jueves, 24 de agosto de 2017

Choque Frontal : El Necesario Ubicometro


A nadie le importa que tengas dos carreras y un máster.
A nadie le importa que te encante la historia del arte, la geografía o las matemáticas y que “sigas tu pasión”.
A nadie le importa lo guapo o lo listo que te creas que eres.
Repite conmigo: “no le importo a nadie”.
Lo que realmente le importa a la gente es que les resuelvas SUS problemas. Que les des una pomada cuando les salga un grano.
¿Quieres hacerte millonario? Soluciona un problema que afecte a millones de personas.
¿Quieres un empleo con un buen sueldo? Demuéstrale al dueño de la empresa que puedes hacerle ganar 10 veces más de lo que le va a costar contratarte.
Es tan simple como eso.

“Si estudias, si trabajas duro, si te esfuerzas, si luchas duro por lo que quieres” –te prometieron– “serás recompensado al final del camino.”
Tengo malas noticias: te han mentido.
Al final del camino lo único que te espera es la cola del paro o, si eres afortunado, un sueldo a cambio de entregar 5 días de tu vida cada semana.
Y cuando después de sudar tanto te topas con la dura realidad –que no había recompensa y que todo era una farsa– te cabreas. Te cabreas mucho.
“¡Me merezco un trabajo digno de lo mío!” –reclamas desde el sofá.
“¡Nadie me da ha dado una oportunidad de demostrar lo que valgo!” –gritas con el puño en alto.
Pero por mucho que patalees, nadie va a venir a salvarte… porque nadie te debe nada.
Te mereces lo que te has ganado con tus acciones, ni más ni menos, tu trabajo vale exactamente lo que los demás están dispuestos a pagar por él y ahora mismo estás donde deberías estar.
¿Y oportunidades? ¿Te quejas de oportunidades cuando has podido ir al colegio, al instituto y a la universidad? ¿Cuando tienes acceso a sanidad pública gratuita, bibliotecas e Internet? ¿Cuando estás leyendo estas palabras desde tu iPhone? No me hagas reír.
Si quieres conocer a gente que de verdad no ha tenido oportunidades en la vida, vete a las calles de la India o a los mercados de Camboya y luego me cuentas. Ahí podrás comprobar de verdad que tu último problema es sentirte mal cuando a nadie le importas.

Las oportunidades no las regalan: hay que ganárselas. Nadie te va a dar nada por tu cara bonita. Primero vas a tener de demostrar lo que vales.
Deja de ser una víctima. De echarle la culpa a los demás repitiendo frases como “es que me despidieron” o “es que me subieron la tasa de interés.”
¿Acaso alguien te obligo a entrar en esa empresa?
¿Acaso no sabías que te podían despedir en cualquier momento?
¿Acaso no firmaste un contrato en el que ponía bien clarito que aceptabas una tasa de interés variable?
El responsable eres tú, y han sido tus decisiones las que te han llevado hasta el punto en el que te encuentras.
Para cambiar tu situación, empieza por dejar de cargar tus problemas en la espalda de los demás. Asume de una vez que tú tienes el control de tu vida, que tú eres el único responsable de donde estás ahora y que tú eres el único que puede solucionarlo.

No tienes trabajo? ¿Te pagan una miseria? Seguramente haya un buen motivo para ello.
Mira, hay miles de personas y empresas deseosas de contratarte, deseosas de colaborar contigo, deseosas de echarte un cable, pero eso será después que hayas producido algo de calidad y hayas demostrado lo que vales, no antes.
El nombre del juego es demostrar. ¿Qué puedes demostrar tú?
Una carrera de periodismo demuestra que has sido capaz de aprobar una serie de exámenes en la universidad. Pero… ¿Sabes escribir? ¿Cuántos artículos has publicado? ¿Cuántos libros? ¿Cuántos lectores fieles te siguen?
Una carrera de ingeniería informática demuestra que has hecho una serie de prácticas que tu profesor ha evaluado de forma positiva. Pero… ¿En cuántos proyectos de software libre has colaborado? ¿Cuántas opiniones positivas tienen tus aplicaciones para iPhone y Android? ¿Qué pinta tiene tu repositorio de GitHub?
Una idea en tu cabeza de que te mereces más de lo que tienes demuestra que no has entendido nada.
Las palabras se las lleva el viento, así que menos hablar y más demostrar.
Porque nadie va a venir a salvarte; vas a tener que ser tú el que se gane la salvación. 
Recuerda, ¡a nadie le importa tu vida!, Todo esto es responsabilidad exclusivamente tuya, Tuya.

Hugo W Arostegui







Pensamiento, Reacción Y Emoción


Como hemos hablado en otras oportunidades, las emociones son reacciones que surgen ante eventos externos o internos. Pero esta emoción será diferente de acuerdo al pensamiento que experimentamos frente el respectivo evento. Si pienso que me quieren hacer daño, me asusto, me entristezco o me enfado y mi comportamiento puede ir desde paralizarme, cargarme de resentimientos o actuar agresivamente en nuestra defensa. Si con mi mejor intención quiero ayudar a un familiar y éste, como suele suceder y desde mi juicio, no reacciona como yo quisiera o no hace nada por si mismo, entonces siento rabia o frustración.

Muy a menudo entramos en conflicto con otras personas tratando de defender nuestro "punto de vista” sin darnos cuenta que vivimos en un mundo de juicios, donde prevalece lo subjetivo y que cuando hablamos de algo bueno o malo; agradable o desagradable; si algo es mejor o peor, etc. estamos ante la opinión de alguien o de muchos, pero no por ello se puede afirmar que esa opinión sea una verdad irrebatible, ya que su mismo carácter deja claro que dista de ser una verdad absoluta.

Muchos de estos pensamientos o posiciones están basados precisamente en la manera como estructuramos nuestro modelo del mundo, en los “debería ser o hacer” o en los “no debería ser o hacer”, en lo que consideramos correcto o incorrecto, sin detenernos a pensar que tales mandatos responden a creencias y patrones aprendidos que, si bien en algunos casos son una guía muy positiva, muchas veces pueden constituirse en grandes barreras que van a afectar negativamente nuestras relaciones interpersonales y otras áreas de nuestra vida.

