cotidianos se basan en los miedos, en el pesimismo, en la negatividad, en el
pensamiento de que la vida es lucha y sufrimiento, eso es lo que obtendrás. Tu
“ahora” se basará en pesimismo, negatividad y sufrimiento. La felicidad y tus
sueños quedarán de esa forma en el “mañana”, es decir, en el plano de los
deseos.
Las cosas que te ocurren en la vida no son más
que consecuencias de lo que haces cada día, tus logros son el resultado de lo que siembras,
ni más ni menos. Te resultará imposible alcanzar la felicidad, dado que el
pesimismo se convierte en un hábito y una rutina, en tu día a día, en un
automatismo diario. La infelicidad será tu hábito.
Salir de esa situación depende única y exclusivamente de que
tomes una elección, la elección de poner en
marcha tu felicidad ahora. Planifica tu vida, elige las cosas
que deseas para ti y tu familia y diseña un plan de acción para llegar a ello.
Pero hazlo ahora. ¿O estás demasiado ocupado para ser feliz?
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