martes, 29 de agosto de 2017

Autocontrol


El autocontrol es la capacidad de ejercer dominio sobre uno mismo, es decir, de controlar las propias emociones, comportamientos, deseos, o simplemente estar tranquilo. Esta capacidad nos permite afrontar cada momento de la vida con mayor serenidad y eficacia.

La persona que posee un alto autocontrol es capaz de dominar sus pensamientos y su forma de actuar, lo que puede ser beneficioso en multitud de situaciones. Por ejemplo, en un conflicto de pareja o una negociación laboral. Las investigaciones afirman que inteligencia emocional es clave para poder dominar esta habilidad.

Por tanto, el primer paso para controlar nuestro comportamiento y nuestra forma de pensar es tener un gran autoconocimiento. De esta manera, uno es capaz de reconocer sus emociones y es capaz de regular su forma de actuar. 

Pero, ¿qué beneficios tiene el autocontrol? El autocontrol aporta muchas ventajas, como por ejemplo las siguientes:
Permite afrontar las situaciones difíciles con mayor eficiencia
Ayuda a mantener la calma
Ayuda a tener mayor claridad de pensamiento
Beneficia la relación con los demás
Permite controlar el estrés cuando te sientes bajo presión
Ayuda a tomar mejores decisiones
Aumenta la capacidad de concentración
Mejor autoestima
Mejora el bienestar emocional

Poseer autocontrol no siempre es fácil: imagina si estás haciendo una dieta para adelgazar y al salir a cenar a un restaurante tienes que hacer un gran esfuerzo para no comerte el brownie que te sirvieron en el postre. 

El autocontrol es importante para los seres humanos, y algunos estudios afirman que las personas con un mayor autocontrol hacen más amigos, sacan mejores notas o tienen una vida más saludable porque sufren menos sobrepeso o fuman y beben menos alcohol.





Hagamos La Diferencia


“No es ni mucho menos “para destacar”, no van por ahí los tiros. El primer beneficiado de marcar la diferencia, de hacer las cosas mejor, que tu trabajo sea más imaginativo y entretenido, que tenga más calidad, que resulte menos monótono… eres tú”

Estamos tan acostumbrados a no demostrar nuestras emociones de bien, a no dejar ver que podemos ser amables, amorosos, a no darle importancia a ser diferentes, que el salirnos de esa rutina se nos antoja poco menos que imposible, más si le damos importancia a lo que nos dicta la moda; si la moda es llevar zapatos negros pues ahí vamos, son zapatos negros, si es ropa de color verde, pues que sean verdes. Por otra parte si la tónica es no desearle buenos días a un extraño porque nos preocupa lo que pensarán de nosotros, o no respetar una fila, o pasarnos una luz roja, total todos lo hacen; en resumen hacer y seguir haciendo lo que la raza o su conciencia nos indique y así vamos siguiendo a... a no sabemos quién. 

Atreverse a ser distinto, a hacer la diferencia es quizás el logro más interesante al que podríamos aspirar. La historia ha sido escrita por hombres y mujeres que en un momento dado hicieron algo distinto, rompieron parámetros para arriesgarse a proponer una nueva idea, a aclarar un concepto; seres humanos que se propusieron un reto iniciando una cruzada que marcó la diferencia en ellos y por ende en la humanidad.

Hacer la diferencia mostrando grandes o pequeñas cosas, no es tan importante como el sentir que lo hacemos desde nuestro corazón.

Si lo que vemos es un desorden, mala educación, impertinencia, deshonestidad, egoísmo, crítica, etc.
Tenemos la opción de poder de elegir y hacer la diferencia en pequeños actos como ceder el paso, abrir una puerta, ser amable, regalar sonrisas, expresarnos bien de los demás, en una palabra cumplir con el Nuevo mandamiento, que aunque tiene más de dos mil años resuena en nuestros oídos con un poder y vigencia de eco eternal: Amar, Amar, Amar. Se dice fácilmente más el realizarlo en conciencia es un reto, un reto al que todos podemos optar, amar y hacer la diferencia.


La humanidad  podría estar triste, mas si solo puedes consolar y hacer reír a un hermano, en él harás la diferencia. No nos desalentemos si sentimos que no podemos  salvar a todo el mundo, el amor es contagioso, hagamos la diferencia.

lunes, 28 de agosto de 2017

No Dar Espacio A La Monotonía


¿Qué pensarías si, dentro de unos años, echaras la vista atrás y vieras que en tu vida no ocurrió casi nada interesante y digno de recordar?

Eso es lo que ocurre cuando dejamos que nuestros días caigan en manos de la MONOTONÍA.

Ella, la monotonía, es la que nos impulsa y obliga a hacer siempre lo mismo: siempre un mismo mensaje, siempre el mismo trabajo, las mismas tareas, las mismas rutinas… la misma vida. Siempre todo igual, sin cambios.

Pero no solo eso: sino que todos estamos expuestos a caer en la monotonía a no ser que lo evitemos.
Y entre otras muchas consecuencias, caer en la monotonía implica dejar a un lado tus sueños, alejar las razones por las que cada día al despertarte deberías ser feliz. La monotonía te ata a un presente exactamente igual a tu pasado y te priva de algo que todos deberíamos permitirnos a diario: el factor sorpresa.

Piensa en la monotonía: alguien que siempre hace lo mismo y en los mismos horarios, que siempre tiene las mismas conversaciones, alguien que sigue una agenda que por muy llena o vacía que esté olvida incluir la improvisación y la diversión, que vive pendiente de sobrevivir pero que olvida vivir.
Por eso, cuando al cabo de los años mires hacia atrás… ¿Con qué te gustaría encontrarte?

La respuesta a eso la tiene tu presente; y básicamente es él quien quien marca el ritmo de tus días y quien va a servirte de trampolín hacia tus sueños.