La Programación Neurolingüística

Desde que conocí los postulados de la Programación Neurolingüística PNL, quedé enganchado con dos de ellos, que desde mi juicio, su interpretación y aceptación pueden ser dos pilares fundamentales para un establecimiento más sano de toda relación interpersonal, bien sea de pareja, de amistad, familiar, laboral o simplemente de cualquier necesidad o roce social. Me refiero al supuesto que reza “el mapa no es el territorio” y al supuesto que hace referencia a que “todo comportamiento tiene una intención positiva”

Si hacemos una revisión de la cantidad de veces que discutimos, que nos llenamos de sentimientos que alteran negativamente nuestro estado emocional y que reaccionamos emocionalmente fuerte ante otras personas, podemos con toda seguridad darnos cuenta que entre las “razones” más comunes a estas reacciones está el hecho de no poder demostrar lo que de acuerdo a nuestro razonamiento es evidente, o al hecho de sentir que de una u otra manera nos quieren hacer daño. 

Lo triste y paradójico de este sentir es que en la mayoría de los casos estas reacciones son más comunes y frecuentes ante personas muy allegadas, como la pareja, hijos, hermanos o padres, por quienes sentimos una mayor relación afectiva y a quienes queremos cambiar para que vean, oigan, sientan y en consecuencia se comporten como consideramos es la manera correcta.



Genialidades


Si apareciese en mi Vida el Genio de la lámpara dispuesto a concederme tres deseos, creo que tan solo le pediría uno: poder cambiar lo que me dé la gana. Teniendo ése todos los demás sobran. Todo sería más fácil. Dejaría de sufrir por situaciones que no puedo resolver y también por las que me hieren y desconozco cómo dejar a un lado, pasaría a soltar la frustración, la ira o el duelo; ya no tendría por qué sentirme confuso ante situaciones que experimento por primera vez y tampoco estaría harto de pasar por otras que me repatean. Se acabaría todo mi malestar, erradicaría de mi Vida y de la de los demás cualquier sufrimiento. Todos felices y contentos.

En cierto modo, me alegro de que el Genio exista solo en el cuento. Puede que la Vida perdiese gracia si me dejasen a mí pilotarla. Andá tú a saber qué tropelías me daría por hacer amparándome en que un Genio me dio el poder de cambiar lo que me de la gana.

Una de las cosas que me tocaría cambiar es esa tontería de que los demás piensen que lo suyo es más importante que lo mío. No me apetece discutir más, así que dejaría de tener que hacerlo para convencerlos de que no. Ya sé todo el rollo ese de que tenemos derecho a pensar distinto, que mis ideas son mías y las tuyas son las tuyas, que no hay por qué atacarlas, que hay que respetarlas y bla, bla, bla… pero hay que reconocer que mis ideas tienen más peso que las que otros puedan tener, son más lógicas y, por supuesto, están mejor razonadas. Puede que las suyas también lo estén, no voy a decirte que no, pero su razonamiento tiene un montón de peros que ellos no ven y que hacen que, para mí, lo de ellos valga menos.

Lo que acabas de leer es una situación mucho más habitual de lo que parece: dos personas tratando de convencer a quien tienen enfrente de que lo suyo es lo bueno, lo que vale. Lo del otro no. En este tipo de discusiones cualquier motivo se da por bueno…  el lugar al que ir en las próximas vacaciones, la política o el partido del martes. ¡Hagan juego, señores! Todo cabe, todo vale.

Cada uno defiende su opinión y llega a pelearla por algo tan inverosímil como que se cree que la suya es la buena, y no por nada en concreto, tan solo porque es la conclusión a la que llega después de pasar lo que esté ocurriendo por el tamiz de lo que piensa. Y aquí, la gran mayoría de las veces, también tamizamos por inercia, sin pararnos a ser conscientes de qué nos hace pensar y sentir como lo estamos haciendo.

Tratar de convencer al otro de que nuestra forma de pensar es la buena conlleva conflicto. Además, no solo “tratamos” de hacerlo, es que, en lo más profundo de nosotros, sentimos la necesidad de conseguirlo. Podemos cejar en nuestro empeño si la terquedad de nuestro “contrincante” es demasiado grande, pero no conseguir que el otro entienda por qué tiene que cambiar su forma de pensar y, por tanto, de actuar, nos hace sufrir al creer que las cosas no son como deberían estar siendo.

¿Y si lo que tenemos delante no es nadie a quien podamos convencer de nada?, ¿y si no existiese la posibilidad de explicar por qué deberían cambiar todas esas cosas que no nos gustan?, ¿qué pasaría entonces? La respuesta a estas preguntas la puedes encontrar experimentando cualquiera de tus días. 

Cualquiera de esos en los que te repatee lo que ves en las noticias, o las facturas que no llegas a pagar, o tu jefe explotador, o no tener jefe porque no tienes curro, o cualquier otra cosa que te duela y desees que cambie. En esos casos, lo que tienes delante no es una persona a la que que puedas convencer para que deje de hacer lo que hace, no. Eres tú frente a la Vida y de ti depende tu forma de relacionarte con lo que te pone delante. En momentos así, el conflicto pasa a denominarse batalla campal, y lo vemos mucho más grave porque dejamos de tener la sensación de que pueda ser otro el que cambie.

En momentos así es fácil sucumbir a los encantos de cualquier Aladín que llegue sonriente con su lámpara maravillosa  prometiendo que, si la frotas, aparecerá el Genio y hará que dejes de sentir el dolor que estás sintiendo.

Imaginemos la situación: Tú andas fastidiado, ya estás harto de que se repitan situaciones que te hacen estar triste o preocupado; tu atención se la llevan los problemas, lo que no funciona, lo que debería cambiar y no cambia… Y, de repente, aparece por arte de magia el Genio de la lámpara dispuesto a regalarte lo que tanto deseas… que todo cambie y dejar de sentir lo que sientes. Fuera problemas. Fuera preocupaciones.

Muerto el perro, se acabó la rabia. O eso quieres creer.

Podría parecer que rechazar semejante propuesta de un Genio arreglador de todo lo que nos hace sentir mal pueda resultar de género tonto o incluso que parezca que, al hacerlo, vayamos a Vivir abocados al sufrimiento de sentir lo que tengamos que sentir -aunque no nos guste- por y para siempre, pero hay algo que pasamos por alto y tiene vital importancia: el Aprendizaje que hay detrás de todo cuanto sentimos y las puertas que se abren para conocernos gracias a ello.

No es sencillo plantearse Aprender de algo que te está doliendo, te aseguro que lo sé. La forma natural de enfocarlo es buscar cómo cambiarlo, cómo dejar de sentir cualquier cosa que no queramos o que creamos no merecer. Buscamos que cambie lo de fuera porque nos parece imposible ser capaces de sentir felicidad estando las cosas como están. Sin embargo, nos creemos capaces de aplazar nuestra Vida: “Cuando las cosas cambien y sean como tienen que ser… Entonces yo ya seré…”

Y mientras tanto, dejamos de plantearnos algo tan sencillo como que el “entonces” que tanto buscamos lo llevemos encima y que los únicos Genios capaces de hacer realidad nuestros deseos llevan escrito un nombre… el nuestro.

