Hay cuatro errores graves en la búsqueda de la felicidad y,
por eso, es esquiva para algunos que, acaso, mueren sin disfrutarla:
1. Poner la felicidad fuera de ti: tal persona es mi felicidad,
tal cargo, la riqueza, la fama o la belleza. Gran falla porque todo eso lo vas
a perder. Aprende a tener felicidad sin nada ni nadie, ponla en el ser, no en
el tener.
2. Identificarla con la ausencia de dificultades. ¿Sabes?,
los únicos que no tienen problemas son los muertos, hasta donde sabemos.
Felicidad no es ausencia de escollos, es disfrutar superándolos, como lo saben
bien los campeones y grandes artistas.
3. Postergar la felicidad: seré feliz cuando pase o viva tal
cosa. No, los seres felices lo son en el presente, ya. Se gozan lo pequeño y lo
grande en el instante. Como bien dijo un sabio: felicidad es amarse aquí y
ahora.
4. Creer que la felicidad es un estado de gracia constante.
No, en la vida hay estaciones, marea alta y marea baja, luz y sombra. La
felicidad es un modo de viajar no un edén al que llegas para siempre.
Tu felicidad va de la mano de la aceptación de ti mismo, de
los demás y de la realidad. La aceptación amorosa y serena evita que te
desgastes haciendo resistencia, una falla que es fuente de indecibles
sufrimientos. Con aceptación gozas de paz y no puedes sufrir.
Aprende de esta historia: cuenta la leyenda, que un humilde
picador de piedra lamentaba su pobreza y anhelaba ser tan poderoso como el Sol.
Pensaba: él es superior, nadie puede hacerle daño y está por encima de todo.
¡Quiero ser el Sol! Dios le concedió el deseo, pero una nube tapó su luz y se
dijo: la nube es más poderosa, así quiero ser. Se convirtió en nube, pero al
ver cómo el viento la arrastraba con su fuerza, su desilusión fue insoportable.
Entonces, decidió: quiero ser viento. Fue viento y soplaba con gran fuerza a
una roca, pero esta no se movía y pensó: ¡ella es realmente fuerte: quiero ser
una roca!
Ya como roca se sintió invencible, pero apareció un picador
de piedra que se acercó a tallarla. Entonces, se dijo: mi condición inicial no
era tan mala, deseo volver a ser el picador de piedra. No se sabe si logró su
deseo.
Ojo: para ser feliz, transita confiado y en sintonía con
Dios por ese sendero que Buda llamó El Camino medio que te aparta de extremos
viciosos. El reto es lograr un balance entre el dar y el recibir, lo espiritual
y lo material, la suavidad y la firmeza, lo interior y lo exterior. Para ser
feliz hay que exorcizar odios, culpas y rencores. Sin perdón no hay felicidad.
También necesitas cultivar una actitud optimista, ya que todo depende de la
actitud y tú reto para estar bien es amarte, aceptarte y adaptarte a la
realidad tal como es.
Optimismo no es soñar con un mundo sin obstáculos, es
confiar y trabajar hasta que se superan, y eso da satisfacción. El optimista es
un arquitecto de las circunstancias, el pesimista es una víctima de las
circunstancias.
En un paseo, el pesimista se queja de las tierras que no
posee, mientras el optimista disfruta el paisaje.
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