Demos Color A La Vida


La mayoría de nosotros anhelamos la estabilidad; no queremos despertar con la incertidumbre de ignorar qué nos va a deparar la jornada.
Obviamente nunca lo sabemos del todo, pero cuando ya nos hemos insertado en esa pareja permanente, ese trabajo fijo y ese entorno consistente, al menos nuestro rango de novedades se reduce notablemente.
Después de un tiempo llevando una vida estable, aparece en el horizonte la sombra de la rutina. Cada día empieza a parecerse demasiado al anterior y sin apenas darnos cuenta, esto se convierte en un gran peso.
Es como si todo estuviera definido de antemano y no viéramos forma de salir de ese círculo vicioso.
“Una vida sin colores”, ese es el nombre que podemos darle a nuestra existencia cuando la rutina y la monotonía se apoderan del día a día. Una vida de blancos y negros.
Si no tuviéramos hábitos, el gasto emocional e intelectual de cada día sería enorme. En un mes estaríamos listos para una clínica de reposo.
Las costumbres cotidianas nos protegen de una eventual sobrecarga de decisiones. Hacen que las acciones que debemos repetir diariamente no se conviertan en un problema, sino que sean un ítem resuelto.
Eso está muy bien para aquellas actividades que garantizan el correcto funcionamiento de nuestro cuerpo y nuestra mente.
Hay que comer, hay que dormir, hay que lavarse, hay que ejercitarse. Es saludable que estas acciones se repitan, ojalá a la misma hora todos los días. Nos ayudan a funcionar adecuadamente.
Sin embargo, a veces no es solamente la hora de la cena lo que se repite de forma idéntica cada día.
El hábito se vuelve inercia y la inercia, anquilosamiento. Después de un tiempo atrapados en esas costumbres, comenzamos a sentirnos como si estuviéramos gastando la vida en lugar de vivirla.
Aun así, no estamos dispuestos a alterar nuestra rutina. El precio de hacerlo puede ser muy alto. No se renuncia a un trabajo así como así; ni se renueva el amor o la amistad simplemente con pestañear.
La palabra “rutina” viene de “ruta” y alude a esos caminos trillados que seguimos recorriendo.
Rutina y “monotonía” son primas hermanas. Esta última indica que caminamos a un solo ritmo. Es como si solo pudiéramos interpretar una canción siempre en el mismo tono, sin subir o bajar, el mismo sonsonete.
Ambas, rutina y monotonía, conducen a un estado de ánimo en el que no hay entusiasmo, ni interés  genuino en nada.
Esa uniformidad, esa falta de matices, termina por afectarnos emocionalmente. Empobrece nuestras vidas y no nos permite disfrutar, ni valorar lo que tenemos. También reduce notablemente nuestra creatividad. Tu cerebro se acostumbra a no exigirse.
Introducir variedad en el día a día no es tan riesgoso, ni tan difícil como quizás lo supones.
Puedes empezar con lo más simple: tomar una ruta diferente para ir a tu trabajo, o bajarte un par de calles antes y caminar hasta allí, tratando de observar con cuidado lo que encuentras a tu paso.
Puedes proponerte hablar con alguna persona que ves todos los días y a quien escasamente saludas. También puedes ensayar a leer un poema, en un rato libre que te quede.
Intenta desconectarte de los aparatos tecnológicos un día o al menos, una tarde. Observa el lugar en donde vives y piensa cómo podrías organizar los muebles de una forma diferente.
Piensa en los pasatiempos que antes disfrutabas, o en esos talentos que fuiste dejando en el camino. Quién sabe, tal vez te animes a intentar recuperarlos.
El arte es una vía de lujo para alterar cualquier rutina. Toda actividad artística va en contra de lo rutinario por su propia naturaleza. Te invita a establecer un punto de quiebre.
En menos tiempo del que imaginas, te vas a dar cuenta de que también tus pensamientos y tus sentimientos comienzan a cambiar.
Notarás cómo el mundo tiene muchas realidades en las cuales no habías reparado. Que hay lugar para la novedad, para la sorpresa. Te sentirás mucho mejor y los colores habrán aparecido de nuevo en tu vida.


Persistencia


La comunicación no verbal es esencial para conectar con los demás.

Todos conocemos personas que no quieren mostrar sus sentimientos, o que hablan en un tono monótono y se muestran impasibles. Son individuos que tienen buenos conocimientos               técnicos, pero  temen abrirse a los demás y por ello no consiguen comunicar su mensaje. 

A unos, sus padres les enseñaron a no mostrar sus emociones en público y a otros, hacerlo les parece demasiado teatral. 

Sin embargo, para que el mensaje que trasmitimos resulte creíble, debemos apoyar nuestras palabras en  nuestros gestos. El movimiento del cuerpo, la expresión facial, el contacto visual, la voz (tono,  inflexión,  volumen, velocidad, acento), la vestimenta y  sus complementos, el contacto físico  (estrechar la mano),  el tiempo (puntualidad) y el espacio (distancia que nos separa de los demás) son  elementos que  conforman la comunicación no verbal. Entre las técnicas utilizadas para mejorar las  habilidades no  verbales está la de filmar a los participantes de un curso y después analizar el material  haciendo críticas  constructivas con la ayuda de otras personas. 

Para lograr nuestras metas con buenos resultados seguiremos la ley de las tres P, es decir,        Planificar,  Practicar y Preparar.  Los comunicadores que no se preparan son incapaces de          transmitir su mensaje y dejan a los receptores confundidos y  aburridos. Es un error lo que la   mayoría de la gente piensa:   que la práctica es sólo para los profesionales de la oratoria.  Todo el que ha de comunicar algo  necesita practicarlo. Para guiarnos llegada la hora de practicar, se proporcionan  tres valiosas  pistas. En primer lugar, conocer el ratio de práctica por actuación, según el cual se necesitan diez  horas de  práctica para actuar una hora. En segundo lugar, hablar solos: en otras palabras, saber  aprovechar el tiempo que pasamos en  soledad                 (en el coche, por ejemplo) para ensayar nuestra  autopresentación, contar historias o probar   cuál es el momento  oportuno para introducir una  anécdota en el discurso, entre otros.

