sábado, 29 de julio de 2017

Lo Que Sembramos

“Sembrar para recoger pero disfrutando de la siembra”
La tierra nos dice: “No me traigas tus necesidades, tráeme tu semilla”, J. Rohn

Las personas somos impacientes por naturaleza. Normalmente cuando siembras una semilla lleva un tiempo poder recoger el fruto; pero hay gente que lo quiere recoger al día siguiente. A esa gente le digo que tenga paciencia, que podrá recogerlo, pero que no se olvide de regarlo.

En esta entrada no quiero hablar de eso, quiero hablar de lo bonita que es la siembra, de que si realmente puedes llegar a disfrutar sembrando llegará el día en que te olvides de cuál era el fruto que querías recoger, y ese fruto vendrá igualmente cuando sea el momento. Cuando olvides que tienes algo que recoger inconscientemente sabrás que estás disfrutando de lo que haces.

Si te rodeas de gente como tú, con tus mismas inquietudes, te ayudará a regar tu cosecha cada día del mismo modo que tu riegas la suya. Puede que sus frutos estén más maduros que los tuyos y ya esté recogiendo algunos. No sientas envidia o impaciencia, no te frustres, al contrario, siéntete contento y dale la enhorabuena. Porque si sigues ese camino, y cuidas bien tu cosecha, tal vez algún día esa persona o personas que eran tus referentes te den la enhorabuena y algo más importante que eso: su amistad. E incluso siguiendo ese camino tú puedas llegar a convertirte en referente de otras cosechas que acaban de plantar sus primeras semillas.

No fuerces las cosas, se feliz sembrando, tu eres tu propia tierra. Si eres feliz y disfrutas, tus tierras serán fértiles. Y aunque algunos días las cosechas no den buenos frutos, tranquilízate, nada dura eternamente y tarde o temprano estarás donde mereces. Tú eres tu propio límite. Paciencia, valor, fuerza y mucha constancia.

Disfruta sembrando. Recoger es lo de menos.

Todos hemos oído infinidad de veces que lo que siembras lo recogerás. Así que siembras y siembras con mucho entusiasmo, riegas con mucho amor un día tras otro, cuidas y mimas tus cultivos con gran esmero y, como el resto de agricultores… unas veces recoges tu cosecha y otras veces te cae una helada, recoges la mitad o simplemente no recoges nada. Lo que sí es seguro es que para recoger hay que sembrar, si no siembras seguro que no recoges nada y si siembras, algo algún día recogerás. Hace unos días recibí un email, era un día de esos grises de lluvia, que a mí no me disgustan, es más, me gusta

Sentarme frente a la ventana y ver llover mientras escribo o leo, me relaja mucho. Al principio me sorprendió, no me lo esperaba para nada, lo leí, abrí el archivo adjunto sin más y de repente… ¡Salió el sol! Salió el sol para mí claro, porque afuera seguía lloviendo. Era mi cosecha, una cosecha que había sembrado, regado con amor, cuidado con mucho mimo y esmero durante varios meses. Una cosecha que pensaba que le había caído una de esas heladas de invierno y que ya no esperaba recoger.

Y es que, amigos/as, hay veces que lo que sembramos tarda mucho más en crecer y madurar. A veces impacientes, pensamos que nuestra semilla no va a desarrollarse y la damos por perdida, cuando lo que necesita, simplemente, es más tiempo. “La paciencia infinita produce resultados inmediatos.” – Confucio. 

Por eso si crees en algo de verdad, si es lo que deseas hacer en esta vida, si en realidad ese es tu sueño… ¡¡Sigue adelante!!


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