martes, 10 de octubre de 2017

Vivir Con Atención


El único refugio de la mente es la atención. La atención es una cualidad que casi nadie tiene en cuenta. Vivimos como autómatas que realizan de manera mecánica sus tareas. Por eso se nos escapa y perdemos la enseñanza que nos ofrece la vida cotidiana. Vivir de manera distraída es el falso refugio que escogemos cuando huimos de algo, cuando sentimos inseguridad.

Si nos detenemos a escuchar y a centrarnos en el momento presente dejaremos de huir y comprobaremos que nuestras vidas han sido vividas con miedo, atendiendo a las expectativas de otras personas, muy posiblemente del conjunto de la sociedad. Vivir en el aquí y ahora, estar verdaderamente atentos a nuestros cuerpos, a nuestros miedos, a nuestras emociones más bajas y hacerles frente exige valor. También requiere práctica. No sirve de nada decir: "Tengo que prestar atención, tengo que controlar mi mente y desechar miedos y otros pensamientos que me impiden centrar mi mente" Eso no es atención. Cuando se obliga a la mente a prestar atención se crea una resistencia ficticia que actúa como un filtro ante otros pensamientos, pero ese esfuerzo es inútil, ya que él mismo aleja de la atención. Necesitamos entrenar nuestras mentes para prestar una completa atención; pero en el momento en que lo intentemos descubriremos la dificultad que entraña esta labor en un mundo en el que se juzga y valora a las personas por la cantidad de cosas que somos capaces de hacer simultáneamente.


En ese estado de atención notaremos algo que nos parece nuevo, la percepción del presente se incrementará notablemente, advertiremos que los colores brillan más y los sonidos son más nítidos. Entonces, nuestra consciencia abarcará nuevos horizontes.

Vivir con atención no es sólo un deber que tenemos con nosotros mismos, sino un derecho que tienen las personas con las que nos relacionamos. Si no vivimos atentamente nos perderemos la vida, simplemente dejaremos pasar los días, repitiendo lo que hicimos el día anterior. Necesitamos la atención para vivir de verdad, para vivir espiritualmente.

Felicidad


Hay cuatro errores graves en la búsqueda de la felicidad y, por eso, es esquiva para algunos que, acaso, mueren sin disfrutarla:

1. Poner la felicidad fuera de ti: tal persona es mi felicidad, tal cargo, la riqueza, la fama o la belleza. Gran falla porque todo eso lo vas a perder. Aprende a tener felicidad sin nada ni nadie, ponla en el ser, no en el tener.

2. Identificarla con la ausencia de dificultades. ¿Sabes?, los únicos que no tienen problemas son los muertos, hasta donde sabemos. Felicidad no es ausencia de escollos, es disfrutar superándolos, como lo saben bien los campeones y grandes artistas.

3. Postergar la felicidad: seré feliz cuando pase o viva tal cosa. No, los seres felices lo son en el presente, ya. Se gozan lo pequeño y lo grande en el instante. Como bien dijo un sabio: felicidad es amarse aquí y ahora.

4. Creer que la felicidad es un estado de gracia constante. No, en la vida hay estaciones, marea alta y marea baja, luz y sombra. La felicidad es un modo de viajar no un edén al que llegas para siempre.

Tu felicidad va de la mano de la aceptación de ti mismo, de los demás y de la realidad. La aceptación amorosa y serena evita que te desgastes haciendo resistencia, una falla que es fuente de indecibles sufrimientos. Con aceptación gozas de paz y no puedes sufrir.

Aprende de esta historia: cuenta la leyenda, que un humilde picador de piedra lamentaba su pobreza y anhelaba ser tan poderoso como el Sol. Pensaba: él es superior, nadie puede hacerle daño y está por encima de todo. ¡Quiero ser el Sol! Dios le concedió el deseo, pero una nube tapó su luz y se dijo: la nube es más poderosa, así quiero ser. Se convirtió en nube, pero al ver cómo el viento la arrastraba con su fuerza, su desilusión fue insoportable. Entonces, decidió: quiero ser viento. Fue viento y soplaba con gran fuerza a una roca, pero esta no se movía y pensó: ¡ella es realmente fuerte: quiero ser una roca!
Ya como roca se sintió invencible, pero apareció un picador de piedra que se acercó a tallarla. Entonces, se dijo: mi condición inicial no era tan mala, deseo volver a ser el picador de piedra. No se sabe si logró su deseo.

Ojo: para ser feliz, transita confiado y en sintonía con Dios por ese sendero que Buda llamó El Camino medio que te aparta de extremos viciosos. El reto es lograr un balance entre el dar y el recibir, lo espiritual y lo material, la suavidad y la firmeza, lo interior y lo exterior. Para ser feliz hay que exorcizar odios, culpas y rencores. Sin perdón no hay felicidad. También necesitas cultivar una actitud optimista, ya que todo depende de la actitud y tú reto para estar bien es amarte, aceptarte y adaptarte a la realidad tal como es.

Optimismo no es soñar con un mundo sin obstáculos, es confiar y trabajar hasta que se superan, y eso da satisfacción. El optimista es un arquitecto de las circunstancias, el pesimista es una víctima de las circunstancias.

En un paseo, el pesimista se queja de las tierras que no posee, mientras el optimista disfruta el paisaje.


Seguir Intentando


Seamos realistas, no importa lo entusiasmado que estés por un proyecto o una meta en la vida, siempre hay momentos en que necesitas recordarte a ti mismo que lo vas a conseguir

Seguro que tienes de esos días en los que pese a los logros que ya has logrado, te apetece sentarte en el sofá y mirar la tele, en vez de ponerte manos a la obra para poder entregar esa tarea que aún tienes pendiente.

Para ser exitoso, es necesario motivarte a pesar de estar experimentando uno de esos días en los que tirarías la toalla. La vida tiene sus momentos buenos y sus momentos malos, pero hay que seguir ahí, implacable, al pie del cañón intentando seguir luchando por aquello que nos hace felices.