En último lugar, ser sistemáticos en la práctica de los  ensayos  será la clave de una                    presentación intachable.

Thomas Edison pensaba que mucha gente se da por vencida poco antes de llegar a la meta porque  cuando se rinden, no son conscientes de lo cerca que están de alcanzarla. 

Seguramente usted  también  se habrá preguntado cómo algunas personas han logrado llegar  tan lejos siendo sus  cualidades tan limitadas. Tal vez debería cuestionarse también si no se      tratará una cuestión de  persistencia. 

Dar  continuidad es un proceso que consiste en contactar con alguien para reforzar una  meta. 
Así, por  ejemplo, podemos enviar una nota para agradecer el tiempo que nos ha dedicado un  cliente o llamar a  un amigo para ver cómo se encuentra. 

Desgraciadamente, dar continuidad es un  arte que se ha perdido  y las personas que han          sabido conservarlo se destacan del resto. Y, sin  embargo y curiosamente, nunca  antes había  resultado tan fácil hacerlo, ya que en la actualidad contamos con infinidad de programas   informáticos y las alarmas que  nos pueden  recordar cualquier ocasión. 

Como última  advertencia, no está de más señalar que la línea que separa  el dar seguimiento aun asunto del resultar  excesivamente persistente y convertirse en alguien  molesto es muy delgada: tengan mucho cuidado de no cruzarla. 


El Arte De Aprender


Cómo sacarle provecho a todas las situaciones
No importa tu edad, lo importante es que tengas una actitud activa y dinámica frente al aprendizaje, para siempre estar incorporando nuevas motivaciones que te ayudarán en tu crecimiento personal.

Para la filosofía oriental, la vida es una escuela en la cual tienes la oportunidad de aprender diferentes cosas. Alguna vez te has preguntado:¿se puede aprender de todo lo que sucede, ya sea bueno o malo?
Sí se puede, pero para ello deberías analizar y reflexionar qué es lo que te toca aprender, cuál es el motivo de este aprendizaje y cuál es el significado que posee para tu desarrollo personal.

Existen 3 tipos de aprendizaje:
Lo que debes aprender en esta vida: por ejemplo, a ser caritativo, comprensivo, etc.
Los aprendizajes de cada día: muchas veces se aprende de pequeños detalles tanto de la vida práctica (por ejemplo, arreglar un enchufe) como situaciones más sutiles (por ejemplo, aprender a callar ante un error ajeno).

Lo que puedes aprender de ver actuar a las demás personas a tu alrededor: pueden ser actitudes positivas, por ejemplo el hecho de tratar con una persona que siempre tiene una palabra de aliento para con los demás.

También se da el caso de aprender lo que no se debe de hacer en determinada situación, como ante un fracaso laboral, afectivo etc. (por ejemplo, buscar consuelo en el alcohol o las drogas).

Para aprender necesitas:
Desarrollar una actitud activa y positiva frente a la vida. Estar dispuesto a mejorar a no cometer varias veces el mismo error.

Saber virar las situaciones a tu favor, aunque se traten de hechos adversos o negativos. Siempre hay que intentar sacar una sabiduría o aprendizaje para que, si no se vuelve a presentar un hecho similar, puedas afrontarlo desde otro punto de vista y salir victorioso.

Desgraciadamente, muchas veces hay que aprender con dolor, ya que en ocasiones puede ocurrir que te cierres en tu criterio propio, en tener la verdad del hecho, y no te das la oportunidad de ver diferentes ópticas del problema.

Saber aprender, dejar aprender
Al comprender la necesidad de aprender que tienes, verás que todas las personas están en el mismo camino y muchas veces te puedes encontrar ante la difícil situación de tener que dar un paso al costado para dejar que otro pueda aprender tal vez algo que tú ya hiciste.
Nunca dejes de aprender, cada día puedes aprender algo nuevo y no sabes cuánto puede cambiar tu vida.


Tu Mejor Versión


¿Quieres elevarte a la cumbre de tus capacidades?¿Tienes la motivación y la convicción interior necesarias para emprender el camino? Hoy quiero aportar algunas claves indispensables que nos permitan sacar a la luz nuestra mejor versión como personas. Razones que aluden a la verdad de lo que realmente somos; personas susceptibles de alcanzar cualquier cota de éxito y realización por muy arduo que parezca el objetivo al que nos enfrentamos. Adentrémonos en profundidad al conocimiento de estas poderosas claves.

1. Enfoque claro y atractivo
Necesitamos crear un enfoque claro y atractivo sobre aquello que queremos conseguir. Es imposible determinar la planificación, el método y las acciones que debemos realizar si no poseemos un enfoque claro del resultado que deseamos obtener. Además debemos hacerlo atractivo para encontrar la motivación adecuada para acometer la acción. El enfoque supone un aspecto primordial que debemos tener siempre en cuenta.

2. Conocer tu propósito y sentido
Es una de las claves más poderosas en el camino de la autorrealización. Debemos conocer nuestro propósito y sentido últimos, saber cual es nuestra motivación y capacidad genuina, y desarrollarla. Si encontramos nuestro talento natural, y lo trabajamos decididamente, el fruto puede ser exponencial. Las ganas y la entrega que se derivan de algo que verdaderamente nos gusta y motiva no tiene precio.

3. La felicidad depende exclusivamente de ti
Es importante saber con certeza lo que significa esta gran verdad. Eres plenamente responsable de tu felicidad y realización. A nadie le corresponde la tarea de complementar o brindarte felicidad. Como decía el gran John Lennon: “No nos contaron que ya nacemos enteros, que nadie en nuestra vida merece cargar en las espaldas con la responsabilidad de completar lo que nos falta”. Si nos hacemos conscientes de esta gran idea, nuestra vida dará un salto cualitativo.

4. Asume riesgos y sal de tu zona de confort
La vida está hecha para los valientes que deciden sacarle el jugo a la existencia. No hemos venido a este mundo para acomodarnos y estancarnos en una posición de aparente “felicidad”. Hemos venido aquí para crecer, experimentar, evolucionar y ser mejores. Aprovechemos cada oportunidad que nos brinda la vida para ir más allá de los límites establecidos por nuestra mente, de esta manera, lograremos un aprendizaje renovador que nos catapulte a un nuevo nivel de conciencia y felicidad.