Hugo W Arostegui


miércoles, 23 de agosto de 2017

Pensamientos


Ernest Hemingway: “ Se necesitan dos años para aprender a hablar y sesenta para aprender a callar”.   
      
GASC: “Es tan difícil buscarse a uno mismo….y lo peor es encontrarse”.

Pablo Neruda: “Para mi corazón basta tu pecho, para tu libertad bastan mis alas.”

Pascal: “Cuanto más largo es el camino del amor, más placer experimenta el espíritu delicado.”

Poujoulat:   “El amor es la llave de los pensamientos más nobles y de los sentimientos  más sublimes.”

Séneca:   “Lo que de raíz se aprende nunca del todo se olvida.”

Einstein:  “Los grandes espíritus siempre han tenido que luchar contra la oposición feroz de mentes mediocres.”

Li Tai-Po:   “El mundo está lleno de pequeñas alegrías: el arte consiste en saber distinguirlas.”

Rogelio Arango:  “El que habla se encarta.”

W. Goethe:  “Lo que habéis heredado de vuestros padres, volvedlo a ganar a pulso, o no será vuestro.”

Benjamín Franklin:  “La paz y a armonía constituyen la mayor riqueza de la familia.”

Gregorio Marañon:  “No sabrás todo lo que valgo hasta que no pueda ser junto a ti todo lo que soy.”

Ferdinand Galiani:  “Existe, en verdad, un magnetismo, o más bien una electricidad del amor, que se comunica por el solo contacto de las yemas de los dedos.”

Vincent Van Gogh:  “Se puede tener, en lo más profundo del alma, un corazón cálido, y sin embargo, puede ser que nadie acuda a él.”

Sófocles:  “El que es bueno en familia es también un buen ciudadano.”
Santa Teresa de Jesús:  ” Si no tenemos y procuramos paz en nuestra casa, no la hallaremos en la de los extraños.”

Mía (Gloria María) :  “Donde te quieren ve poco”.





Vitalidad Para Soñar Y Sentir


De regreso a la rutina, a las obligaciones. De regreso al “Encanto del día a
día “ponemos en orden el Hogar de nuestras emociones. Pensamos en nuestros
sueños, propósitos y metas. Invertimos energía y tiempo en nuestro bienestar.

Me encuentro con Doña Felicidad y Don Positivo, un desayuno especial y optimista
para comenzar la semana en armonía con vitalidad. Para comenzar un nuevo día
descubriendo día a día la felicidad cotidiana.

Hoy continúo desarrollando mi propósito: Felicidad. Deseo instalarlo, entrenarlo
y darle rienda suelta a la energía de la felicidad. Al bienestar que provoca en mis
emociones, en mi vida.

Entre aromas matutinos, cafés, tés al ritmo de lo cotidiano, al ritmo del día a día charlo
con Doña Felicidad y Don Positivo, les hago saber mi intención al regreso de estas
mini vacaciones. Continuar mimando y cultivando un proposito que traerá armonía,
bienestar y optimismo a mi vida
.
Muchas veces caigo en el error de girar sobre razones que me entristecen. O por
alguna curiosa razón, alimento motivos y razones que nos son tan positivas, que me
hacen sentir lo vulnerable y sensible que puedo ser. Razones que dejan que la tristeza,
la melancolía o el desengaño sean protagonistas absolutos eclipsando mí felicidad
interior, eclipsando mí encanto cotidiano.

Como bien me dice Don Positivo, muchos a lo largo de nuestras experiencias vitales,
de nuestro día a día nos hemos dejado llevar por emociones como la tristeza, sin
permitirnos el mayor de los lujos que podemos permitirnos, darnos razones, darnos
motivos día a día para ser felices. Para relativizar los momentos de tristeza, decepción,
enfado etc. 

Serán inevitables, también ellos enriquecen nuestro aprendizaje potencian
nuestros motivos, aunque a veces no lo creamos nos acercan más a nuestro propósito:
Ser felices.

Sorbo a sorbo de de café, los escucho atentamente sintiendo la magia del momento,
la magia del instante conectando con mis emociones en positivo, conectando con mi
felicidad interior.

Aquí ya tengo la primera de las razones o motivos para ser feliz.

Haré mi Diario de Optimismo, añadiré momentos, razones, emociones en positivo.
Serán la energía día a día de mi propósito: FELICIDAD.

“Decide ahora mismo ser feliz porque la felicidad es una adquisición”.



















El Esfuerzo


El principio y el final de cada acontecimiento tienen lugar en el mismo instante.
Cada detalle del árbol maduro existe dentro de su semilla.

Sin embargo, para nosotros el resultado final de una acción es misterioso en el momento en que la emprendemos, y la forma en que comienzan las cosas puede ser muy distinta de cómo terminan.
Algunas veces esto acaba teniendo un buen resultado, pero a menudo incluso un inicio muy positivo puede llevar a una conclusión negativa. 

Otras veces, empezamos con un objetivo concreto y el camino hacia éste nos lleva a un resultado distinto.

Así que no es suficiente que el inicio de un proyecto sea bueno.

Aun con el mejor inicio no hay certeza de cuál será el resultado, pues la distancia entre el inicio y el final puede ser mucho mayor de lo que imaginamos.

Nuestro trabajo consiste en mantener nuestra fuerza hasta el final de todos nuestros proyectos.
Esto no es de ninguna forma fácil porque nosotros con frecuencia avanzamos en el camino que hemos escogido sin una visión clara de adónde nos llevará, pero no por ello nos debemos de quedar estáticos.

Frases Sobre Esfuerzo:
“Un poco más de persistencia, un poco más de esfuerzo, y lo que parecía irremediablemente un fracaso puede convertirse en un éxito glorioso” -Elbert Hubbard.
“El esfuerzo es solo esfuerzo cuando comienza a doler”  -José Ortega y Gassett.
“El éxito depende del esfuerzo” -Sófocles.
“Si tienes una actitud positiva y te esfuerzas constantemente para dar tu mejor esfuerzo, con     el tiempo vas a superar tus problemas inmediatos y encontrará que estás listo para retos mayores”          -Pat Riley.
“La fuerza y el crecimiento vienen sólo a través del esfuerzo y la lucha continua”-Napoleón Hill.

