A lo largo de la vida nos enfrentarnos a situaciones o
momentos que nos resultan duros e incómodos. Quizá simplemente son escenarios
en los que nuestras emociones no saben actuar, no conocen las armas para
combatirlos.
Este es un hecho muy natural, el ser humano aprende de la experiencia y de su
entorno. A diario vivimos circunstancias que ponen a prueba lo más profundo de
nuestro ser. No siempre el resultado de nuestras decisiones es positivo para
nosotros mismos. Es innato desarrollar Mecanismos de Defensa
para enfrentase a estas batallas, somos guerreros que escogemos nuestras armas
para la lucha, y en ocasiones creamos una coraza cuya protección altera nuestra
calidad emocional.
La Coraza Emocional
La actitud defensiva ante la vida, es una opción emocional
que trabaja las 24 horas del día. Su función radica en sobrellevar las
vicisitudes diarias, lo que no significa que sea de forma sana y enriquecedora.
Puntualmente son mecanismos que nos pueden ayudar a manejar situaciones. Pero
en un periodo a medio- largo plazo iremos creando una coraza emocional ante la repetición continua de dichos
escenarios. Las consecuencias de esta coraza emocional, entre otras, son:
• Capacidad de negar dichas situaciones e incluso
sentir emociones por ellas.
• Evasión de cualquier responsabilidad ante
diferentes hechos. Tratar de buscar
excusas o culpables añade más
negatividad a este hecho.
• Negativa gestión de las culpas. Justificar las culpas
daña nuestro interior emocional y no ayuda a comunicarnos.
• Baja autoestima e inseguridad.
Estos son pilares emocionales básicos, que destruyen nuestra capacidad de
relación y de amor por nosotros mismos.
• Deseo de ser una persona “perfecta”. Ocultando
nuestras emociones o debilidades se intenta crear un alma perfecta, que no
siente ni padece inmune a cualquier sentimiento.
• Débil conocimiento de uno mismo. Afecta a lo que
somos, lo que queremos y cómo lo queremos. En definitiva mostramos un cuadro de
nuestro yo poco definido y con sombras.
La coraza emocional puede impedir la visión de la realidad
que nos rodea, limitándonos nuestra evolución personal. Por lo general llegamos
a convertirnos en personas ariscas, descreídas y con nula capacidad de generar
ilusión. Poco a poco nos destruimos y vamos dejando víctimas en nuestro círculo
más cercano
.
Ante cualquier sentimiento destructivo, que merme nuestra
calidad emocional de vida, el primer paso para adminístralo es ser honesto
con uno mismo.
Aceptarse como uno es, no buscar un modelo de
perfección irreal, nadie es perfecto. Realizar un profundo estudio
interior de lo que somos es primordial.
Estos conceptos no se adquieren de forma rápida, pero la
constancia y la motivación por llevar el timón de nuestra vida es un
premio que anima a intentarlo todos los días.
La comunicación es el pilar básico que moverá este camino
para destruir la coraza emocional. Tan importante es hablar con nosotros
mismos como lo es mostrarnos a los demás: nuestros deseos, miedos, dudas,
ideas… son ingredientes esenciales para conseguir acercarnos al mundo,
libres sin duras corazas que nos impidan avanzar en el largo aprendizaje de la
vida.
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