5. Sé persistente y flexible
La confluencia de ambas virtudes son muy importantes para la consecución de objetivos. La persistencia es el martillo mental que derriba cualquier muro u obstáculo a través del poder de la decisión y la visualización. Pero además de la persistencia, es necesario desarrollar una flexibilidad que permita modificar aquellos comportamientos, actitudes o planes de actuación que no sean eficaces o coherentes.

6. Establece hábitos saludables y conscientes
Los hábitos son actitudes clave para el desarrollo de nuestra mejor versión. Son las semillas que propician un fruto vigoroso y consistente. Debemos elegirlos cuidadosamente y ser conscientes de aquello que nos otorgan. Nuestro crecimiento y desarrollo está ligado a la calidad de nuestros hábitos.

7. Cree profundamente en ti mismo y en tus posibilidades
Creer en ti mismo es la base del éxito. Si no crees que tus capacidades tienen algo genuino e innovador que aportar; ¿Cómo vas a ser capaz de manifestar tus objetivos? Todo empieza por uno mismo y por la convicción inquebrantable de poseer las herramientas necesarias para llegar al final del camino. La mente puede ser una poderosa herramienta positiva al servicio nuestro, o por el contrario, un paradigma limitante que nos inmovilice completamente.
8. Conecta con tu realidad interior
Resulta indispensable conocer quiénes somos realmente, y cuales son nuestras más profundas motivaciones interiores para conseguir manifestar esa idea creativa en el exterior. El proceso siempre empieza desde dentro hacia afuera, los grandes cambios y progresos positivos en la humanidad comienzan desde el autoconocimiento y la conciencia de aquello  que somos y queremos compartir. Así es como se consigue una evolución efectiva que haga crecer a la individualidad, y luego al colectivo. Todo parte desde uno mismo.

9. Aprende de tus errores
Los errores tienen un gran sentido transformador implícito. Nos ayudan a vislumbrar aquello que nos impide evolucionar y crecer en el sentido correcto. Por eso, es tan importante estar conscientes cuando cometemos un error, para así quedarnos con el aprendizaje y la moraleja que el propio error contiene. Todo error contiene la semilla de un gran aprendizaje y una gran mejora. Por tanto, cambiemos nuestra perspectiva ante él y pongamos nuestra mejor cara.

10. Aprende a contrarrestar el miedo
El miedo psicológico es la emoción más contraproducente que existe. Debemos aprender a lidiar adecuadamente con esta emoción si queremos liberar nuestro potencial. Cuando el miedo aparezca preguntémonos de manera consciente; ¿Hay motivos y fundamentos reales para no emprender la acción? ¿De verdad quiero seguir como estoy? Un enfoque y decisión claros pueden ser de gran utilidad para contrarrestar esta emoción.


domingo, 27 de agosto de 2017

Volver A Empezar


Todos tenemos ese momento de nuestras vidas en que nos damos cuenta que la cosa no da para más y deberíamos empezar de cero. Cuando sientes que no estás obteniendo los resultados que deseas en tu vida, lo mejor sería comenzar de nuevo. La pregunta es ¿cómo empezar?

Percátate que vas a ser reacio a cambiar, incluso si es la mejor opción para ti. La verdad es que todos tenemos miedo del cambio, porque es algo desconocido; incluso si nuestra situación actual no es la que nos gusta, al menos ya estamos acostumbrados a ella y sabemos cómo manejar la situación. ¿Qué pasa si no podemos lidiar con el cambio? ¿Qué pasa si no era como pensábamos? Así que, el primer paso es controlar el miedo. El cambio es un riesgo que tenemos que tomar para mejorar nuestras vidas y nosotros mismos.

Después de eso, vas a necesitar un tiempo para revivir el pasado y pensar una y otra vez. Antes de apartarte de tu pasado tienes que saber por qué lo estás haciendo. Recuerda el pasado, piensa en tus errores, aprende de la experiencia, deshazte de los malos recuerdos y conserva los buenos. Ahora pasa la página y comienza de nuevo.

Conoce tus relaciones bien, es un paso muy importante. Piensa en las personas en tu vida y ve si puedes lograr darle sentido a cualquier relación que tengas. Si hay alguna relación sin resolver, piensa en la manera de resolverla o simplemente termina con esa relación. No mantengas ningún tipo de amistad con personas que puedan anclarte o atarte a tu antigua vida. Sólo conserva aquellas relaciones que sean de apoyo.

Conoce exactamente en dónde estás parado en la vida. ¿Quién eres tú? ¿Qué estás haciendo ahora? ¿Es eso lo que realmente quieres hacer? ¿Qué prefieres hacer? ¿Cuáles son tus sueños, metas, esperanzas? ¿Cuáles son tus talentos o habilidades? Tómate tu tiempo para saber quién eres en realidad y responde esas preguntas. Cuando las cosas se tornan complicadas, tú puedes simplificarlas para así lograr un mejor entendimiento. Se claro acerca de quién eres y dónde estás parado. Se claro acerca de lo que realmente quieres. Entonces y sólo entonces, podrás ver las cosas claras.

Tómate su tiempo para planear. Ahora entiendes tu pasado y tu presente. Es hora de visualizar tu futuro. Haz una lista de lo que deseas cambiar y empieza a dar esos pasos. Procura hacer los pasos fáciles y que no consuman mucho tiempo. Haz tu lista divertida. Esto debería ser algo que te vaya a gustar hacer. Añade las cosas que te hacen sentir feliz. Ahora estás listo para comenzar.

Ahora tú estás listo para enfrentar al mundo con el nuevo tú. Sal y hazlo bien esta vez. Es una nueva oportunidad en la vida. Por lo tanto, prepárate. Confía en ti mismo. Ten fe que vas a llegar pronto a la meta. Sólo espera y mira.