Hugo W Arostegui

El Principito



Sinopsis: El valor de la amistad, el heroísmo como meta y la responsabilidad como motor de la conducta moral encuentran su plasmación definitiva en el mundo que descubre El principito , añorado planeta del que todos los hombres han sido exiliados y al que sólo mediante la fabulación cabe regresar.
Pido perdón a los niños por haber dedicado este libro a una persona grande. Tengo una seria excusa: esta persona grande es el mejor amigo que tengo en el mundo.
Todas las personas grandes han sido niños antes. (Pero pocas lo recuerdan.)
CUANDO yo tenía seis años vi una vez una lámina magnífica en un libro sobre el Bosque Virgen que se llamaba «Historias Vividas».
Las personas grandes nunca comprenden nada por sí solas, y es agotador para los niños tener que darles siempre y siempre explicaciones.
Estaba más aislado que un náufrago sobre una balsa en medio del océano.
Cuando el misterio es demasiado impresionante no es posible desobedecer.
—Pero ¿adónde quieres que vaya?
—A cualquier parte. Derecho, siempre adelante...
Las personas grandes aman las cifras. Cuando les habláis de un nuevo amigo, no os interrogan jamás sobre lo esencial. Jamás os dicen: «¿Cómo es el timbre de su voz? ¿Cuáles son los juegos que prefiere? ¿Colecciona mariposas?».
«La prueba de que el principito existió es que era encantador, que reía, y que quería un cordero. Querer un cordero es prueba de que se existe»
Hubiera deseado comenzar esta historia a la manera de los cuentos de hadas. Hubiera deseado decir: «Había una vez un principito que habitaba un planeta apenas más grande que él y que tenía necesidad de un amigo...»
Pero las semillas son invisibles. Duermen en el secreto de la tierra hasta que a una de ellas se le ocurre despertarse.
La lección que doy es digna de tenerse en cuenta.
Cuando uno está verdaderamente triste son agradables las puestas de sol...
—Un día, vi ponerse el sol cuarenta y tres veces.
—Las espinas no sirven para nada. Son pura maldad de las flores.
Se infla de orgullo. Pero no es un hombre; ¡es un hongo!
—Si alguien ama a una flor de la que no existe más que un ejemplar entre los millones y millones de estrellas, es bastante para que sea feliz cuando mira a las estrellas. Se dice: «Mi flor está allí, en alguna parte...». Y si el cordero come la flor, para él es como si, bruscamente, todas las estrellas se apagaran.
Lo tomé en mis brazos. Lo acuné. Le dije: «La flor que amas no corre peligro... Dibujaré un bozal para tu cordero. Dibujaré una armadura para tu flor... Di...». No sabía bien qué decir. Me sentía muy torpe. No sabía cómo llegar a él, dónde encontrarlo... ¡Es tan misterioso el país de las lágrimas!
—¡Ah!, acabo de despertarme... Perdóname... Todavía estoy toda despeinada...
El principito, entonces, no pudo contener su admiración:
—¡Qué hermosa eres!
—¿Verdad? —respondió suavemente la flor—. Y he nacido al mismo tiempo que el sol...
—No debí haberla escuchado —me confió un día—; nunca hay que escuchar a las flores. Hay que mirarlas y aspirar su aroma.
Debí haberla juzgado por sus actos y no por sus palabras. Me perfumaba y me iluminaba. ¡No debí haber huido jamás! Debí haber adivinado su ternura, detrás de sus pobres astucias. ¡Las flores son tan contradictorias! Pero yo era demasiado joven para saber amarla.
Evidentemente, en nuestra tierra, somos demasiado pequeños para deshollinar nuestros volcanes. Por eso nos causan tantos disgustos.
Procura ser feliz.
El aire fresco de la noche me hará bien. Soy una flor.
—Pero los animales...
—Es preciso que soporte dos o tres orugas si quiero conocer a las mariposas.
No sabía que para los reyes el mundo está muy simplificado. Todos los hombres son súbditos.
«Si ordeno —decía habitualmente—, si ordeno a un general que se transforme en ave marina y si el general no obedece, no será culpa del general. Será culpa mía.»
Hay que exigir a cada uno lo que cada uno puede hacer —replicó el rey—. La autoridad reposa, en primer término, sobre la razón.
—Te juzgarás a ti mismo —le respondió el rey—. Es lo más difícil. Es mucho más difícil juzgarse a sí mismo que a los demás. Si logras juzgarte bien a ti mismo eres un verdadero sabio.
—Admirar significa reconocer que soy el hombre más hermoso, mejor vestido, más rico y más inteligente del planeta.
—¡Pero si eres la única persona en el planeta!
—¿Por qué bebes? —preguntole el principito.
—Para olvidar —respondió el bebedor.
—¿Para olvidar qué? —inquirió el principito, que ya le compadecía.
—Para olvidar que tengo vergüenza —confesó el bebedor bajando la cabeza.
—¿Vergüenza de qué? —indagó el principito, que deseaba socorrerle.
—¡Vergüenza de beber! —terminó el bebedor, que se encerró definitivamente en el silencio.
—Millones de esas cositas que se ven a veces en el cielo.
—¿Moscas?
—No, cositas que brillan.
—¿Abejas?
—¡No, no! Cositas doradas que hacen desvariar a los holgazanes. ¡Pero yo soy serio! No tengo tiempo para desvariar.
—¡Ah! ¡Estrellas!
Cuando encuentras un diamante que no es de nadie, es tuyo. Cuando encuentras una isla que no es de nadie, es tuya. Cuando eres el primero en tener una idea, la haces patentar: es tuya. Yo poseo las estrellas porque jamás nadie antes que yo soñó con poseerlas.
Cuando enciende el farol es como si hiciera nacer una estrella más, o una flor. Cuando apaga el farol, hace dormir a la flor o a la estrella. Es una ocupación muy hermosa. Es verdaderamente útil porque es hermosa.
Los relatos de los exploradores se anotan con lápiz al principio.
—Los libros de geografía —dijo el geógrafo— son los más valiosos de todos los libros. Nunca pasan de moda. Es muy raro que una montaña cambie de lugar. Es muy raro que un océano pierda su agua. Escribimos cosas eternas.
Podría amontonarse a la humanidad sobre la más mínima islita del Pacífico.
Las personas grandes, sin duda, no os creerán. Se imaginan que ocupan mucho lugar. Se sienten importantes, como los baobabs.
El principito se sentó sobre una piedra y levantó los ojos hacia el cielo:
—Me pregunto —dijo— si las estrellas están encendidas a fin de que cada uno pueda encontrar la suya algún día.
—Buenos días —dijo al azar.
—Buenos días... Buenos días... Buenos días... —respondió el eco.
—¿Quién eres? —dijo el principito.
—Quién eres..., quién eres... —respondió el eco.
—Sed amigos míos, estoy solo —dijo el principito.
—Estoy solo..., estoy solo..., estoy solo —respondió el eco.
Es su único interés. ¿Buscas gallinas?
—No —dijo el principito—. Busco amigos. ¿Qué significa «domesticar»?
—Es una cosa demasiado olvidada —dijo el zorro—. Significa «crear lazos».
Para mí no eres todavía más que un muchachito semejante a cien mil muchachitos. Y no te necesito. Y tú tampoco me necesitas. No soy para ti más que un zorro semejante a cien mil zorros. Pero, si me domesticas, tendremos necesidad el uno del otro. Serás para mí único en el mundo. Seré para ti único en el mundo...
si me domesticas, mi vida se llenará de sol.
Los campos de trigo no me recuerdan nada. ¡Es bien triste! Pero tú tienes cabellos color de oro. Cuando me hayas domesticado, ¡será maravilloso! El trigo dorado será un recuerdo de ti. Y amaré el ruido del viento en el trigo...
Si quieres un amigo, ¡domestícame!
—¿Qué hay que hacer? —dijo el principito.
—Hay que ser paciente —respondió el zorro—.
Si vienes, por ejemplo, a las cuatro de la tarde, comenzaré a ser feliz desde las tres. Cuanto más avance la hora, más feliz me sentiré. A las cuatro me sentiré agitado e inquieto; ¡descubriré el precio de la felicidad!
—Adiós —dijo el zorro—. He aquí mi secreto. Es muy simple: no se ve bien sino con el corazón. Lo esencial es invisible a los ojos.
Sólo los niños aplastan sus narices contra los vidrios.
—Sólo los niños saben lo que buscan —dijo el principito—.
—El agua puede también ser buena para el corazón...
—Las estrellas son bellas, por una flor que no se ve...
Siempre he amado el desierto. Puede uno sentarse sobre un médano de arena. No se ve nada. No se oye nada. Y sin embargo, algo resplandece en el silencio...
—Lo que embellece al desierto —dijo el principito— es que esconde un pozo en cualquier parte...
«Lo que veo aquí es sólo una corteza. Lo más importante es invisible...».
«Lo que me emociona tanto en este principito dormido es su fidelidad por una flor, es la imagen de una rosa que resplandece en él como la llama de una lámpara, aun cuando duerme...». Y lo sentí más frágil todavía. Es necesario proteger a las lámparas; un golpe de viento puede apagarlas...
—En tu tierra —dijo el principito— los hombres cultivan cinco mil rosas en un mismo jardín... Y no encuentran lo que buscan...
—No lo encuentran... —respondí.
—Y, sin embargo, lo que buscan podría encontrarse en una sola rosa o en un poco de agua...
—Seguramente —respondí.
Y el principito agregó:
—Pero los ojos están ciegos. Es necesario buscar con el corazón.
Si uno se deja domesticar, corre el riesgo de llorar un poco...
—Lo que es importante, eso no se ve.