Independientemente que sea una meta de autorrealización, una tarea laboral, un partido de fútbol en el que estés perdiendo o un momento en el que no debes mirar atrás cuando te han roto el corazón, tú, igual que todo el mundo, necesitas un extra de motivación.

Seguir adelante empieza por ti mismo, por creértelo y recordártelo especialmente en los momentos más delicados. 

Cuando comiences a pensar que el reto te viene grande o dudas en tus capacidades para conseguirlo, intenta repetirte estas frases para darte un empujoncito o, simplemente, utilízalas como una fuente de inspiración.

Los fracasos son una oportunidad inmejorable para aprender, pues si te lo tomas como una experiencia de aprendizaje, posiblemente no volverás a cometer los mismos errores que en el pasado.
El éxito no llega por sí solo, sino que requiere mucho trabajo

Así que ponte manos a la obra, porque si algo quieres, algo te cuesta.


lunes, 9 de octubre de 2017

Sociedad Humana


El hombre es un ser social, eso quiere decir que vive en unión con otros hombres. No puede vivir solo, vive en sociedad. La sociedad es, entonces, el hábitat del hombre y éste es, al mismo tiempo, el constructor y el transformador de la comunidad. La sociedad humana es la unión de los hombres. 

Juntos transforman la naturaleza y la ponen a su servicio para protegerse y satisfacer sus necesidades de alimento, vestido, habitacionales de comodidad, etcétera.

Todos los hombres forman parte de la sociedad. También forman parte de la sociedad las organizaciones que el hombre ha creado, tales como la familia, la escuela, el gobierno, el estado.
Las relaciones humanas son las relaciones entre los miembros de la sociedad. Siempre son mutuas, es decir que las personas se influyen recíprocamente.

El hombre establece relaciones de muy variada índole, como las que se producen por el solo hecho de la vecindad, o por ser miembro de un club o de una institución profesional o religiosa, etc. Resulta muy difícil enumerarlas a todas, ya que la lista sería interminable.

Estas relaciones constituyen variadas manifestaciones de convivencia humana.

Las normas sociales
A lo largo del tiempo todas las agrupaciones humanas, desde los grupos primarios hasta las más complejas instituciones, han necesitado normas para funcionar y desarrollarse positivamente.

Cuando vimos que el hombre crea cultura, diferenciamos distintos tipos de objetos culturales. 

Así como las creencias y los valores, las normas son objetos culturales no materiales. Ellas reflejan los valores de una sociedad.

En un grupo primario, en una comunidad y en las más complejas instituciones, las normas buscan armonizar la convivencia, para hacer más positivo el funcionamiento del grupo.

Las actividades humanas, que como hemos visto se realizan en sociedad, hacen necesaria la existencia de las normas. Si un grupo de alumnos se reúne para concretar una tarea escolar, se establecen normas de funcionamiento para lograr el objetivo deseado. Las normas son imprescindibles para el accionar social.

En el desarrollo de un juego, el funcionamiento de la Cooperadora de una escuela, una familia, en todos los casos existen normas aceptadas por los miembros participantes.

La familia y la escuela son grupos socializadores, ambas transmiten cultura y con ella, las normas.
Las normas pueden referirse a cuestiones morales, religiosas, sociales, etc.

En todas las sociedades, paralelamente con la aparición de normas, surgieron autoridades cuyas funciones consisten en velar por el cumplimiento de las normas, en beneficio de la comunidad.
Existe un tipo de norma que se diferencia nítidamente de todas las demás: la norma jurídica.

Las normas jurídicas poseen una sanción en su enunciado. Las instituciones que se ocupan de velar por el cumplimiento de las normas poseen la autoridad necesaria para hacerlas cumplir, y pueden utilizar la fuerza si es necesario.

Ejemplo: “El que roba será castigado con la prisión”. Este es un ejemplo de norma jurídica.

A veces las normas sociales reciben sanción por la comunidad aunque no se encuentre explícito, si una persona no practica las costumbres de higiene y pulcritud dentro de un grupo, puede llegar a ser rechazada por él. En este caso el grupo aplica una sanción de tipo moral, pero no existe como en el caso de la norma jurídica, una sanción obligatoria que las autoridades se ocupan de hacer cumplir, usando la fuerza si es necesario.

Las normas: una necesidad para la convivencia
El hombre, ya agrupado socialmente y viviendo en comunidad con sus semejantes, se dio cuenta de que la manera más fácil de llevar a cabo sus tareas era encontrando una cierta forma de organización. 

Necesitó crear un mecanismo de regulación. Para que sea posible la vida en sociedad y para que, además, el desarrollo de la vida individual no sea un obstáculo para la vida social, se re- quiere un sistema normativo. Si éste no existiera viviríamos en un clima de anarquía, donde cada uno defendería sus intereses individuales aun en detrimento de las necesidades colectivas. 

Algunas normas, como las jurídicas, son de carácter coercitivo, es decir se exige su cumplimiento y su incumplimiento es castigado. Hay otro tipo de normas, como las de urbanidad, cuyo incumplimiento no es sancionado, salvo por el reproche de la sociedad o de un grupo social, que hasta puede llegar a marginar al infractor. El cumplimiento de estas normas de urbanidad nos permite integrarnos en forma armónica en el grupo al que pertenecemos.

Normas, costumbres y leyes organizan la naturaleza social del hombre, para que la misma se pueda consolidar. Si bien éstas limitan la libertad del hombre, también la hacen posible.

Dijo Cicerón, el gran orador y escritor romano: “Nos hacemos esclavos de la ley para llegar a ser hombres libres”.


Testarudos


Una persona testaruda es aquella que tiene dificultades para dialogar de un modo objetivo con otra persona porque se encierra demasiado en sus propias ideas y no escucha del mismo modo, las ideas del interlocutor. Una actitud propia de una persona testaruda es mantenerse inamovible en su punto de vista sobre un tema en concreto incluso cuando su interlocutor aporta razones de peso que demuestran lo contrario.