Primero El Deber


La globalización, el uso de las tecnologías tales como la televisión, el internet, y otros tipos de innovaciones tecnológicas contribuyen a hacernos la vida más fácil, por lo que erróneamente creemos que con el apoyo de estas herramientas podremos suplir algunas deficiencias o podremos recuperar el tiempo que perdemos en el ocio.

Estas herramientas se han convertido en un problema para algún sector de la población joven, antes para hacer una tarea o investigar algún tema teníamos que acudir a una biblioteca, hoy lo podemos hacer desde la comodidad de nuestra casa o del ciber de la esquina utilizando el internet, antes si queríamos charlar con alguien o establecer una cita romántica tenía que ser personalmente, eran citas de persona a persona, hoy son por medio de cámara web, en fin los tiempos han cambiado.

En nuestra casa y estar al pendiente de los hijos era suficiente para que no ingresará alguna mala amistad a nuestro hogar, hoy la puerta al mundo la tenemos a través de la computadora y por lo tanto los padres deben de estar muy al pendiente de sus hijos y los jóvenes no deben de dejarse llevar por las bondades de la comodidad y del placer.

En el pasado las jóvenes veían a algún grupo de compañeros reunidos y demostraban temor, en la actualidad algún joven ve a un grupo de compañeras reunidas y también le da temor.

Los tiempos han cambiado, anteriormente los hombres iniciaban la conquista pero ahora la mayoría de las mujeres la inician y determinan las reglas, las chicas deciden con quien sí y con quien no, la denominada liberación de la mujer acompañada con un uso excesivo del internet, la cercanía con un país de límites muy amplios, y la mayor ocupación de los padres al tener en ocasiones empleo ambos contribuye a que los jóvenes quieran suplir algún cariño por medio de una pareja, si le preguntas a un amigo, profe o familiar de tu confianza como se la pasó a tu edad te va decir lo mismo, si el placer espera seguramente se disfrutará más en su momento, para tomar decisiones de adulto se requiere ser adulto entendiendo que un adulto es aquella persona mayor de 17 años que tiene la capacidad de ser autosuficiente, es como acudir a un bar y pedir una bebida embriagante antes de la mayoría de edad, es obvio que no la servirán por estar impedidos legalmente y sí te la llegan a servir ni la disfrutarás plenamente ya que estarán con la preocupación de que algún adulto te llame la atención. PRIMERO EL DEBER Y LUEGO EL PLACER.

La globalización, el uso de las tecnologías tales como la televisión, el internet, y otros tipos de innovaciones tecnológicas contribuyen a hacernos la vida más fácil, por lo que erróneamente creemos que con el apoyo de estas herramientas podremos suplir algunas deficiencias o podremos recuperar el tiempo que perdemos en el ocio.


Estas herramientas se han convertido en un problema para algún sector de la población joven, antes para hacer una tarea o investigar algún tema teníamos que acudir a una biblioteca, hoy lo podemos hacer desde la comodidad de nuestra casa o del ciber de la esquina utilizando  internet, antes si queríamos charlar con alguien o establecer una cita romántica tenía que ser personalmente, eran citas de persona a persona, hoy son por medio de cámara web, en fin los tiempos han cambiado.

Escurrir El Bulto


“-Mamá… ¿estrujar y escurrir no es lo mismo?
-No, hijo. Estrujar se hace con las manos… Y "escurrir" con la cabeza.

Bromas aparte, hoy nos vamos a referir a una serie de expresiones verbales que implican la facilidad que a veces se logra tener para eludir o evadirse de un trabajo, riesgo o compromiso que no se quiere asumir. Tal vez la más usada de todas ellas en el ámbito coloquial sea ‘escurrir el bulto’, que equivale a otras locuciones hermanas menos frecuentes recogidas en el DRAE, casos de guardar o huir el bulto.

La voz ‘bulto’ deriva del latín vultus (rostro), aunque con el tiempo pasaría a designar el volumen o tamaño de una cosa y, por extensión, el cuerpo que no se distingue de lejos por estar oscuro o cubierto, hasta hacerse sinónimo de fardo, caja, maleta o cualquier otro equipaje para ser transportado. En otro orden de cosas, ‘bulto’ también se usa como eufemismo para aludir a los genitales del varón.

Aunque Alberto Buitrago la relaciona con el ámbito veterinario, en la acción de extirpar los sacos de pus de los animales, lo más probable es que la expresión ‘escurrir el bulto’ se originara en el mundo taurino. Se interpretaba que el toro, animal de pésima agudeza visual, veía en el torero un bulto, que este, cuando no era capaz de embarcarlo en los engaños de la lidia, optaba por escurrir o desviar de la trayectoria del animal para ponerse a salvo. Sería lo contrario de buscar el bulto, esto es, ir derecho a lo esencial en un asunto.

Otras expresiones castellanas que usan la palabra bulto son ‘a bulto’(a ojo, sin cálculo), ‘al bulto’ (al alcance), ‘de bulto’ (muy manifiesto, referido a un fallo o un error) o ‘hacer bulto’ (rellenar un espacio, dicho de una persona o cosa). De vultus también proviene la curiosa expresión al buen tuntún, como veíamos en su momento.

Una expresión similar a escurrir el bulto podría ser la locución de clara evocación geométrica ‘salirse por la tangente’, aunque en este caso no queda tan evidente el matiz de fuga, huida o evasión presente en aquella. En cambio hay un par de verbos que podrían hacer las veces de escurrir el bulto. 

Me refiero a los pronominales ‘escaquearse’ y ‘zafarse’ que, curiosamente, ambos proceden del árabe. ‘Zafar’ deriva del árabe hispano [a]záḥ, y este del verbo أزاح (azāḥa), que significa quitar, despojar. Del árabe pasó al lenguaje marinero con la idea de quitar los estorbos de cuanto hay en una embarcación. En su forma pronominal –‘zafarse’- tiene varios significados, como escaparse para evitar un encontronazo, librarse de algo molesto o excusarse de hacer algo.


