sábado, 22 de julio de 2017

Insolentes


Aunque durante muchos años había relegado los principios bíblicos a un segundo plano, parece que William Wilberforce, el genial político y filántropo inglés, nunca llegó al punto de ser un “insolente”. ¿Por qué digo esto? Porque en 1784 William decidió ir a vacacionar a Francia e Italia. 

Tal desplazamiento implicaba un recorrido de mil novecientos kilómetros por las serpentinas sendas de los Alpes, en un carruaje tirado por caballos. Cuando ya tenía todo arreglado le sobrecogió una gran preocupación: ¿Quién lo acompañaría durante ese trayecto? Equivocarse en ese punto podría dar al traste con el descanso que tanto anhelaba.

Un día Wilberforce se encontró con un antiguo amigo: Isaac Milner. Aunque hacía  mucho que no se veían, Milner estaba al tanto de los éxitos políticos de Wilberforce; y Wilberforce conocía muy bien el prestigio académico de Milner. Así que, contrario a lo que hace el “insolente”, Wilberforce creyó que el “sabio” Milner habría de ser un excelente compañero para su viaje, y lo invitó. ¿Quién era Isaac Milner? Era el inventor y matemático inglés que servía como profesor lucasiano en la Universidad de Cambrigde.

Quizá te preguntes: ¿Y qué es eso de “profesor lucasiano”? Es uno de los títulos  académicos más prestigiosos del mundo. La Cátedra Lucasiana fue fundada en 1663 por el reverendo Henry Lucas, del cual deriva el término “lucasiano”. Los que han ocupado esa posición se cuentan entre las personas más destacadas de la historia. Para que tengas una idea: Isaac Barrow, Isaac Newton, Paul Dirac y Stephen Hawkins han sido profesores lucasianos. 

Actualmente, el profesor Lucasiano de Cambrigde es el físico británico Michael Boris Green.

Lo que quiero que fijes en tu mente es que William Wilberforce supo elegir a su compañero de viaje. Tan acertada fue su decisión, que las conversaciones sostenidas durante aquellas vacaciones produjeron un cambio perdurable en su vida.

¿Quiénes son tus compañeros en este viaje que se llama “vida”? ¿Cuáles son las personas con las que pasas tu día a día? ¿Te rodeas de gente prudente, que hace grandes aportes a tu crecimiento personal? ¿O eres un “insolente” que prefiere huir de las buenas compañías? 



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