Una persona testaruda tiene dificultades para cambiar de opinión y con mucha frecuencia, tiene un interés excesivo en tener la razón en una conversación. Una persona testaruda es aquella que es tozuda.

Desde el punto de vista de la comunicación, una persona testaruda es aquella que oye pero no escucha. Es decir, no atiende de verdad las razones de su interlocutor porque espera que sea el otro quien cambie de opinión. La actitud de una persona testaruda en ocasiones puede ser confundida con la arrogancia y la vanidad.

Una persona testaruda puede defender con vehemencia que está en lo correcto (incluso cuando no lo está pero cree estar en posesión de la verdad). Una persona testaruda no tiene una mentalidad abierta sino cerrada.

Desde el punto de vista de la autoayuda y la superación personal, conviene puntualizar el significado positivo de la palabra testarudo. Una persona necesita ser testaruda para reafirmarse en la consecución de un sueño más allá de los obstáculos. Una persona testaruda suele ser perseverante y firme en sus propósitos.

Pero todo tiene un límite y es muy saludable potenciar la flexibilidad mental y la adaptación al cambio en lugar de mostrar tanta resistencia ante la idea de un posible cambio de creencias. Cambiar de opinión es muy saludable, rectificar es de sabios y el proceso de aprendizaje implica corregir errores, revisar ideas y afianzar nuevos conceptos.

El calificativo de ser una persona testaruda remite a un rasgo del carácter personal y del modo de ser. No se trata de un modo de ser inamovible puesto que todo ser humano tiene una infinita capacidad de superación, puede potenciar sus fortalezas y relativizar sus debilidades. Conviene potenciar el valor de la humildad en la comunicación interpersonal para poder aprender de verdad y alcanzar el concepto de verdad. No siempre aquello que uno cree, es lo cierto. En ese caso, es de sabios rectificar.

... via Definicion ABC https://www.definicionabc.com/comunicacion/testarudo.php

La Brújula De Las Emociones


Ya en el siglo XIX, Charles Darwin concluyó que la expresión de las emociones es algo innata y no aprendida, como se creía en su época. Llegó a esta hipótesis tras estudiar su expresión en los animales superiores, así como los gestos que hacen de forma instintiva las personas ciegas de nacimiento. En sus viajes comprobó, además, que estas emociones eran comunes a todas las culturas y se manifestaban de forma parecida, lo cual le convenció de que las llevamos “de fábrica”.

En tiempos más actuales se ha intentado enumerar nuestras emociones básicas, que según el psicólogo social Paul Ekman serían seis: ira, alegría, sorpresa, asco, tristeza y miedo. El actor brasileño Marcelo Antoni junto con Jorge Zentner, guionista y escritor argentino, en su libro Las cuatro emociones básicas, además de descartar el asco y la sorpresa del primer rango, señalan la importancia de reconocerlas en uno mismo y en los demás: 

“Una emoción es información íntima. 
Un aviso respecto a qué me está pasando en este momento; un toque de atención que sitúa a cada uno en el presente, pues está referida a lo que vivimos y sentimos en este instante concreto. Es un aviso primario con importantísimas funciones en la conservación, la relación y la socialización del individuo. Una información que también recibimos internamente, desde nosotros mismos”.

Los autores hablan de lo que sentimos como “existencia de tránsito”. Nadie puede anclarse de forma permanente a una misma emoción. Por eso, aunque hablemos de personas tristes o alegres, en realidad lo que existen son las situaciones tristes o alegres.

Tomar conciencia de ello permite relativizar lo que sentimos y no tomarlo como algo definitivo, lo cual es un alivio en el caso de las emociones negativas. Saber que el sentimiento que nos tortura es temporal y dará paso a otro, quizá de signo contrario, nos ayuda a relativizar el sufrimiento.
Una vez se toma posesión de nuestra brújula y somos capaces de leer lo que sienten los demás y nosotros mismos, ¿cómo gestionar las emociones? No se trata de meras reacciones a lo que vivimos. También tienen una utilidad y podemos canalizarlas para optimizar nuestra vida y la de nuestro entorno.

Comprender nuestras emociones básicas y su utilidad nos permite dejar atrás lo que ya no nos sirve, tomar conciencia de lo que ahora necesitamos y proyectarnos de forma mucho más positiva hacia el futuro.

Compromiso Ético - Social


La ética es el compromiso efectivo del hombre que lo debe llevar hacia su
auténtica realización como persona en todas sus dimensiones.

La ética es el compromiso efectivo del hombre que lo debe llevar hacia su
perfeccionamiento persona, el mejoramiento de la comunidad humana y la
aplicación en el mundo del verdadero sentido del trabajo.

La ética, por ser un compromiso, es como un contrato consigo mismo
de orientarse permanentemente hacia el perfeccionamiento personal y
comunitario.
El compromiso ético es la exigencia que uno mismo se hace de ser siempre
más persona. Es la decisión interna y libre de vivir actitudes que contribuyan
a la realización personal y comunitaria del hombre.

La ética como compromiso implica el propósito y la decisión firme de superar
aquellas situaciones que en lo personal o comunitario se oponen a la realización
plena del hombre en todas sus dimensiones.
La ética como compromiso requiere y supone todo un proceso, un camino por
recorrer. Precisamente recorrer ese camino, verificar ese proceso, es la gran
tarea ética del ser humano.

Ese proceso, ese camino, incluye:

1.  Ver la realidad.
Conocerla

2. Interpretar la realidad
Analizarla

3. Transformar la realidad
Es la actitud de compromiso del hombre de perfeccionarse él mismo y de
mejorar el mundo.


Del Dicho Al Hecho


“Nuestros actos son los que nos definen”,
¿Qué es lo primero que se te viene a la cabeza al escuchar esta frase?”.

Es bastante profunda, porque habitualmente partimos de la base de que todas las personas tenemos un muy buen fondo, una enorme cantidad de recursos, buenísimas intenciones pero lo que queda son las acciones, los actos, el cómo actuamos y hacemos las cosas, nuestras actitudes y reacciones ante las diferentes situaciones que se nos presentan día a día.