Paradigma


El concepto de paradigma se utiliza en la vida cotidiana como sinónimo de “ejemplo” o para hacer referencia en caso de algo que se toma como “modelo digno de seguir”. En principio se tenía en cuenta en el campo, tema, ámbito, entre otros..., gramatical (para definir su uso en un cierto contexto) y se valoraba desde la retórica (para hacer mención a una parábola o fábula). A partir de la década de 1960, los alcances de la noción se ampliaron y paradigma comenzó a ser un término común en el vocabulario científico y en expresiones etimológicas cuando se hacía necesario hablar de modelos de conocimiento aceptados por las comunidades científicas.

La palabra Paradigma proviene del griego Paradigma y el latín paradigma La palabra Paradigma proviene del griego paradeigma y el latín paradigma, cuyo significado es ejemplo o modelo. Es empleado para indicar un patrón, modelo, ejemplo o arquetipo. alude aquellos aspectos relevantes de una situación que pueden ser tomados como un ejemplo, inclusive, la etimología de la palabra nos indica que esta puede ser sinónimo de Ejemplo, sin embargo, Paradigma es usado en otro tipo de contextos no tan simples como los usados con la palabra Ejemplo. Lo curioso de este término es su procedencia, pues de ahí es que se toma la idea que un paradigma no es más que un conjunto de acciones que seguir o ejecutar para concluir con un bien común o de fortaleza social. 

Derivada de la filosofía griega, fue Platón quien le dio la forma de “Ejemplo a seguir” y no como simple ejemplo como se cree al usarla en un contexto sin ningún tipo de aspiración.

Esto nos da a entender que la palabra Paradigma es usada para denotar aquellos actos los cuales son la mejor referencia para un camino a seguir, una buena educación con valores morales genuinos y dignos de la aceptación de los maestros, no es más que un paradigma social para la integración de alguien notable. Por lo general, cumplir con los paradigmas impuestos por una sociedad indica la superación de las expectativas del grupo, como consecuencia se procede a promociones o cadenas de ascendencia. Organizaciones de lucro activo como una empresa, usan ejemplos paradigmáticos para que sus empleados fortalezcan el valor de la misma y así poder optar por un puesto de más rango y prestigio en el orden colocado.

Dicho concepto fue utilizado en teoría de la ciencia por primera vez por Ch. Lichtenberg (1742-1799). A finales de los 60, el filósofo Thomas Kuhn dio a la palabra el significado que tiene en la actualidad al emplearla para referirse al conjunto de prácticas que definen una disciplina científica durante un período específico de tiempo.

La ciencia aplica los paradigmas desde otro punto de vista más práctico, orientados al descubrimiento de nuevos caminos de investigación, la constante persecución de datos que colaboren con la resolución de sus problemas, suponen un paradigma científico, el cual con métodos de investigación y deducción serán comprendidos y resueltos. Los paradigmas trazan líneas a seguir en cualquier campo en el que se aplique el término, pues, a pesar de no ser clásico para ser usado en cada caso, no deja de ser genérico, por lo que puede ser empleado ante cualquier situación en la que se amerite un buen ejemplo que seguir en las acciones cualesquiera que sean que se realicen.


Ejemplos de paradigmas científicos serían el análisis aristotélico del movimiento de los cuerpos, la revolución copernicana, la mecánica de Newton, la teoría química de Lavoisier, la teoría einsteniana de la relatividad, y muchos otros, cuya delimitación en la historia de la ciencia sería el objetivo principal, a fin de evitar estudios históricos basados exclusivamente en la acumulación de datos, hechos y descubrimientos.

En las ciencias sociales, paradigma se describe como el conjunto de experiencias, creencias y valores que determinan la forma en la cual el individuo ve e interpreta la realidad, su realidad; y la forma en que responden a esa percepción. Es un patrón o modelo de conducta heredada o aprendida.

Muchas veces hablamos de romper paradigmas, de algo que está establecido. Generalmente, los paradigmas personales se llevan como dogmas: algunos son herencia recibida de nuestros padres. Son creencias que nos mantienen atrapados y no nos permiten ver otras posibilidades, convirtiéndose a veces en obstáculos que nos impiden avanzar y conseguir la ruta del éxito.

Es preciso romper, desterrar y superar estos paradigmas, de modo que se pueda asumir una mentalidad y actitud positiva y, como consecuencia de ello cambiar y crecer.

La Imagen Pública


Decir que el manejo de la imagen pública para una organización o persona es importante no resulta nada novedoso. Sin embargo, son muchos los que aún no valoran el poder comunicativo que ésta tiene al momento de generar nuevos negocios, manejar una crisis o atraer inversionistas y por supuesto ganar o mantener clientes.

Como imagen pública entendemos la percepción que se tiene de una persona o institución por parte de sus públicos de interés, basada en estímulos visuales e información pública que recibe.

Para un empresario, director general o CEO de una organización, tener una imagen pública es inevitable, exista planeación o no, sea intencionada o no; sus públicos objetivo tienen una clara percepción sobre dicha persona. El simple hecho de existir, ubica a una persona en un plano de significación humana.

Sin embargo, para proyectar una imagen pública adecuada y exitosa se requiere tomar la decisión consciente de crearla, estimularla y manejar las percepciones que otros tienen sobre su persona.
La construcción y el manejo de la imagen pública abarca cinco factores importantes de proyección: la identidad, la actitud, el comportamiento, el discurso y finalmente la vestimenta.

Los anteriores 5 factores deben alinearse a una estrategia de imagen, para lograr proyectar de manera congruente la imagen del personaje en cuestión.

En lo que corresponde a la identidad, esta constituye la esencia del personaje público y el pilar para la construcción de la imagen. La identidad, entre otros factores, está constituida por su propia genética y hace que una persona sea irrepetible, además de las características psicológicas, sociales, económicas, educativas, culturales y espirituales que lo definen.

Al momento de construir la imagen pública, si ésta no respeta la identidad del personaje, la imagen obtenida resulta poco creíble y engañosa.