Si amas a una flor que se encuentra en una estrella, es agradable mirar el cielo por la noche. Todas las estrellas están florecidas.

Diversidad Social


La diversidad social es la expresión primaria de la diversidad cultural, pero también atañe a ella la expresión de las fallas en la distribución de la riqueza y de las oportunidades.

La sociedad es el núcleo de protección y realización de lo humano es un fenómeno que permite superar las deficiencias individuales mediante la cooperación y el aporte de cada uno de sus miembros, la acción externa de otros grupos sociales puede ser la ayuda o la condena. Ninguna sociedad está exenta de ambas, pero cuando la intolerancia predomina, la injusticia y la postergación muestran la peor de la facetas de la Humanidad.

La estratificación social es la conformación en grupos verticales diferenciados de acuerdo a criterios establecidos y reconocidos. La estratificación social da cuenta o es un medio para representar de la desigualdad social de una sociedad en la distribución de los bienes y atributos socialmente valorados. El concepto de estratificación social implica que existe una jerarquía social así como una desigualdad social estructurada. Dicha desigualdad esta institucionalizada, y tiene una consistencia y coherencia a través del tiempo. Formas de estratificación social, generalmente citadas, son las castas, estamentos y clases sociales.

Un estrato social está constituido por un conjunto de personas, agregados sociales, que comparten un sitio o lugar similar dentro de la jerarquización o escala social, donde comparten similares creencias, valores, actitudes, estilos y actos de vida. Se caracterizan por su relativa cantidad de poder, prestigio o privilegios que poseen. Si bien el punto central de la estratificación se refiere a la distribución de bienes y atributos la estratificación social, aunque también se puede considerar sobre la base de la etnicidad, género y edad.

El término estratificación social es usado a veces como sinónimo de clase social por algunos economistas, sociólogos y cientistas políticos debido a que no posee la connotación marxista que sí tiene el término clase social.
Cultura y biología están inevitablemente unidas en los seres humanos. 
Por una parte, la arquitectura neuronal y las capacidades cognitivas que permiten los procesos culturales son producto de la evolución
Por otra, la cultura modifica el ambiente en que nos desenvolvemos los seres humanos y, por ello, determina en cierta medida la acción futura de la selección natural. 
Transmisión cultura acumulativa.
Quizá la característica más notable del comportamiento humano.
Esta variación ha sido documentada sea la enorme variabilidad conductual  
Aprendizaje individual y aprendizaje social.

A lo largo de la historia han sido incontables las influencias mutuas de la cultura occidental con el resto de culturas. Esta influencia intercultural no ha cesado con el transcurrir de los siglos, sino que incluso se ha incrementado. Hoy en día es posible que diferentes grupos de investigadores, estudiantes o profesionales compartan y construyan conocimiento conjuntamente gracias al surgimiento y desarrollo de las tecnologías de la información y la comunicación.


Cuando se concibe la diversidad social y cultural como una fuente de riqueza que puede incrementar los conocimientos que el ser humano acumula a lo largo de su historia, se está en mejor disposición para intercambiar información y admitir las críticas de los demás. Esto posibilita que todas las personas que estén dispuestas al diálogo con otras sociedades y culturas posean una mente más abierta, mayores habilidades sociales y más recursos e ideas con las que enfrentarse a los problemas cotidianos


La Vida Sin Ilusiones


¿Nos hemos preguntado qué les falta a las personas que se sienten infelices o agotadas, a las que nos dicen “¡ya no puedo más”!, a los amigos que vemos apáticos y decaídos, a muchos niños “de hoy” que parecen estar “aburridos”, a tanta gente “mayor” con los ojos sin brillo?... ¿Qué nos falta cuando nos sentimos impotentes y sin esperanzas? 

