Siempre suele decirse que las mejores cosas no cuestan
dinero. Bien es cierto que viajar nos aporta experiencia y una forma excelente
de abrirse al mundo, de conocer culturas. Pero en muchas ocasiones hacemos
las maletas para escapar. Comprar un billete, una semana de hotel, un circuito
turístico… pagamos para huir,
descansar y alejarnos de lo que somos diariamente y de nuestras obligaciones.
Es lo que a veces se llama “cultura de la evasión”. Escapar
momentáneamente de lo que somos y de nuestros problemas sociales. Y en
ocasiones ni tan solo nos hace falta sacar un billete a otro escenario para
evadirnos, lo hacemos a menudo a través de la televisión, de las redes
sociales… desconectar para descansar.
No es algo malo, en absoluto. Pero de vez en cuando,
estaría bien practicar también otro tipo de viajes. Como un viaje interior.
Te invitamos a ello…
El viaje interior o introvertido
¿Qué es un viaje introvertido? Extraño nombre para una
aventura interesante. No hace falta desplazarse a un lugar físico. No necesitas
maletas ni ningún vendedor de humo prometiéndote escenarios de ensueño a
precios increíbles. Ese viaje a otro lugar, es un trayecto hacia lo interno,
hacia la intro-versión.
Te advertimos que es un viaje
arriesgado e integrador, donde pueden existir los miedos,
donde ahondarás en tus propios mapas. Un terreno psicológico a la vez que
espiritual donde adquirir conocimiento de ti mismo. ¿Cuánto tiempo hace que no
piensas en ti mismo? Las obligaciones diarias, el trabajo, las personas de
nuestro alrededor, esas por quien vivimos, por quien sufrimos y a quien amamos.
Nuestro escenario social y personal es importante,
imprescindible. Pero también lo es nuestro microuniverso emocional.
¿Cómo te sientes actualmente? ¿En qué etapa de tu vida te
encuentras? ¿Has alcanzado tus aspiraciones, has tocado con tus dedos la forma
de tus sueños? ¿Qué necesitas para ser feliz?
El viaje interior es un trayecto habitado por preguntas a las que encontrar
respuesta.
Alcanzar el autoconocimiento no siempre es
fácil, requiere tranquilidad y la voluntad por girar la mirada hacia uno mismo.
Si tu realidad no se ajusta a lo que sueña tu mente, tal vez
debas replantarte algunas cosas en tu vida.
Y es que, ahí está el riesgo del viaje
interior. Nos hace abrir puertas que en ocasiones duelen, nos
obliga a recorrer un mapa que no siempre es lineal, sino que está trazado a
base de retrocesos y extraños recovecos por descubrir de nosotros mismos.
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