Puede ser importante, para el puesto en el que se encuentra, que un director tenga que proyectar una imagen de poder, de una persona fría, calculadora y autoritaria; pero sí en esencia se trata de una persona más amable, cercana y afable con las personas, habrá que encontrar el balance que permita respetar su identidad cálida pero generando una imagen de respeto ante los que lo rodean.

Para encontrar ese balance, la semiótica aquí nos permite construir el puente entre significados que dan balance y credibilidad a la imagen pública de un personaje, como en el ejemplo anterior, que por sus características resulte amable y cálido, pero sin perder la fuerza y el respeto que la imagen a proyectar tenga que imponer.


La definición de la imagen pública no resulta ser un proceso sencillo ni mucho menos simple, dependerá de factores tanto ambientales como personales y será posible establecerla analizando tanto la necesidad del personaje como las necesidades de su público de interés.

El Valor Del Esfuerzo


El esfuerzo, el empeño que ponemos en conseguir lo que queremos, es lo que le da valor a nuestros sueños. Porque cuando lo damos todo, cuando nos encontramos en ese momento en el que estamos dispuestos a perder sin que esto detenga nuestros pasos, entonces estamos preparados para llegar hasta donde nos propongamos.

Sin embargo, hay muchas barreras que tendremos que sortear. Piedras camufladas de errores, de conformismo, de miedo… Muchas ocasiones en las que saborearearemos la oportunidad de volver atrás, a nuestra zona de confort. Esa que nos llama a cada instante mientras busca justificar que regresemos a ella con cada problema que intuimos en el horizonte.

Dejar que tus miedos, que tus inseguridades y que por sistema lo que los demás digan te importe es un claro preliminar de un fracaso anunciado.

El esfuerzo que te recompensa
Seguro que has escuchado en más de una ocasión la típica frase que dice así: “si cuesta, es que vale la pena”. Este es un enunciado que pronunciamos, a veces sin darnos cuenta, con el fin de dar ánimos e impulsar a otros a no rendirse. Porque si cuesta, si te está haciendo sudar, si pone a prueba tu capacidad es que estás dando lo mejor de ti. Cuando las dificultades hacen acto de presencia no te están queriendo decir que no vales nada, ¡qué vuelvas para atrás porque no sirves! Todo lo contrario, 
te están retando…

“La actitud respecto a las dificultades va a depender de que las veamos como un reto o como una amenaza”

Todo esto es un reto. Si fuese tan fácil conseguir lo que quieres todo esto no tendría valor alguno. Estaría al alcance de cualquiera, pero esto no es así, ¿verdad? Solo unos pocos consiguen alcanzar cumbres altas.

Muchas personas dejan su trabajo estable por ir en busca de lo que realmente los llena y les hace feliz. Otras, se lanzan a la aventura con muy poco dinero en sus bolsillos. Puede que fracasen, que se den de bruces con una realidad mucho más dura de lo que esperaban. Sin embargo, esto no los para y, aunque así fuese, están felices de haberse arriesgado, de haberlo intentando.
“Nunca sabrás de hasta dónde puedes llegar, de lo que eres capaz o de si lo que está en tu mente se hará realidad si no te pones en marcha”



sábado, 26 de agosto de 2017

Las Razones Del Corazón


Desde que el racionalismo se impuso en Occidente, nos hemos acostumbrado a ver el mundo en pares opuestos. La mente o el cuerpo, como si fueran realidades separadas. El individuo o el medio, como si no formaran parte de la misma realidad. Y, una de las más frecuentes, el corazón contra la razón, como si se tratara de ámbitos excluyentes.

Desde la aparición de la ciencia se ha producido una notable sobrevaloración de la razón y un cierto desprecio por el mundo emocional. Aunque no haya ninguna norma establecida al respecto, parecería que “actuar con base en la razón” tiene un estatus superior a hacerlo “con el corazón”.
Es verdad que se trata de dos dimensiones diferenciadas (emoción y pensamiento). Lo que no es cierto es que se excluyan mutuamente, ni que debas elegir entre actuar con base en razonamientos fríos o emociones a flor de piel.

Razón y corazón
Pongámonos primero de acuerdo en algo: las emociones moldean el pensamiento y el pensamiento influye sobre las emociones. Ambas realidades tienen lugar en el cerebro y es virtualmente imposible separarlas del todo, por lo menos en un cerebro normal.

Por supuesto, hay niveles de pensamiento más desarrollados que generalmente se asocian a emociones también más evolucionadas, y viceversa. Ahora la pregunta es ¿cómo opera todo esto a la hora de tomar una decisión?

Si estás enamorado, por ejemplo, es claro que las emociones van a tomar un papel protagonista. El área del cerebro que las controla se halla fuertemente estimulada en esa circunstancia, y la intensidad de lo que sientes se impone sobre la calidad de lo que piensas. En ese caso, tus decisiones estarán fuertemente definidas por tus emociones, más que por tu pensamiento.

En otro tipo de situaciones, por más frialdad que tengas, o creas tener, siempre habrá un componente emocional que determina tus acciones y decisiones. Incluso cuando haces una operación matemática, tu buena o mala disposición influirá en el camino hasta encontrar la respuesta correcta.

De la misma manera, por más afectado emocionalmente que te encuentres, siempre llevarás a cabo alguna suerte de cálculo para actuar. Tu pensamiento nunca te abandona. Tus emociones tampoco. De ahí que resulte claro que la razón y el corazón son un matrimonio indisoluble.

Decisiones de la mente y del alma

Está muy popularizada la idea de que cuantas mayores dosis de racionalidad involucremos en una decisión, mejor será la calidad de la misma. Si lo miras en detalle, te das cuenta de que eso no es siempre cierto.