Nos faltan ilusiones.
Es difícil vivir sin dinero y más aún sin salud, pero es imposible vivir sin ilusiones.

El ser humano no puede vivir sin ilusiones porque entonces nuestra existencia sólo es un cúmulo de obligaciones sin sentido, de esfuerzos malgastados, de falsas responsabilidades, de insatisfacciones permanentes de trampas constantes… que terminan por agotarnos.
Perder las ilusiones es como perder la brújula, la fuerza que nos mueve.
Las ilusiones en todos los momentos de nuestras vidas, deben constituir el eje que dé sentido a nuestros movimientos.

Uno de los primeros aspectos que conviene trabajar cuando se ha perdido la ilusión, es volver a encontrar nuestra misión, esa meta que justifica nuestros esfuerzos y la utilidad a nuestro trabajo o sacrificio.

Todos tenemos una misión y el día que la persona no lo sienta así, será el principio de su desaliento y solo le quedará la desesperanza.

¿Para qué vivimos?

Quizás nadie como el doctor Viktor Frankl (1905- 1997) en su libro “El hombre en busca de sentido” ha dado respuestas tan lúcidas a esta pregunta. Esta obra marcó un antes y un después en el análisis existencial del ser humano y desarrolló una aproximación revolucionaria a la psicoterapia, conocida como “logoterapia” o terapia basada en el sentido.

Una de sus mayores aportaciones nace del siguiente enunciado, tan simple como esencial:

“La última de las libertades humanas, la libertad esencial, aquella que nadie nos puede arrebatar, es la de elegir nuestra actitud sean cuales sean las circunstancias que nos rodean, por difíciles, dolorosas o complejas que sean tales circunstancias. Y es precisamente esta libertad que no nos puede ser arrebatada, la que hace que la vida tenga sentido y propósito.
Si existe tal libertad, incluso ante el dolor y la muerte, el ser humano no está totalmente condicionado y determinado, sino que es él quien determina si ha de entregarse a las situaciones o hacer frente a ellas. En otras palabras, el ser humano, en última instancia, se determina a sí mismo; no se limita a existir, sino que siempre decide cuál será su existencia.”

Su mensaje es extraordinariamente positivo sobre nuestra capacidad de superar adversidades y construir una vida con sentido no solo para nosotros mismos, sino para los demás.

El amor a alguien o a una tarea que realizar -amor y creatividad- son los pilares sobre los que se construye la esperanza y el sentido de la vida. Hay que ser capaz de trascender los estrechos límites de la existencia centrada en uno mismo y creer que uno puede hacer una contribución a la vida de los demás. Solo así podemos hablar de sentido, de cumplimiento y de realización.

A veces, simplemente tendremos que “mirar” con esos “ojos de ver”. En otras ocasiones, será bueno que encontremos ilusiones nuevas que nos motiven y nos ayuden a salir de un estado lamentable. Para conseguir recuperar esas ilusiones tendremos que llevar a cabo cambios importantes en nuestra vida y tendremos que conseguir desarrollar e implantar nuevos hábitos.





Compartimos


Compartiendo intereses. El placer de compartir inquietudes.

Está claro, demostrado científicamente, que cada persona aprende aquello que despierta su interés, lo que despierta su curiosidad y le conecta con sus intereses personales. Es una de las bases sobre las que se deberían sustentar las enseñanzas y aprendizajes de todo modelo educativo, potenciar aquellas facetas que apasiona a cada persona. Sólo hay que fijarse en cómo se concentra un niño (o adulto) en una actividad cuando realmente le apasiona lo que está haciendo. 

Por desgracia, con el currículum tan sumamente cargado de contenidos, esto se hace francamente difícil, cuando no imposible, y más teniendo en cuenta el elevadísimo número de alumnos y alumnas que tenemos en cada clase. Son razones de peso que hace una misión imposible ofrecer una enseñanza personalizada a cada alumno en función de sus preferencias, sus inquietudes o, si lo preferimos llamar así, sus competencias, habilidades, destrezas...

Una de las características que más me está sorprendiendo de mi curso este año es la cantidad de intereses que quieren compartir con sus compañeros. En lo poco que va de curso hemos visto ya varios libros con y sin desplegables (a cual más bonito e interesante), productos típicos de la sierra de Huelva en otoño recogidos in situ, una mandíbula de tiburón, colecciones de minerales, juegos educativos, mascotas de gel, etc.

Tan importante y tan interesante me parece esta manera de compartir las inquietudes e intereses que, en la medida de lo posible, vamos facilitando en clase que se produzcan momentos en los que podamos compartir nuestros intereses. Aunque dista mucho de lo que sería lo "deseable", al menos lo vamos intentando, y muchas veces, se nos va el tiempo hablando y debatiendo sobre cuestiones que, más o menos relacionadas con el currículum, despiertan el interés de los chicos y chicas. 

Me vuelvo a remitir a Francisco Mora: "Solo se aprende aquello que se ama" (Neuroeducación).

https://clonlaraboletin.wordpress.com/2008/05/18/compartiendo-inquietudes



Integración Social


“Si, por el contrario, lo que se busca es una “sociedad integrada”, con un mínimo de cohesión interna, que no homogeneidad (habría que hablar, más bien, de ordenada convivencia entre diferentes), la integración ha de concebirse no como un proceso unilateral, sino bilateral o incluso multilateral”

“Cuanto más tiempo dedico al estudio de la migraciones, más convencido estoy de que el principal elemento que conforma este fenómeno, en destino, es la integración social de los inmigrados. Justo porque la integración social no puede producirse de forma abstracta, teórica, si no en la realidad, de manera práctica” (Fernando Checa)

Cuando se habla de cómo tendrían que interrelacionarse los inmigrantes y la población del país que los recibe, con frecuencia se utiliza la expresión ‘la integración de los inmigrantes’. Da lo mismo que se hable a favor de ella o en contra, de que se haga con la mejor voluntad o con la intención de colocar el mayor número de piedras en el camino, pero esta expresión resulta profundamente desgraciada. ¿Por qué? Esta expresión denota un proceso unilateral en el que todo el esfuerzo parece que ha de ser realizado por parte de los inmigrantes, que como recién llegados pretenden incorporarse al tronco principal de la sociedad de acogida. Si, por el contrario, lo que se busca es una “sociedad integrada”, con un mínimo de cohesión interna, que no homogeneidad (habría que hablar, más bien, 
de ordenada convivencia entre diferentes), la integración ha de concebirse no como un proceso unilateral, sino bilateral o incluso multilateral.

