Realmente creo que existe una distancia muy grande entre una
persona con enfoque y una sin ella, pues quien tiene enfoque
personal concentra todas sus fuerzas en sus objetivos, sin distracciones y
entregando lo mejor de sí mismo en cada cosa que hace.
No
hace las cosas porque sí, sino que es excelente en cada tarea que tiene entre
manos.
Tus expectativas del futuro:
– Tu satisfacción y mejora el trabajo
– El concepto que tengas de ti mismo
– Tu motivación
– Tu proyecto o plan de vida
– Tu propósito o sentido de vida.
– Tu rol como padre o miembro de tu familia
– Tu satisfacción y mejora el trabajo
– El concepto que tengas de ti mismo
– Tu motivación
– Tu proyecto o plan de vida
– Tu propósito o sentido de vida.
– Tu rol como padre o miembro de tu familia
Puede ser que alguno de estos aspectos de tu vida estén
desenfocados, es decir, no se aprecian como deberían ser, o presentan un ángulo
no muy agradable y finalmente la imagen que tienes de tu realidad no te sirve
para vivir mejor y ser feliz, o tienes la sensación de no tener el control
sobre ellos. Eso es estar “desenfocado”. Tu energía se dispersa
tratando de encontrar un balance adecuado, pero sin éxito.
¿Qué es el enfoque
personal?
Bueno, para empezar, al escuchar la palabra “enfoque”, entendemos que es la acción que ayuda a “ver mejor”, pensando en una cámara fotográfica, es la acción que nos permite tomar mejores fotografías, que captan toda la belleza o concepto que queremos capturar.
Bueno, para empezar, al escuchar la palabra “enfoque”, entendemos que es la acción que ayuda a “ver mejor”, pensando en una cámara fotográfica, es la acción que nos permite tomar mejores fotografías, que captan toda la belleza o concepto que queremos capturar.
La misma aplicación tiene esto para
la vida. En ocasiones, parece que tus expectativas, tu trabajo, tus
amigos, en general “tu realidad” está desenfocada. Es entonces
cuando estamos más vulnerables a la “ley mental del accidente”. Y ¿Qué
dice esta ley? Que cuando renuncias a enfocar tu energía hacia un propósito o
proyecto, tú no ya controlas tu vida, sino la vida te controla a ti, y
estás a merced de los acontecimientos.
Esta visión es muy cómoda,
porque atribuyes todo a fuerzas externas e incomprensibles de lo que te pasas y
nunca tomas el control de lo que está a tu alcance, pero al a vez es muy
peligrosa, porque te puede llevar al precipicio.
Tú decides en que pones la atención
No sé si te ha pasado, que de pronto te descubres apesadumbrado, porque sin darte cuenta “decidiste” dejar pasar a tu mente todo lo que no tienes. En pocas palabras, “decidiste” poner atención en lo malo.
No sé si te ha pasado, que de pronto te descubres apesadumbrado, porque sin darte cuenta “decidiste” dejar pasar a tu mente todo lo que no tienes. En pocas palabras, “decidiste” poner atención en lo malo.
La buena
noticia, es que podemos salir de ese estado “desenfocado”, para “ver” lo que
realmente queremos y para apreciar las bendiciones y cosas buenas que tenemos y
sobre todo, los recursos con que contamos para lograr nuestros sueños y metas.
La gran
mayoría de las personas decide enfocar su atención en los problemas, en las
facturas que tiene que pagar, en lo caluroso o friolento que esté el clima, en
el tráfico, en lo pesado que es el trabajo o el jefe, en lo que no tiene, en lo
que perdió, etc. La mente se atiborra de cosas a las que decidimos
ponerles atención. Pero ¿Por qué estamos tanto tiempo en ese
estado mental? Porque así lo decidimos.
La clave fundamental para el enfoque
personal
Existen varias claves para poder energizar nuestra vida con otro “enfoque”. En primer lugar, tenemos que poner atención en otra cosa, en algo que nos motive.
Existen varias claves para poder energizar nuestra vida con otro “enfoque”. En primer lugar, tenemos que poner atención en otra cosa, en algo que nos motive.
El poder de decidir, aunque suene a cliché,
“está en ti mismo”, pero es cierto, tú puedes decidir si pones atención
en pensamientos “capacitadores” o en pensamientos “limitadores”.
Yo
recomiendo empezar pensando en lo que quieres tener o lo bueno que te ha
pasado, o como se suele decir “contar tus bendiciones”, en lugar de tus problemas.
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