Muchos aceptan la respuesta de la
religión que les dice que Dios es el creador; y otros prefieren la versión de
la ciencia que sostiene que la creación se produjo por azar, después de una
explosión inicial.
La respuesta religiosa pertenece al
ámbito de las creencias y la científica no aclara de dónde provino la explosión
inicial.
La pregunta ¿de
dónde vengo? tiene que tener una respuesta personal, porque el único que puede
contestarla es uno mismo, para poder darle a la vida su propio significado y su
propósito.
Deepak Chopra
ofrece esta tercera respuesta al recuperar la naturaleza sagrada del cuerpo con
su extraordinario orden e inteligencia y utilizando los conocimientos de la
ciencia.
Aunque para la ciencia la conciencia, la creatividad y el
alma no son cosas materiales, no significa que no sean reales para nosotros
como seres humanos, ya que es un misterio que deseamos descubrir que es
nuestro.
La respuesta a la pregunta ¿de dónde vengo? está en la
búsqueda y el final de la búsqueda es el encuentro con el creador.
En la India creen que todo el universo está dentro de uno
mismo, por eso, para saber ¿de dónde vengo?, tengo que conocerme a mí mismo
Los que quieren encontrar respuestas objetivas en el
exterior terminan encontrándose a sí mismos, porque la realidad es como la
contemplamos y cualquiera que haya explorado la creación más allá de todo ha
visto a Dios.
Deepak Chopra sostiene que la única respuesta posible es que
nos hemos creado nosotros mismos.
El cuerpo sagrado es el alma, la conexión entre lo eterno e
infinito y el mundo, porque la conciencia es más que el pensamiento y tiene la libertad
de ir más allá de él.
El pensamiento no inventó el amor, el arte, la música, el
altruismo, la sabiduría, o sea lo mejor de los seres humanos; la mente pensante
es esclava del ego y se sorprende ante la creación pero aún está lejos de
despertar.
Para vivir a nivel del alma, en comunión con el espíritu,
hay que aprender a soltar, pero todos vivimos aferrados a las cosas y a las
personas y esto es lo que nos aleja cada vez más del alma.
Rechazamos lo nuevo, criticamos a los demás y también a
nosotros mismos, nos oponemos a las ideas nuevas, nos aferramos a nuestro punto
de vista, estamos intranquilos, guardamos resentimiento, permanecemos hundidos
en el conflicto y juzgamos y culpamos a los demás; y en la lucha entre el ego y
el alma vence siempre el ego.
No se necesita ser un santo sino que hay que saber que al
soltar encontraremos el camino para todo.
La sombra que todos tenemos dentro con las heridas que
conservamos desde la niñez, son las que no nos permiten vivir desde el alma.
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