sábado, 1 de julio de 2017

Las Emociones, Tanto Las Nuestras Como Las Otras


La sabiduría es el arte de aceptar aquello que no puede ser cambiado, de cambiar aquello que puede ser cambiado y, sobre todo, de conocer la diferencia.”

“Preocuparse por algo así es una tontería”. “No merece la pena”. “No tienes motivos para estar triste”. “Anda, deja de llorar”. “Tienes que superarlo”. ¿Cuántas veces hemos escuchado frases así, dichas con la mejor de las intenciones?

Nos han dado esos consejos y nosotros los hemos dado también. Parecen buenos y sensatos. Sin embargo, ¿qué ocurre cuando intentamos aplicarlos? No funcionan, no logramos encontrar la fórmula mágica.

Por desgracia, nuestras emociones no siguen órdenes ni cumplen nuestra voluntad. No basta con querer cambiar lo que sentimos. Los sentimientos están ahí y no cambian fácilmente.

Además, es muy posible que nos sintamos frustrados. Sentirse bien se convierte en una obligación, y al no poder cumplirla, acabamos peor de lo que empezamos: nos sentimos torpes, culpables, creemos que cualquiera puede manejar sus emociones menos nosotros.

Es evidente que de ese modo se crea un círculo vicioso que cada vez nos hunde más en la negatividad. Cuanto mayor es la obligación de estar bien y no dar importancia a las cosas, más grande se hace el problema en nuestra mente y peor nos encontramos.

Una cita que a menudo se atribuye a Einstein,  aunque no se sabe si realmente la pronunció es: “Si buscas resultados diferentes, no hagas siempre lo mismo”. Pertenezca o no al genio científico, lo cierto es que es una frase muy inteligente.

¿Cómo se sale de un círculo vicioso? Dando un paso diferente. En este caso, podríamos preguntarnos qué pasaría si cambiáramos las frases y consejos que hemos visto al principio.  De hecho, este planteamiento se ha puesto en práctica desde las terapias de tercera generación, como el Mindfulness o la Aceptación y Compromiso.

Observa y acepta
En lugar de luchar contra las emociones negativas, probemos a aceptarlas. Eso no implica resignarse a que nunca cambiarán, sino más bien darnos permiso para sentirlas. Sí, estoy triste, sí, esto es importante para mí y me preocupa.

Observarnos con la mente abierta, sin juzgarnos, porque los juicios siempre terminan por declararnos culpables. Sin esforzarnos en una lucha continua, porque luchar nos agota y nos deja a la deriva.
Tus emociones son válidas

No hay emociones buenas ni malas, todas forman parte de lo mismo, todas nos hacen humanos.  Y es humano tener altibajos y cambios emocionales, esa es la corriente de la vida y ya sabemos la inutilidad de nadar contracorriente.

Considera válidas a todas tus emociones, siéntelas sin luchar por cambiarlas. Aprenderás a identificarlas, a comprenderlas (las tuyas y las de los demás), a tomarlas en serio. También verás que siguen su propio curso y que terminan pasando, dejándose paso unas a otras de forma continua.

La aceptación no sirve solamente para ayudarte a ti. Cuando alguien se sienta mal, prueba  también esta técnica. Ponte en su lugar, acompáñale, siente junto a la otra persona. Empatiza y acepta sus emociones como válidas.

Si te pide consejo, puedes dárselo, pero no juzgues. No le hagas sentir equivocado y torpe. Ofrécete a acompañarle, a hablar si lo necesita o a respetar su silencio. Vive la experiencia emocional y deja que la otra persona la viva.


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