domingo, 1 de octubre de 2017

La Buena Comunicación


¿Cuántas veces comunicamos algo y los demás lo interpretan en forma muy diferente a lo que esperábamos? ¿Cuántos conflictos personales se generan a partir de un malentendido? Vivimos en sociedad y dependemos los unos de los otros en infinidad de aspectos. Por eso es fundamental tener la capacidad de expresarnos y aprender a comunicarnos de forma eficiente con los demás.

Tanto si queremos prosperar, como si queremos cultivar una intensa vida social que nos satisfaga a nivel personal, necesitamos mejorar nuestras habilidades para la comunicación. Pero, para ello, es necesario tener en cuenta algunas claves que nos ayudarán a ello.

“Para aprender a comunicarnos efectivamente debemos darnos cuenta de que todos somos diferentes en la forma en que percibimos el mundo y usar ese conocimiento como guía para comunicarnos con otros…”.
-Tony Robbins-.

Cuando reiteramos nuestro mensaje dando demasiadas explicaciones, una y otra vez, nuestro interlocutor puede sentirse menospreciado, como si pensáramos que no es capaz de entenderlo a la primera. Siempre es posible plantear algo sumamente profundo y significativo, pero de manera sencilla, sin tantas aclaraciones y repeticiones.

Para conseguir que nuestra comunicación sea efectiva, tenemos que expresarnos de manera específica y clara. Dejemos a un lado las ambigüedades y generalizaciones y digamos exactamente lo que queremos. Si nos expresamos sin rodeos, el efecto será mucho mejor.

“No hay nada más admirable que una persona que habla claro desde el principio”.
-Candidman-.

Aunque sea una obviedad, no siempre nos damos cuenta que el objetivo principal en una conversación es comunicarse de una forma eficaz. Si aprendemos a expresar correctamente nuestras ideas, seremos capaces de entendernos mejor con los demás y conseguir acuerdos de provecho para las dos partes. Por lo tanto, debemos centrarnos en este objetivo y dejar de lado aquello que nos dificulte esta misión, es decir, necesidad de autoafirmarnos, críticas negativas, vanidad, etc.

Existe una fórmula sencilla para poder llevar a cabo una conversación que resulte comunicativa y agradable a la vez que lograremos transmitir nuestras emociones.

La primera será escuchar muy bien a nuestro interlocutor. En este caso no estamos hablando sólo de educación, ya que escuchar a los demás atentamente nos predispone de una manera positiva ante ellos y nos proporciona una valiosa información sobre la persona que tenemos delante. Reflexionar antes de hablar, también resulta de suma importancia. No hay que dejarse llevar por la improvisación. Si vamos a mantener una conversación de importancia, es necesario dedicar algo de tiempo para prepararnos los argumentos, de esta manera no correremos el peligro de dar un paso en falso

Es conveniente, de igual manera,  prestar una especial atención al lenguaje de los gestos ya que aunque las palabras son las que llevan el peso de un discurso, las miradas y los gestos son las que comunican los sentimientos. También resulta de extrema importancia ser modesto.

A nadie le  gusta conversar con alguien cuyo tema principal de una conversación sean sus méritos. Los hechos y no las palabras son las que deben demostrar lo que valemos, por tanto, es mejor pecar de humilde que de soberbio.

No estamos tratando de vender nuestra persona, sino de entendernos con los demás.

Muy importante es tratar de conectar a través de las emociones con los demás. Debemos tratar de expresar nuestros sentimientos con la empatía y con la humildad y por supuesto pensar en un buen final para concluir nuestra exposición de una forma divertida o agradable, para dejar un buen sabor a las personas que nos han estado escuchando, lo que nos predispondrá a su favor.


Lo que nunca deberemos de hacer es mentir, por muchas excusas que encontremos o ser demasiado impulsivo. Es positivo ser natural y espontáneo.

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