¿Qué se requiere para ser feliz? Las personas responden a
esta pregunta de muchas maneras: cosas materiales como el alimento, la ropa y
el abrigo; relaciones personales e íntimas como la pareja, familia y amistades;
o actividades de salud y placer como viajes, ejercicios, deportes, bailes,
cenas y espectáculos. Sin embargo, está comprobado que la verdadera esencia de
la felicidad yace en nuestro interior, en el concepto que uno tiene de la vida,
en la actitud, valores, creencias y reglas que poseemos.
La mayoría de nosotros pasamos la vida buscando la felicidad
en algo ó en alguien, sin darnos cuenta que todos los elementos necesarios para
ser realmente felices se encuentran dentro de nosotros, en nuestro Ser. Vivimos
la vida con una conciencia del ser dormida, permitiendo que nuestro
subconsciente e inconsciente manejen nuestras acciones y emociones a través del
ego.
Cuando despertamos nuestra conciencia del ser, y asumimos
total responsabilidad de nuestras vidas, comienza a surgir el milagro de la
felicidad, sin dramas, sin excusas. La palabra “Responsabilidad” proviene de
dos palabras: Response (respuesta) y abilidad (habilidad). Responsabilidad
significa: La habilidad que cada uno de nosotros posee para responder ante
cualquier situación. No es lo que sucede lo que nos hace felices o infelices,
es cómo actuamos o reaccionamos ante ese suceso lo que determina nuestro estado
de ánimo.
El manejo de las emociones está directamente relacionado con la conciencia
del Ser.
Vivir con una conciencia
activa del Ser es vivir en presente. Es reconocer el pasado como lo que es:
experiencias y vivencias positivas y negativas que nos han permitido llegar a
lo que somos hoy. Es comprender que el futuro aún no existe, y que sólo nos
ofrece un mundo de posibilidades. ¿Quiere decir que no debemos hacer planes o
establecer metas? ¡Absolutamente NO! Debemos siempre tener metas congruentes
con nuestra esencia y propósito de vida, sabiendo que al vivir entregado en el
presente estamos atrayendo todo aquello que anhelamos y que está en sintonía
con el orden divino.
Recuerda que Dios nos ha dado el regalo del Hoy y del
Ahora; por eso se llama “Presente”.
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