Interculturalidad


Tenemos que hacerles ver lo que supone emigrar, e inmigrar. Ante el “discurso social” que suele posicionarse en las “facilidades” que tienen los inmigrantes para vivir, recibir ayudas, o que nos quitan trabajo etc. (de nuevo conceptos adultos), sin entrar en la certeza o no de esas afirmaciones (que no viene al caso en lo educativo), hagámosles ver las dificultades, obstáculos y barreras que sufren al venir a nuestro país, y lo doloroso que tiene que ser dejar su país, sus costumbres, su familia, amigos…

Que vean cómo a veces se juegan la vida para venir a nuestro país y conseguir algo de comida, dinero… en una situación desesperada.

Intentemos que se pongan en su lugar, que entiendan lo difícil que lo deben de tener, para así poder comprenderles mejor, ayudarles y apoyarles, lo cual derivará en una interculturalidad y una interacción mucho más positiva y menos conflictiva que al posicionarles como “enemigos”, “ladrones”, “vividores”, etc.

Potenciar su “mente abierta”
Las muestras de racismo y temor u odio hacia lo diferente suelen ser propias de gente o sociedades cerradas, sin “abrirse” al exterior, creyendo firmemente que no necesitan hacerlo.

Mantener al niño/a en una “burbuja” social, cerrada al exterior, en la que todas las personas con las que interactúe sean muy similares, estará empobreciendo su vida, su cultura, su aprendizaje… y le estará inadaptando para una sociedad en la que habrá mucha diversidad.

Cuánto más formas diferentes de vida conozcan los niños/as, cuántas más costumbres diversas, formas de vivir, de hacer las cosas, de pensar… cuánto más avanzados estén en este sentido mejor se adaptarán a la sociedad del futuro, al mundo adulto.

Para ello resultará muy positivo contarles historias de otras sociedades, cuentos, leyendas, mitos, relatos históricos, anécdotas… que conozcan otras culturas, visitando museos, probando alimentación de otros países… y por supuesto viajando si es posible. Todo esto ayudará a que tengan la “mente más abierta” a ver qué otros tipos de vida son posibles, y que se puede convivir con ellos, y disfrutarlos.

Evitar generalizar y usar los tópicos
Es el gran rival a batir y el síntoma más claro del racismo: los tópicos y las generalizaciones.
Tener un conflicto con una persona de otro país no es ser racista, pero generalizar que todas las personas de ese país tienen los mismos rasgos negativos que la del conflicto sí lo es.

El “odio” o “menosprecio” a personas de otra raza o cultura lleva intrínseco, además del pensamiento obvio de que la otra cultura es negativa, que la nuestra “es mejor”, que “es superior”.
Intentemos que nuestro/as niños/as, sociedad del futuro, no caigan en el racismo de creerse “superiores” al resto de sociedad.
¿Cómo lo podemos hacer? Haciéndoles ver lo ilógico y lo injusto que es ser racista y/o nacionalista al extremo (es decir, sentirse “superior” a otra raza).

– Es ilógico.
Hay un discurso que los/as niños/as entienden muy bien. Este discurso consiste en hacerles ver cómo el racismo, o el nacionalismo, son ilógicos, absurdos, porque parten de que alguien se siente “mejor” que otros, por haber nacido en un sitio determinado y eso, el nacimiento, es un asunto de puro azar. 

Hagámosles ver que han nacido en España, pero perfectamente podrían haber nacido en cualquier otro país. Fue suerte que nacieran aquí, podrían haber nacido en cualquier otra parte. ¿Cómo sentirse orgulloso o mejor que otro por algo que es cuestión de suerte y que ellos/as no han tenido que hacer nada para conseguir? Sería como sentirse orgulloso o mejor que otro por ser moreno, o rubio… Absurdo. Uno puede sentirse orgulloso por ser buena persona, trabajador, generoso, cariñoso… ésas sí son buenas razones, pero ¿por ser moreno, español, alto…? Son cuestiones puras de azar.
Les sorprendería lo bien que comprenden estos razonamientos.

Y, a partir de aquí, podemos seguir debatiendo con ellos el por qué una persona que ha nacido aquí tiene más derecho a trabajar en un sitio que uno nacido en otro país… siguiendo el razonamiento anterior son ellos/as mismos/as los que se dan cuenta de que las razones por las que una persona es “buena” para un trabajo o lo que sea tendrán que ver con sus valores, capacidades… pero no con su “origen”, que es meramente cuestión de suerte.

Es un discurso que funciona y que ayuda a impedir los pensamientos racistas y de sentimiento de superioridad respecto a otras razas o culturas.
– Es injusto.
Además de incidir en lo ilógico que puede resultar el racismo y el sentirse mejor que otro solo por el lugar de nacimiento o el color de la piel, también es positivo hacerles ver la injusticia (obvia) que existe en esos pensamientos.

Hagámosles ver que dónde haya nacido una persona no tiene unas consecuencias claras en su comportamiento. Es decir, que no todo lo que haga una persona española está bien por el hecho de ser española, ni todo lo que haga un inmigrante es malo por ser inmigrante.

Ayudemos a que se den cuenta de que los valores están por encima de las personas, y de su origen.

Esto es dificilísimo, porque es la clave de la buena convivencia intercultural, pero al mismo tiempo resulta sencillo irlo trabajando desde el mundo infantil, donde las normas están muy marcadas y puede ser fácil que vean de forma negativa “romper una norma” o “hacer algo mal”, indistintamente de quién lo haga.

La clave es conseguir que vean que lo que está bien está bien, y lo que está mal está mal, sea quien sea quien lo diga o lo haga. Y esto, insisto, es algo que en el mundo adulto nos cuesta mucho conseguir (ante una idea, nos parece buena si la dice un/a amigo/a o mala si la dice alguien que nos cae mal, etc.), pero a los/as niños/as les podemos hacer ver que los valores, lo bueno, lo correcto, es igual para todos, y que lo negativo e incorrecto también. De esta forma condenarán o no estarán de acuerdo con las personas que hagan una mala acción, sean de dónde sean, y no con colectivos de personas por ser quiénes son, hagan lo que hagan.


La conclusión sería ésa: que condenen los malos actos, sea quien sea quién lo haga, y no a un grupo de personas, hagan lo que hagan.