Date cuenta que de cada vez que actúas o haces algo, estás transmitiendo y dejando un impacto, la otra persona se quedará con eso, ni con tus pensamientos y el potencial del grandíoso corazón que tienes, solamente valdrá en lo que has hecho., por eso es de vital importancia tener una perfecta sintonía entre lo que sientes, piensas y haces.

Lo mismo ocurre con tus sueños, objetivos y fantásticas ideas que se te ocurren a menudo, pero si éstas no las llevas a la acción, no te servirán de nada y seguramente tu impacto será el de una persona de fantásticas intenciones pero de cero hechos.

Debes tener muy en cuenta que si quieres transmitir algo, serán tus hechos los que te definirán, porque las palabras son muy bonitas y fascinantes pero sino le acompañas de acciones, a éstas se las llevará el viento y quedarán en el olvido.

Si quieres que te recuerden por tus actos como realmente eres, deberás sacar toda la autenticidad que llevas dentro, será necesario que seas muy fiel a tus valores, no deberás tener en cuenta a tus saboteadores, también tendrás que aprender a no quedar bien con todos porque cuando una persona es fiel a si misma, a los saboteadores de otras personas no les gusta nada esa actitud, y reaccionan, ya que los pone en una situación de riesgo en su área de confort.

Sería muy bueno que reflexiones sobre tu manera de actuar, y pienses si realmente en cada acción que haces, estás transmitiendo lo que eres y sientes, si la acción realizada está en sintonía con lo que sientes, por ejemplo si quieres a alguien, díselo!!!, porque tal vez crees que lo sabe pero tus actos no son lo suficientemente claro.

Recuerda que se nos juzga por nuestros actos y no por los buenos propósitos.



Ir Por Lana…


"Ir por lana y volver trasquilado" se aplica a aquellas situaciones de las que uno espera obtener un gran beneficio y sin embargo acaban con pérdidas, y en general a todas aquellas cosas que salen al revés de lo previsto, normalmente de forma inesperada y catastrófica.

Aunque hoy en día se siga utilizando habitualmente, es una expresión muy antigua, que ya aparece en el "Poema de Fernán González".

Su origen podría estar en el castigo medieval de trasquilar a cruces a los blasfemos y herejes, es decir, pelarles con grandes tijeretazos cruzados, tal como se hace con las ovejas.

Esta pena o humillación pública viene recogida en los textos jurídicos desde tiempos remotos; ya aparece en el IV Concilio de Toledo con el nombre de "turpiter decalvare" y el Fuero Juzgo la llama "esquilar laidamientre".

Sin embargo, existe otra explicación menos enrevesada para el origen de esta frase, también recogida por fuentes antiguas, y que aludiría simplemente al carnero que se mete en rebaño ajeno y vuelve al suyo trasquilado, o sea, sin ganancia alguna para su dueño que ha perdido así su lana…

…Saddam Husein era un dictador inaceptable, aunque muchos hacían negocios con él. Pero no es costumbre democrática que la primera potencia mundial y sus aliados invadan un país para derrocar a malos gobernantes. Incluso a gobernantes deleznables que torturan a su pueblo.

Esa no fue la razón de la invasión y la guerra. Ni tan siquiera la mentira en torno a las armas de destrucción masiva y los riesgos que ello entrañaba fueron razones, sino excusas para la guerra. 

Se invadió Irak para seguir luchando contra el terrorismo yihadista internacional que había cometido el 11-S en Nueva York, como luego cometería el 11-M en Madrid o los atentados de Londres.

La primera respuesta ante la indignación provocada por el atentado a las Torres Gemelas fue invadir Afganistán. Luego, ya sin el respaldo de Naciones Unidas, Irak. Mucha gente, ya entonces, dijo que combatir el terrorismo yihadista invadiendo países y declarando guerras, era, además de otra mentira y más allá de valoraciones éticas, un error estratégico que sólo encubría incapacidad para hacer otra cosa. Así ha sido.

Como arma de lucha contra el terrorismo yihadista, la guerra de Irak ha sido un error. No ha resultado eficaz. No ha logrado el objetivo declarado. No ha erradicado el terrorismo, ni ha reducido el temor a atentados en cualquier parte del mundo. Además, ha generado problemas adicionales de gran magnitud y sólo ha podido mantenerse en base a grandes operaciones de manipulación y mentiras como está quedando en evidencia recientemente en Estados Unidos.

¿No ocurrirá lo mismo con otros terrorismos que necesitan de políticas inteligentes y complejas para luchar contra ellos, y no sólo gritos y testosterona?



domingo, 8 de octubre de 2017

Desandar Lo Andado


Si quieres sufrir de manera absurda, utiliza la expresión: “si yo hubiera hecho tal cosa, me habría pasado tal otra mejor”. “Si hubiera montado este negocio, me habría hecho rico” o “si hubiera estado con tal persona, habría sido más feliz”.

Son pensamientos que no nos dejan nada tranquilos. Es más, estas ideas nos ayudan al “arte de automachacarnos” y favorecen a que se despierte la envidia, emoción que está en las antípodas de la felicidad. Y lo que es peor, son falsos, porque la trampa está en pensar que el éxito es replicable en otra persona o en otro contexto o en otro momento.

El éxito y el fracaso son unipersonales, sujetos a un momento preciso en el tiempo y de las circunstancias. Por tanto, imaginar cosas que no ocurrieron es una proyección de nuestra mente, que tiene el riesgo de llevarnos al lamento.

Como lo resumió un amigo, es un error pensar que la vida es un examen, que podamos copiar al de al lado. Cada uno tenemos un examen diferente, incluso con unas preguntas que cada cual decide. 
Pues bien, cuando nos machacamos por intentar copiar a alguien o por lamentarnos por otra situación diferente, estamos cayendo en el “efecto de lo que podía haber sido” y que no ocurrió.

