A veces nos lamentamos de la falta de reconocimiento de
nuestro esfuerzo y otras nos quejamos de no haber llegado a donde nos habíamos
propuesto y todo eso y en distinta medida, es lo que nos produce el estrés o
falta de interés por las cosas, especialmente en el trabajo.
Hay
personas que por naturaleza dan todo desde el principio y curiosamente son las
que más reproches suman, ya que al querer llegar a todo, seguro que hacen algo
mal o medianamente bien y ese resultado es normalmente por el que la gente les
va a juzgar.
Hay otras
que hacen “lo justo” y aunque hagan las cosas de forma correcta, ahí se quedan
en la mediocridad y a veces también se arrepienten de no haber dado ese paso
que les haría ser reconocidos por dar un valor añadido.
También y
según la forma de hacer las cosas hay algunos que trabajan deprisa, sin fijarse
en el detalle, para poder hacer más y otros que su excesivo perfeccionismo les
hace ir muy lentos y a veces deterioran por el exceso cuidado de la forma, el
fondo de la cuestión.
La
fórmula ideal es casi imposible, pues todos tendemos a colocarnos en un
determinado perfil, pero sin embargo, hay técnicas que nos ayudan a todos a
llegar a una fórmula mixta que nos ayuda a que nuestro trabajo no solo sea más
efectivo sino que esté mejor considerado.
Lo
primero que debemos analizar son las fechas en las que tenemos que tener
terminado el trabajo y si con un horario normal, podemos llegar a ellas. Lo
habitual es que sean varias cosas y si somos capaces de dar a cada una el trato
merecido y llegar a tiempo, significa que nuestra estructura es buena y que
estamos bien organizados, pero la realidad suele distar de esto y nos tiramos
de cabeza a lo primero y vamos según nuestra forma de llegar, sin analizar
mucho como lo estamos haciendo.
Si vemos
que no nos da, es importante saber delegar o saber decir que no. Es siempre
mejor avisar con tiempo, que no decir al final que no pudimos.... .
Priorizar
es fundamental pero no solo en el orden, sino en el grado de dedicación que
cada cosa merece. A veces tenemos que renunciar a la perfección si lo que
aportamos es ·digno” o a la precipitación y dejar de llegar a todo, si los
errores van a impedir la apreciación del contenido.
En cualquier caso y a pesar
del agobio, el análisis inicial, la asignación de tiempos y de dedicación es
fundamental para que el resultado de nuestro esfuerzo no solo sea el adecuado
sino que no nos lamentemos por la visión que los demás tengan de nuestra
adecuación, haciendo que nuestro esfuerzo no solo no sea recompensado, sino que
ni siquiera lo valoren dado el resultado obtenido.
A todos
nos gusta que nos reconozcan el trabajo realizado, pero lo más importante es
que nosotros mismos nos sintamos orgullosos de lo que con nuestro esfuerzo
hemos conseguido.
Hugo W Arostegui
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