En cuanto proceso de intercambio cultural y de convivencia étnica no impositivo, 
la integración requiere ser concebida como un proceso bidireccional (a two way process) y dinámico de adaptación mutua y reconocimiento recíproco (una definición en línea, por cierto, con los principios básicos comunes de integración patrocinados por la Unión Europea). 

Si el esfuerzo por adaptarse únicamente se les exige a los inmigrantes, eso ya no se parece en nada a la integración: eso recibe el nombre de asimilación. Mediante la integración se intentaría evitar la emergencia de una sociedad fragmentada, compuesta por sociedades paralelas, y propiciar que todos los individuos tengan las mismas expectativas y las mismas posibilidades, pero también las mismas exigencias y los mismos deberes. 

No se trata, sin embargo, de que todos piensen lo mismo, crean lo mismo, sigan los mismos valores o lleven el mismo modo de vida. La finalidad básica de este modelo de convivencia se expresaría bien con el conocido lema «igualdad en la diversidad». Se trataría, entonces, de conseguir, nada más y nada menos, que toda la población disfrutase de unas condiciones de bienestar similares, empezando por un acceso efectivo a los derechos compartidos por la mayoría de los ciudadanos, pero también por el efectivo cumplimiento de las obligaciones que esos derechos llevan aparejadas.


Aunque muchas fórmulas terminológicas no son más que herramientas en la lucha simbólica que sirven para estructurar el discurso político y para articular una percepción interesada de la realidad y, por tanto, nunca son neutras, he aquí algunas acepciones básicas del término «integración social»:

Fraternidad


Se entiende por fraternidad a la unión y buena correspondencia entre hermanos o entre los que se tratan como tales.

Proclamada como virtud en el Antiguo y Nuevo Testamento, la fraternidad ha sido enseñada también como principio filosófico por los estoicos de Grecia y Roma.

Diversas escuelas filosóficas han apelado al sentimiento de fraternidad:
Los positivistas por el altruismo.

Stuart Mill y Herbert Spencer, en nombre de la unión de los intereses.

Schopenhauer, por el sentimiento de la piedad, limitativo del derecho natural del más fuerte.
El socialismo, como una aspiración.

La república francesa incluso la tiene por una de sus divisas: libertad, igualdad, fraternidad.
Fraternidad es un término derivado del latín frater, que significa hermano. Por esta razón, fraternidad significa parentesco entre hermanos o hermandad. La fraternidad universal designa la buena relación entre los hombres, en donde se desarrollan los sentimientos de afecto propios de los hermanos de sangre, unión y buena correspondencia.

La fraternidad es el lazo de unión entre los hombres basada en el respeto a la dignidad de la persona humana, en la igualdad de derechos de todos los seres humanos y en la solidaridad por de unos por los otros.

La fraternidad es un valor que no se resume solo a los hombres sino un valor universal y transversal a todos los seres humanos de considerarnos todos hermanos. De esta manera el valor de la fraternidad nos lleva a ser solidarios, respetuosos y empáticos unos con los otros. 

Como concepto filosófico, la fraternidad está vinculada a los ideales promovidos por la Revolución Francesa en 1789, basada en la búsqueda de la libertad, igualdad y fraternidad.


La fraternidad está muy desarrollada entre los estudiantes de las universidades americanas. Es similar a una asociación en la que los miembros se reúnen para organizar fiestas y otros eventos que permiten la socialización de los estudiantes. La amistad, el compañerismo, la camaradería y otros principios se practican entre los miembros.

El movimiento Scout es también un movimiento que promueve la fraternidad. A través de la práctica del trabajo en equipo, del respeto al ser humano, del amor por los animales y la naturaleza, los jóvenes participantes se convierten en ejemplo de liderazgo, responsabilidad, generosidad, altruismo y fraternidad.

martes, 22 de agosto de 2017

Control De Las Emociones


Conocer como reaccionamos ante los estímulos que nos rodean y saber calibrar la cantidad de respuesta emocional que nos interesa dar, nos ayudará a no gastar nuestras fuerzas y energías de forma inadecuada. Por ejemplo, si me enfado con gran intensidad con un desconocido al que muy probablemente no volveré a ver en la vida, estoy gastando una energía valiosa de forma improductiva y, para colmo, esta sensación de disgusto se prolongará en el tiempo mucho más de lo que sería razonable.

Temo que un buen número de personas piense que las emociones no son controlables ni gestionables, que es algo que surge y nos inunda. Sentimos miedo o amor y no sabemos cómo, por qué y, lo que aun es peor, no nos planteamos la posibilidad de comprender y gestionar esos sentimientos.

Cuando no profundizamos en este tema, no nos tomamos el tiempo suficiente para conocer y comprender las distintas emociones y cómo nos afectan.
Por este motivo, en ocasiones, confundimos los sentimientos; podríamos pensar que alguien está enfado, cuando realmente está preocupado y esta confusión puede producir graves consecuencias en nuestras relaciones interpersonales.

Para poder distinguir los sentimientos necesitamos primero conocerlos e identificarlos en nosotros mismos, para después ser capaces de hacer lo mismo en los otros.

Es necesario ponerles nombres y pararnos a averiguar, en el momento, qué es lo que sentimos, respondiendo a la pregunta ¿Qué siento exactamente? ¿Ira, enfado, disgusto…?

Porque la primera fase para poder gestionar la emoción sería identificarla. Es fácil reconocer emociones, las vemos en los demás. Lo que las hace complejas es el hecho de que suelen producirse varias a la vez.

Podríamos decir: “me siento infeliz”, pero ¿Qué quieres decir realmente? ¿Estás: triste, enfadado, avergonzado, celoso, te sientes culpable…? ¿Cuál responde a tu sentimiento?

Cuando lo identifiques podrás profundizar, analizar y tomar decisiones al respecto.

Separar e identificar las emociones me permite saber lo que siento, aprender a conocerme mejor y, partiendo de esta base, afrontar de una forma más eficaz mis retos.

Si nos enseñaran desde la infancia a identificar y gestionar nuestras emociones, la vida sería más fácil. Si no tuvimos la suerte de que nos lo enseñaran siendo niños, ahora es el momento de empezar.