Evita la frase “si hubiera…”.Cuando te reconozcas en ella, ponte un alarma.

Recuerda el éxito es personal, como lo es el fracaso. Pensar que si entrenas horas y horas al tenis, puedes convertirte en un Nadal, es falso. Lógicamente, si no entrenas, nunca llegarás a ser un jugador de élite, pero aunque lo hicieras, no sabes si podías haber tenido una lesión o caer en una desmotivación profunda. Quién sabe.

Plantéate alternativas más amables. Lo que nos hace sufrir es que ante una decisión del pasado imaginamos que nos hubieran ocurrido mejores cosas. Por ejemplo, si hubiera continuado con mi anterior relación de pareja, me hubiera ido mucho mejor que con la actual.

O si no hubiera cambiado de trabajo, no lo estaría pasando tan mal. No se sabe.

Quizá hubieras tenido que lidiar con una infidelidad o con un despido. Por tanto, si tu mente se va a otras opciones siempre muy positivas (mayor felicidad en la pareja o en el trabajo), aunque sean falsas, plantéate otras alternativas que hubieran sido también posibles, pero no tan positivas (posible infidelidad o despido, por ejemplo). Puestos a imaginar, al menos piensa algo que te sea más amable a ti mismo.


Mirando Para El Otro Lado


En esta cultura de ‘posverdad’ en la que cada vez estamos más imbuidos; es decir, en estos modos de sentir, pensar y actuar tan obscenos, donde hasta los concursos más prístinos y las adjudicaciones más técnicas están cargados de vicios; lo cual quiere decir que casi todo se realiza detrás de la escena o que las cosas que verdaderamente importan se juegan por debajo de la mesa; y, lo que es peor, donde descubrimos que nos engañaban, pero justamente lo atroz es que “nos encantaba ser engañados”; en este mundo pareciera que se impone con ahínco un imperativo: la “transparencia”.

Y con un lente no tanto intelectual, sino simplemente laico y ciudadano, pregunto: ¿no será que esa petición de principio es un sofisma? ¿No será que al obsesionarnos por la transparencia, 
especialmente exigiéndosela cual consumidores a los políticos, –aun a sabiendas de que la mayoría de sus “rendiciones de cuentas” y “declaraciones de renta” están muy bien arregladas–, tal vez creyendo en semejante “mundo de vidrio”, estamos matando la confianza?

En esta Semana Mayor recuerdo un pasaje del evangelio que cuenta cómo cuando Pilatos le preguntó al Cristo: “¿Qué es la verdad?”. Este se quedó callado y aquel no aguardó ni un suspiro para volver a lo obsceno, es decir, a lo que se estaba tejiendo detrás de la escena.

Y esa ironía, que no solo pertenece a la historia sagrada sino a la vida profana, pareciera que se multiplica en nuestro país cuando personajes siniestros invitan a marchar contra la corrupción, como si mañana Maluma invitara a marchar contra las letras vulgares y miles de sus seguidores, a ritmo de reguetón, lo acompañaran.

Pero es que, como bien lo afirma el filósofo adoptado por la tradición berlinesa, de origen coreano, que atrae a los jóvenes, Byung-Chul Han: “La transparencia que se exige hoy en día de los políticos es cualquier cosa menos una demanda política. No se pide la transparencia para los procesos de decisión que no interesan al consumidor. El imperativo de transparencia sirve para descubrir a los políticos, para desenmascararlos o para escandalizar. 

La demanda de transparencia presupone la posición de un espectador escandalizado. No es la demanda de un ciudadano comprometido, sino de un espectador pasivo, puesto que hoy la participación se realiza en forma de reclamaciones y quejas. La sociedad de la transparencia, poblada de espectadores y consumidores, es la base de una democracia de espectador”.

Ahora bien, lo cierto es que detrás de las apariencias, todo está ahí, en la vitrina de la realidad que torpemente con paños de agua tibia ‘limpiamos’. Pero ante esa pantalla obsesionada por exhibir con ramplonería que ‘todo está divinamente’, nos hemos vuelto pornográficos. A escondidas sabemos que la historia no es como la cuentan, que hay muchos velos que jamás podremos descubrir, que no nos queda más remedio ante el desastre que seguir creyendo, aun sin verlo todo; que vale la pena tratar por todos los medios de restaurar –aun a contracorriente– la confianza.

Porque la confianza hace que la acción sea posible, a pesar de no saber. Y si creemos saberlo todo, sobra la confianza. En ese sentido, si seguimos proclamando hipócritamente que “vamos a regirnos por la transparencia”, no cabe lugar para la confianza.

Una vez más, de acuerdo con el filósofo coreano que seduce a los jóvenes en Berlín: “En lugar de decir que la transparencia funda la confianza, habría que decir que la transparencia suprime la confianza. Porque solo se pide transparencia insistentemente en una sociedad en la que la confianza ya no existe como valor”.




No Todo Lo Que Reluce Es Oro


En esta vida hay que tener mucho cuidado con las apariencias. Las cosas no siempre son lo que parecen, sino que hay que investigar un poco para llegar a averiguar cómo son realmente.

Con esta expresión española, no es oro todo lo que reluce, lo que queremos decir es que, aunque a primera vista algo parece ser bueno, a lo mejor (o bueno, a lo peor) no lo es, sino que tenemos que mirar bien de cerca, investigarlo, para ver si realmente es así.

¿No les ha pasado nunca que hemos visto algo en el suelo que brillaba mucho y, después de pensar por unos segundos que sería algún objeto valioso de joyería ha resultado ser un simple cristal que reflejaba la luz del sol? Pues esto es lo mismo.

Si vemos una oferta de trabajo en la que nos ofrecen un excelente salario desde el principio, coche de empresa, ordenador personal, gastos pagados, etc., cuidado, es posible que sea un trabajo tan estresante que no nos deje vivir.

Así que, como no es oro todo lo que reluce, antes de aceptar que algo es bueno, investiguemos un poco para ver si realmente lo es.

Nos llevaremos muchas menos decepciones a lo largo de vuestra vida.