Visión De La Realidad



Como personas, nada de lo humano nos es ajeno.
Contamos con ciertas características similares que condicionan nuestra existencia y relación con los demás en este mundo.
Sin embargo, y a pesar de que somos seres sociales por naturaleza, y que indispensablemente necesitamos de los demás para subsistir, cada uno de nosotros tiene -por decirlo de alguna manera- un elemento individualista que yace en la mente.
Se trata de nuestra visión o percepción de la realidad. A pesar de que todos percibimos el mundo a través de los mismos sentidos, es nuestro cerebro quien interpreta estás visiones o percepciones de la realidad y las convierte en algo tangible para nosotros.
Nuestra visión de la realidad está condicionada por la manera como interpretamos lo que ocurre a nuestro al rededor, “nuestra realidad se forma en nuestra mente”.
Está científicamente demostrado, que todo lo que vemos, sentimos y escuchamos, no representa un total de lo que verdaderamente es el mundo real. Con esto me refiero a que existen sonidos que no podemos escuchar, colores que no podemos ver… etc.
Esto nos lleva sin duda, a pensar, que cada uno de nosotros entonces, tendrá su propia representación (percepción) de la realidad en su mente, interpretando las situaciones de manera diferente, y prácticamente a nuestro modo.
Ésta es una de las causas principales de las discusiones y malentendidos en todo el mundo. Como todos nosotros percibimos de forma diferente nuestro entorno, lo que para algunos es bueno, para otros no tanto.
Nuestra percepción de la realidad, es lo que nos hace únicos con respecto a los demás. Es lo que nos diferencia. Es nuestra visión de la realidad lo que permite que no seamos un conjunto de robots creados en serie bajo reglas comportamentales simétricas y predefinidas.
Es humano, ver el mundo a nuestra manera. Y al ser personas, nada de esto nos es ajeno.
Es un error común entonces, pensar que todos deberíamos estar de acuerdo en determinado momento con ciertas ideas o formas de pensar. Es como esperar a que todos los planetas de muchos sistemas solares estén completamente alineados. A pesar de que es posible, quizás tome mucho tiempo, o resulte desgastante.


Dicen: Cosas De Viejo Independiente


Saber tomar decisiones es muy importante. Algunas son sencillas como qué ropa ponerse hoy, y otras más complicadas como las decisiones respecto al futuro, pero todas dependen de nosotros y debemos tomarlas de manera responsable.
La experiencia es un grado
A lo largo de nuestra vida hemos ido decidiendo entre diferentes posibilidades, algunas veces hemos acertado y otras no, pero con todo lo que hemos vivido, hemos ido aprendiendo unas cuantas cosas:
• EXPERIENCIA. Los éxitos y fracasos del pasado son muchas veces la base de una buena decisión futura.
• BUEN JUICIO. El sentido común y la madurez conseguidos con el paso de los años son nuestros mejores aliados.
• AMPLITUD DE MIRAS. Todo lo pasado a lo largo de nuestra vida nos hace saber que no hay una sola manera de ver las cosas.
Cómo afrontar la toma de decisiones
Lo primero que hay que hacer, es pensar de una forma positiva acerca de nuestra capacidad para decidir.
Pensar de una manera positiva nos ayudará a:
• Ver las cosas como retos, como desafíos.
• Saber que siempre se puede hacer algo ante los problemas.
• Buscar soluciones, solos o con ayuda.
• Sentirnos mejor con nosotros mismos, más capaces, más seguros.
Recuerda que una actitud positiva nos predispone al éxito en la toma de decisiones.
Lo que hay que hacer para tomar decisiones
Si necesitamos decidir sobre algo, a continuación encontraremos unas cuantas recomendaciones que podemos seguir para hacerlo del mejor modo posible. Es importante que las sigamos en el mismo orden que las exponemos.
• Ser lo más concreto posible. Hay que analizar y encontrar cuáles son las cuestiones importantes y cuáles no.
• Buscar soluciones. Se trata de ver todas las posibilidades  existentes en relación con la cuestión que hemos de resolver.
• Elegir la solución que más nos convenga para lograr el resultado que buscamos.
• Pasar a la práctica. Hasta ahora hemos pensado, ahora hay que poner en marcha nuestra decisión.
• Comprobar cómo nos ha ido, para rectificar en caso de que los resultados no hayan sido los esperados.
Vamos a lo práctico.
Antes de nada… pensar
Vamos a poner en práctica las anteriores recomendaciones ante una situación de duda e inseguridad que sufrimos frecuentemente al hacernos mayores: ¿QUÉ VOY A HACER EN EL FUTURO?
• SER CONCRETO.
Preguntarse “¿Qué voy a hacer en el futuro?” es plantear el problema de manera demasiado general e inabarcable. Hay que concretar más:
“¿Dónde quiero vivir? ¿Con quién? ¿Cómo quiero vivir?”.
De cómo responda a estas cuestiones, dependerá mucho mi vida.
• BUSCAR SOLUCIONES.                                                                                                
Ponerse en situación de cada una de las alternativas y valorar pros y contras:
“Si voy a una residencia tendré que dejar mi barrio y me costará más dinero, aunque estaré más segura y cuidada. Si vivo en mi casa seguiré siendo independiente aunque me sentiré más sola.”
Después… actuar
• ELEGIR. Si lo que valoramos es continuar siendo autónomos, elegiremos vivir en la propia casa. Esto implica tener que pedir y aceptar ayuda de vez en cuando de vecinos, servicios sociales, amigos y familia.
• PASAR A LA PRÁCTICA. Una vez hecha la elección hay que preguntarse qué se necesita para llevarla a cabo. Habla y pide consejo a tus familiares. Haz gestiones, solo o con ayuda para conocer los servicios sociales y las ayudas que puedes solicitar para tener una vida más confortable y segura.
• COMPROBAR. Por último, debemos preguntarnos si hemos conseguido lo que queríamos. Puede pasarnos que obtengamos ventajas que no habíamos previsto.
Puede ocurrir también que la decisión no haya resultado tan buena como esperábamos. Es el momento de introducir cambios. Los pasos que hemos ido dando nos ayudarán a saber dónde y quién nos puede ayudar a hacerlos.
Tres consejos más
• Es importante no decidir nada cuando estamos alterados. La tranquilidad es una buena aliada.
• Sabemos que cada persona tiene su “propio estilo” para decidir. Estas recomendaciones pueden ayudarnos a saber lo que solemos hacer bien y en lo que tenemos que mejorar.
• Tener más años no significa dejar de tomar decisiones. Todo lo contrario. Ya hemos aprendido que podemos equivocarnos,  pero también sabemos que aprendemos de nosotros mismos y de los demás. Eso nos ayudará la próxima vez. No olvidemos, de sabios es rectificar.


Extraído del “Programa de Envejecimiento” de la Sociedad Española de Geriatría y Gerontología. Con la colaboración de la Organización Mundial de la Salud.