No Todo Conocimiento Es Luz



Todo tequila es mezcal, pero no todo mezcal es tequila, de la misma manera toda Luz es conocimiento, pero no todo conocimiento es Luz.

La oscuridad es ausencia de luz y simbólicamente se disipa con el conocimiento, pero no toda ausencia de oscuridad es reemplazada con Luz, a veces, la oscuridad deja de existir para darle paso al conocimiento… simple y llano… pero ese conocimiento no es necesariamente Luz.

Si yo doy un curso de Photoshop para que aprender a cambiar el fondo de una foto y corregir algunas imperfecciones en ella, quien lo tome se llevará conocimiento: sabrá cómo cambiar el fondo de una foto y corregir algunas imperfecciones en ella; definitivamente eso es conocimiento, pero seguramente que no es Luz.

Ahora bien, si yo explico que debemos seleccionar con cuidado la imagen a recortar en esa foto y que existen muchas maneras de lograrlo, algunas más fáciles que otras pero que depende del tipo de recorte y fondo que tenemos porque no siempre es lo mismo, y que eso podremos diferenciarlo cuando juntemos algo de experiencia, y que esa experiencia comenzará cuando hayamos hecho unos 10 recortes diferentes cuando menos… si yo digo todo eso y les digo que así como es en Photoshop es en la vida, porque cuando se quiere cambiar algo hay que hacerlo con cuidado, y que existen muchas maneras de lograr una meta, algunas más fáciles que otras, pero que depende de la situación en particular porque no siempre es lo mismo, y que eso podremos diferenciarlo cuando juntemos algo de experiencia, y que esa experiencia vendrá con el tiempo y la práctica… entonces, ahí ya convertimos el conocimiento en Luz… una Luz pequeña, no muy brillante, porque el conocimiento de nuestro ejemplo tampoco es tan grande, pero Luz al fin.

La ciencia definitivamente disipa la oscuridad, la elimina, la desaparece, pero curiosamente esa oscuridad no es reemplazada por Luz, sino por simple conocimiento. Y no se mal interprete, el conocimiento es útil, utilísimo, porque gracias al conocimiento de la ciencia tenemos, por ejemplo, vacunas y antibióticos que nos permiten vivir más tiempo y curar enfermedades y eso es de suma importancia.

El conocimiento de la ciencia nos permite vivir por más tiempo, pero la Iluminación nos hace eternos.

Preguntó un gurú a sus discípulos si sabrían decir cuándo acababa la noche y empezaba el día.

Uno de ellos dijo: “Cuando ves a un animal a distancia y puedes distinguir si es una vaca o un caballo”.
“No”, dijo el gurú.
“Cuando miras un árbol a distancia y puedes distinguir si es un mango o un anacardo”.
“Tampoco”, dijo el gurú.
“Está bien”, dijeron los discípulos, “dinos cuándo es”.
“Cuando miras a un hombre al rostro y reconoces en él a tu hermano; cuando miras a la cara a una mujer y reconoces en ella a tu hermana. Si no eres capaz de esto, entonces, sea la hora que sea, aún es de noche”.


Un conocimiento nos iluminará si nos conduce, motiva o enseña a purificar nuestros corazones, en otras palabras, si nos mueve a ser hombres libres y de buenas costumbres. Si no es así, podrá ser muy valioso por su contenido pero no arrojará Luz.


Nuestras Dudas


“De nuestros miedos nacen nuestros corajes y en nuestras dudas viven nuestras certezas.
Los sueños anuncian otra realidad posible y los delirios otra razón.
En los extravíos nos esperan hallazgos, porque es preciso perderse para volver a encontrarse”
Eduardo Galeano

los obstáculos son parte del proceso de iniciar nuestros proyectos, muchos de estos son inevitables y están fuera de nuestro control, ya sea por la escasez de los recursos necesarios para emprender nuevos retos; sin embargo no siempre son factores externos los que nos detienen, muchas de nuestras limitaciones están en nosotros mismos, tenemos dudas acerca de nuestra capacidad, temores de lo que se pueda presentar en el camino, de allí que el auténtico desafió del ser humano es cuando ha logrado retar a su peor enemigo.

Las dudas matan, puesto que representan un barrera mental aniquiladora de sueños; es por eso que es imprescindible estar positivamente mentalizados, conscientes que no controlamos las circunstancias, pero, si a nosotros mismos, nuestro éxito dependerá mucho de la actitud con la que nos iniciemos, sé que como todos, tenemos sueños y anhelos ¿ qué cosas nos están impidiendo alcanzarlos? 

Hoy es mejor día para iniciar la maravillosa travesía de ver realizados nuestros objetivos, que nada nos detenga.

“De nuestros miedos
nacen nuestros corajes
y en nuestras dudas
viven nuestras certezas.
Los sueños anuncian
otra realidad posible
y los delirios otra razón.
En los extravíos
nos esperan hallazgos,
porque es preciso perderse
para volver a encontrarse”

Eduardo Galeano

Irradiar Nuestra Mejor Imagen



Conocedores del tema de los comportamientos afirman, que quienes reiteradamente evaden responsabilidad sobre las consecuencias de sus actos trasladándola a los demás, argumentando ser víctimas de su entorno, lo que verdaderamente les sucede es que son portadores(as) de una personalidad tóxica.

El filósofo argentino T. Abraham, refiriéndose a relaciones interpersonales, expresa, que existen aquellas que potencian nuestras energías y nos producen alegría. También pululan relaciones que disminuyen y producen tristeza, estas últimas se pueden calificar de tóxicas, en el tanto, son una especie de veneno para el alma y por ende de la vida de las personas.

Las personas portadoras de personalidad tóxica representan un obstáculo que impide alcanzar los principales propósitos que todos(as) consciente o inconscientemente pretendemos: Seguridad y Felicidad.

La lista de actitudes y conductas de estas personas es interminable, entre otras: siempre hablan de cosas negativas; asumen que solo ellos(as) tienen la razón;  son incapaces de reconocer cualidades y logros de los demás; son hirientes, reaccionan con agresividad; no tienen ningún reparo en avasallar al prójimo; son expertos en la manipulación y manejo de medias verdades, del bulling social, etc...  
¡OJO!, la biblia en Mateo 7:5, dice que limpiemos primero la viga en nuestro ojo para después limpiar la paja del ojo ajeno. Ello significa, que no debemos empeñarnos en ver los defectos del prójimo, menos cometer el error de juzgarle, lo que procede en primer lugar, es examinarnos para evitar caer nosotros en actitudes y conductas tóxicas, o si ya hemos caído, abordarlas con la ayuda apropiada y superarlas.  

Si Ud., se percata que está atrapado(a) en una personalidad tóxica, es determinante disponerse a aceptar con serenidad esta situación, a llenarse de valor para declarar, cambio y fuera, a dicha personalidad, para que su vida y la de las personas con quienes se relaciona mejore.

Amiga, amigo, los seres humanos hemos sido creados para relacionarnos con Dios y con nuestros semejantes. Estas relaciones deben tener como objetivo, potenciar nuestras capacidades para enfrentar todo tipo de circunstancias, abordar y resolver problemas, avanzar hacia el logro de metas y sueños, especialmente de la felicidad y la seguridad tan anheladas por todos.

Por lo tanto, la felicidad, la seguridad, y la calidad de vida a la que debemos aspirar, pasa por establecer relaciones caracterizadas por actitudes y conductas que se constituyan en factores de protección para nuestro entorno y para nosotros mismos.



Nuestros Vínculos


Cuando decides quedarte con el ganar y no con el perder, te vendrán las ganas de recomenzar.

Recomenzar es darse una nueva oportunidad, es renovar las esperanzas en la vida y lo más importante… es creer en uno mismo.

Hoy es un excelente día para comenzar un nuevo proyecto de vida.

Mira alto, sueña, anhela lo mejor; la vida nos trae lo que anhelamos.
Si pensamos pequeño, vendrá lo pequeño.

Si pensamos firme en lo mejor, en positivo y luchamos para alcanzarlo, eso llegará.
Confía en la vida, confía en ti y… ¡recomienza!

Hay personas que vinculan mediante discusiones porque se toman muy en cuenta entre sí, si así no lo hicieran serían indiferentes los unos con los otros. Cuando esto ocurre, se ha caído en la expresión del amor a través del choque. En estos casos, lo más conveniente es aprender a vincularse mediante otras formas más armónicas.

En cuanto a los conflictos, no los debemos considerar del todo negativos porque ellos son a la vez una forma para que las parejas, familiares y amistades, descansen de la relación cada cierto tiempo y establezcan sus posturas.

Las separaciones también juegan un rol importante, porque a través de ellas se restablecen las individualidades, y muchas veces dan cabida a una reconfirmación del compromiso de estar juntos. 
Las relaciones amorosas implican la solución de las diferencias. Nótese que hablamos de diferencias y no de problemas. Ya que una diferencia puede ser aprovechada para conocerse mejor, establecer los parámetros necesarios, “poner las cartas sobre la mesa”, negociar, y tomar decisiones favorecedoras.

No olvidemos que ninguno de los miembros de una relación debe imperar sobre el otro. Cada uno ha de respetar su  propia integridad y la del otro, en pro de la comunidad.

Cerremos con las sabias palabras de Khalil Gibran “Por muy larga que sea la tormenta, el sol siempre vuelve a brillar entre las nubes”. 



Ser Generosos


Hoy me he levantado preguntándome si podría identificar algunas de las causas por las que nuestra sociedad actual padece de tantos males como el consumismo, la violencia, la drogadicción, etc.

¿Qué hace falta? ¿Cómo podremos contribuir aunque sólo fuese en un miligramo a la curación de un medio social desgarrado y enfermo por tantos males y desdichas? ¿Será acaso que hemos olvidado que vivimos en una relación con los demás, que aunque a veces nos parezca innecesaria, nos hace ser lo que somos? ¿Qué ha pasado con la generosidad? Veo en nuestra actual sociedad como, de manera inconsciente, colocamos la comodidad, el dinero y la imagen como los valores supremos dentro de las virtudes que todo ciudadano moderno debe de tener. ¿Y la generosidad, dónde queda? Esa capacidad dentro del corazón humano que nos despierta la necesidad de ayudar a los demás, de entregar parte de nuestro tiempo a causas nobles, de desprendernos de algunas cosas que atesoramos, pero que nunca usamos. ¿Será que nuestra madre cultura nos está convenciendo de la importancia de la egolatría como medio de figurar más en el teatro social?

En esta época nuestra, que exalta como valores supremos la comodidad, el éxito personal y la riqueza material, la generosidad parece ser lo único que verdaderamente vale la pena en esta vida.

El egocentrismo nos lleva a la infelicidad, aunque la sociedad actual nos quiera persuadir de lo contrario. Cuando la atención se vuelca hacia el “Yo”, se acaba haciendo un doble daño: a los demás mientras se les pasa por encima, y a uno mismo, porque a la postre se queda solo.

Pero ¿Qué es la generosidad? Generosidad es pensar y actuar hacia los demás, hacia fuera. No hacia adentro.

A pesar de la gran desvalorización de la sociedad, hay que decir que muchos hombres y mujeres son ejemplos silenciosos de generosidad: la madre que hace de comer, se arregla, limpia la casa y además se da tiempo para ir a trabajar; el padre que duerme solo cinco o seis horas diarias para dar el sustento a sus hijos; la juventud generosa que ayuda a sus amigos cuando tienen problemas. 

Todos ellos son ejemplos que sin duda deberíamos seguir. Y estos actos de generosidad son de verdad heroicos. Siempre es más fácil hacer un acto grandioso por el cual nos admiren, que “simplemente” darnos a los demás sin obtener ningún crédito. Y es que casi todos tendemos a buscar el propio brillo, la propia satisfacción, el prevalecer sobre los demás y solemos evitar el dar nuestra luz a los demás.

Dar sin esperar nada a cambio, entregar parte de tu vida, volcarse a los demás, ayudar a los que lo necesitan, dar consuelo a los que sufren, eso es generosidad. Y no es un valor pasado de moda. La generosidad es la llave que abre la puerta de la amistad, es una semilla que siembra el amor, y puede ser la luz que nos saque del oscurantismo materialista dentro del cual, muchos de nosotros estamos viviendo en la más negra de las ignorancias.



sábado, 7 de octubre de 2017

Más Allá Del Horizonte


Visión de Futuro es una frase poderosa, los países tienen una visión de futuro, los líderes de un país tienen visión de futuro, los altos ejecutivos y dueños de empresas tienen una visión de futuro, las grandes transnacionales tienen una visión de futuro, sin esta visión no sabrían a donde van, y hacia dónde van a crecer con eficiencia, eficacia y productividad. Pero no solo ellos tendrían que tener una visión de futuro, todos tendríamos que tenerla porque esa visión es la que nos permite a los seres humanos saber a dónde vamos y construir nuestro futuro hoy.

Me gustaría abrir una línea de reflexión sobre lo que es tener una visión del futuro, me atrevo a decir que aquellos que han formulado una visión de lo que quieren ser, tienen más probabilidades de progresar, mientras los que carecen de esa visión pueden estancarse ya que les falta la fuerza que los impulsa a lograrlo.

No tener una visión del futuro nos puede paralizar, nos puede desviar del camino, ya que el futuro no es el lugar hacia donde nos dirigimos, es el lugar que estamos construyendo y que dependerá de lo que hagamos hoy.

El futuro es donde pasaras el resto de tu vida y tu visión te dará la fuerza que te motiva y te impulsa a la meta, teniendo esta visión clara, tus esfuerzos se dirigirán a su cumplimiento.

Esta visión de futuro que tienes es la que se tiene que transformar en tu meta real, en el fin último por el cual realizas todos los esfuerzos necesarios para alcanzar el nivel de vida deseado.

Pensar… soñar… desear…visualizar… tener una visión de futuro es el arma más poderosa para producir cambios, para la supervivencia en tiempos de crisis, para dar un significado a tu vida.


Cuando ya vislumbraste esa visión, cuando dejas la puerta, de alguna manera, entreabierta a tu deseo, cuando sabes que es difícil alcanzar lo que quieres pero no imposible, cuando sabes que ese deseo te da las agallas, la fuerza, la inteligencia, la voluntad, etc. para sortear los obstáculos en el camino, cuando sabes que tal vez tienes que presionar más allá de tus límites y aventurarte a lo desconocido, cuando sabes que tienes que producir cambios en tu vida para lograr tu deseo, es ese el momento cuando estas construyendo tu visión de futuro, en ese momento sabes lo que quieres y sabes que es lo correcto para ti y ya nada se interpondrá en tu camino.

Hugo W Arostegui

Las Emociones


Una emoción es un estado afectivo que experimentamos, una reacción subjetiva al ambiente que viene acompañada de cambios orgánicos (fisiológicos y endocrinos) de origen innato, influidos por la experiencia.

Las emociones tienen una función adaptativa de nuestro organismo a lo que nos rodea.

Es un estado que sobreviene súbita y bruscamente, en forma de crisis más o menos violentas y más o menos pasajeras.

En el ser humano la experiencia de una emoción generalmente involucra un conjunto de cogniciones, actitudes y creencias sobre el mundo, que utilizamos para valorar una situación concreta y, por tanto, influyen en el modo en el que se percibe dicha situación.

Durante mucho tiempo las emociones han estado consideradas poco importantes y siempre se le ha dado más relevancia a la parte más racional del ser humano. Pero las emociones, al ser estados afectivos, indican estados internos personales, motivaciones, deseos, necesidades e incluso objetivos.

De todas formas, es difícil saber a partir de la emoción cual será la conducta futura del individuo, aunque nos puede ayudar a intuirla.

Apenas tenemos unos meses de vida, adquirimos emociones básicas como el miedo, el enfado o la alegría. Algunos animales comparten con nosotros esas emociones tan básicas, que en los humanos se van haciendo más complejas gracias al lenguaje, porque usamos símbolos, signos y significados.

Cada individuo experimenta una emoción de forma particular, dependiendo de sus experiencias anteriores, aprendizaje, carácter y de la situación concreta. Algunas de las reacciones fisiológicas y comportamentales que desencadenan las emociones son innatas, mientras que otras pueden adquirirse.


Lo Que Mora En Nuestro Interior


La felicidad o la infelicidad no dependen de circunstancias externas. No hay ni felicidad ni infelicidad en las cosas externas, tu estado de alegría o de tristeza depende de tu reacción a esas cosas externas.

En realidad, las cosas no importan, lo que importa es tu visión de las cosas; todo depende de cómo miramos a las cosas. Así, en suma, la importancia es del individuo, y no del objeto: la importancia está en ti y no en el objeto que posees.

A raíz de esto, podemos decir que la felicidad o la infelicidad residen dentro de nosotros.

Epictectus dijo: “Si estás infeliz, ten seguridad de que tú eres la causa de eso”.

Yo diría lo mismo. Nosotros somos la causa de nuestra miseria, porque sea como sea que estemos, nosotros mismos creamos esa condición. Por favor, ten esta verdad en tu mente, porque no puedes transformar tu vida sin ella: si te sientes infeliz, sabe que alguna cosa está equivocada en tu punto de vista.

Una vida miserable es el resultado de una manera equivocada de ver las cosas y una vida feliz es el resultado de un abordaje correcto en relación a la vida.

Por favor, siempre que te sientas miserable, intenta buscar la causa de tu infelicidad dentro de ti, no del lado de afuera; entonces, gradualmente, descubrirás las causas de tu infelicidad, escondidas en tus propias reacciones. Entonces, una nueva vida comienza para ti.